Ya dije que para compensar un poco el blog y que no parezca que va de cine y música, iba a empezar a hablar de mis libros. Los recientes y los antiguos. Los que tengo entre manos, o los que me han calado hasta los huesos. También los que tengo por leer, que no son pocos. EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO tiene esa doble condición: fue uno de mis mejores compañeros de juventud y me gustaría que volviera a serlo en la vejez. Como sabéis no es un libro, sino siete, es decir, una compañía de las buenas.
"Lo que a mí me parece mal en los periódicos es que soliciten todos los días nuestra atención para cosas insignificantes, mientras que los libros que contienen cosas esenciales no los leemos más que tres o cuatro veces en nuestra vida."
(Por el camino de Swan, pag 39)
Compré el primer volumen de En Busca, a finales del verano de 1972. El segundo, A LA SOMBRA DE LAS MUCHACHAS EN FLOR, lleva fecha de "invierno de 1973". Busco un subrayado mío para recordar mi paso por sus líneas:
"Y en fin de cuentas, esto de acercarse a las cosas y personas que desde lejos nos parecieron bellas y misteriosas, lo bastante para darnos cuenta de que no tienen misterio ni belleza, es un modo como otro cualquiera de resolver el problema de la vida; es uno de los métodos más higiénicos que podemos elegir, no muy recomendable, pero nos da cierta tranquilidad para ir pasando la vida y también para resignarnos a la muerte, porque como nos convence de que ya hemos llegado a lo mejor, y de que lo mejor no era una gran cosa, viene a enseñarnos a no echar nada de menos".
(A la sombra de las muchachas en flor, pag 589)
Estudiaba yo arquitectura en Barcelona y la gente con inquietudes solía leer mucho marxismo. No era fácil encontrar otro proustiano entre los compañerosde la Escuela pero yo lo encontré en Joan Isart. Pasamos muchas tardes compartiendo nuestros subrayados de Proust.
El séptimo volumen, EL TIEMPO RECOBRADO, lleva fecha de la primavera de 1975.
“Pero a veces, en el momento en que todo
nos parece perdido, llega la señal que puede salvarnos; hemos llamado, a todas
las puertas que no dan a ningún sitio, y la única por la que podemos entrar y
que habríamos buscado en vano durante cien años, tropezamos con ella sin
saberlo y se nos abre.”
Al final del séptimo volumen escribí: "Acabado (?) el 14 junio de 1975". Ahora me pregunto: ¿en verdad estudié yo arquitectura mientras se acababa el franquismo? ¿O leía a Proust?
En enero del 91 fui a París en un viaje de la Escuela y me hice con algunos datos para ver las casas de Proust. Me llegué hasta ATEUIL, al número 96 de la rue de la Fontaine, donde nació, e hice una foto de la calle y de la entrada a la casa. Había una placa conmemorativa:
En la foto de la calle anoté que toda esa esquina era el huerto de la casa:
La calle Fontaine es la de la derecha y la casa donde nació Proust es aquella del fondo que se sale de la nueva alineación. Se entiende mejor la calle con la foto de Google street view tomada desde el otro lado.
Todas las casas que van detrás de la de Proust, son nuevas. Por cierto, observo al pasar con GSV por delante de la puerta del 96 que la placa conmemorativa ha desaparecido.
No sé con qué información me hice para aquel viaje a París, pero las otras dos casas que visité fueron de sus años juveniles en el centro de la ciudad. La casa en la rue Malesherbes número 9, cerca de La Madeleine, desde donde le llevaban de paseo a los jardines de la Tullerías:
O la casa de la rue Courcelles n. 45, a la que conseguí entrar y subir por su noble escalera:
Lo curioso es que mi información era bastante incompleta porque dejé de visitar la casa en la que se hizo forrar su habitación de corcho para aislarse de los vecinos y poder dormir de día mientras de noche escribía su gran libro, es decir, la casa del Boulevard Haussman 102 que visito ahora gracias a Google Street Views
Parece que el banco se ha hecho con toda la planta baja y no es fácil adivinar por donde se entrará ahora a la casa. En todo caso se ve una placa dedicada a Proust a la derecha.
En el año 2001 pasamos el verano en las afueras de París, cerca de Versalles, y obviamente fuimos a Chartres para ver su bellísima catedral. Pero mi vena proustinana estaba algo seca porque no se me ocurrió ir hasta el cercano pueblecito de Illiers donde de niño pasaba Proust sus vacaciones de verano.
Voy ahora con google earth:
Oooh, es poco más que Anguciana. Proust dejó de ir a Illiers a partir de los nueve años porque no le sentaba bien para el asma (como a mí Anguciana). De ese modo Proust convirtió a Illiers en Combray, es decir, en su paraíso perdido (...). Ahora Illiers se llama Illiers-Combray.
Busco la casa de Proust entre las fotos de Panoramio y me salen un montón de ellas hechas por un tal Fernando Alonso Yuste que hizo con su mujer y sus hijos lo que yo tenía que haber hecho aquel verano. Alonso debe de ser un entusiasta de Proust pero no es muy hábil con Google Earth y ha llenado todo Illiers con sus fotos diciendo en todas que Illiers es la casa de Proust... Puestos a elegir me quedo con esta:
Aunque en cuanto a fiabilidad, al menos en esta hay un cartel que dice que está el museo Proust...:
Lo que es seguro es que desde 1922 Proust está en el cementerio de du Pere Lachaise, en el distrito XX
La primera vez que estuve en Paris, en 1989, no anduve lejos de allí pero tampoco se me ocurrió ir a su tumba. Voy ahora pero me cuesta mucho encontrarla pinchando una a una las fotos de Panoramio en Google Earth.
Según la busco me voy encontrando con otros personajes a los que también podría hacerles un hueco aquí en sPyPnic. Por ejemplo, Oscar Wilde:
O Edith Piaff:
A Honoré de Balzac (en obras):
O Chopin:
A quien no me esperaba encontrar es a Jim Morrison (!), el líder de los Doors, muerto (?) a los 27 años en París. Su tumba tiene tantas flores como pintadas alrededor. Hay fotos en las que aparece rodeada de vallas para protegerla de sus fans más colgados:
Bueno, al fin llego a la de Marcel Proust. Es muy sencilla. Yo diría que rehecha:
Contemplando la tumba recuerdo sus momentos finales. Su enfermedad crónica. Su asma. Sus ahogos, sus nervios. O mejor dicho, me los recuerda una interesante web médica de Santiago de Chile que incluye una foto de Proust en su lecho de muerte a los cincuenta y un años:
Cuando leí a Proust apenas conocía una o dos fotos tuyas. Ahora en internet deben de estar todas. Solo cojo unas pocas y trato de verlas hacia atrás. En busca del tiempo perdido. En busca del tiempo recobrado:
“Deseamos apasionadamente que haya otra
existencia en la que seríamos iguales a lo que somos aquí. Pero no pensamos que
aún sin alcanzar esa otra vida, en esta misma y al cabo de algunos años somos
infieles a lo que hemos sido y a lo que queríamos ser eternamente. Aún sin
suponer que la muerte nos modificase más que esos cambios que se producen en el
curso de la vida, si en esa otra vida encontráramos el yo que hemos sido, nos
apartaríamos de él como de esas personas con las que se ha estado ligado, pero
que uno no ha visto por mucho tiempo y cuya conversación ya no sería ahora sino
molestia e inoportunidad. Uno sueña mucho con el Paraíso, o mejor dicho con
numerosos paraísos sucesivos, pero todos son, mucho antes que uno se muera,
paraísos perdidos y donde uno estaría perdido.”
Sodoma y Gomorra.