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jueves, 31 de diciembre de 2015

798. HABLAR (6). DEL CINE A LA PINTURA


Con las conversaciones me pasa últimamente como con las películas: que si no se mantiene un buen  ritmo cómico o dramático, bostezo, me aburro y no hago otra cosa que pensar en cuándo me levanto de la silla. Y lo tengo crudo pues por lo que veo en los comentarios y las críticas de cine, la gente tiene mucho más aguante que yo. Se tragan cualquier petardada y encima dicen haberlo pasado bien.

Item más: mientras el cine es una obra de creación que permite todo tipo de ajustes y correcciones, las conversaciones son obras de la improvisación, un arte que, como sé muy bien por mi paso por el jazz, necesita de todo tipo de tópicos o frases hechas para conseguir cerrar una intervención.

Durante mucho tiempo he solucionado mi problema a base de hablar más que nadie. La única forma de no aburrirme en una conversación es hablar yo y hablar yo. Algunas veces funciona; no me aburro; pero al acabar la conversación tengo una sensación muy molesta de haberme pasado mucho. Y de ser un maleducado (véase spyp 347). Por suerte no siempre es así, porque últimamente siempre me topo con alguien que quiere hablar más que yo -no sé muy bien si para no aburrirse o no, pero tanto da.

Debería revisar ese tipo de cine lento y parsimonioso, a veces plúmbeo, como el de Antonioni por ejemplo, en el que apenas pasa nada. En el que la esencia no es lo que pasa o lo que se dice sino tan sólo la puesta en escena de una atmósfera, una sensación, unos estados de ánimo, una pintura muda. Ah, sí, la pintura, ese arte sin palabras que tengo tan abandonado. Quizás debería volver a él también. Aunque solo fuera para hacer de cada conversación un cuadro.



lunes, 23 de marzo de 2015

774. JUAN CLAUDIO CIFUENTES





La semana pasada falleció Juan Claudio Cifuentes de quien guardo un gran recuerdo de cuando nos grabó en Logroño un programa de Jazz entre Amigos. No recuerdo si fue en otoño del 90 o invierno del 91 pero de lo que si me acuerdo es que yo no llevaba más de seis meses tocando el saxofón y que ...¡ya salí como músico en televisión!

Como es un homenaje póstumo y no lo hago para darme pote ni para hacer dinero, le ruego a tve2 que no bloquee el enlace a youtube donde he colocado íntegro el programa después de haber digitalizado la videocassete que tenía guardada del mismo y haberlo subido a la red.

Perdonen la pequeñas deficiencias.

¡Ah! por cierto, sólo por el mérito de haberse interesado por nosotros Juan Claudio Cifuentes ya es, oficialmente, nuevo héroe spyp.

martes, 21 de mayo de 2013

598. PAT MARTINO EN LOGROÑO



El rito de los conciertos de jazz en los teatros me resulta cada vez más frío y ajeno. Supongo que es por la gran distancia que media entre el interprete y el público. Pero si encima el público es de Logroño y el músico es uno de los más grandes virtuosos de la guitarra del mundo jazzistico, más que aire lo que parece que hubiera entre unos y otro es hielo. Y sin embargo fui al concierto. Y sin embargo, salí contento. Bueno, salir salir no, porque en la salida, es decir, en el momento en que PAT MARTINO dejó de tocar, pusieron música de ambiente, detalle de tan mal gusto que sería como para quemar la sala. Digo mejor que me lo pasé bien porque fui en la agradable compañía de Javier Dulín (¡entusiasta guitarrista de jazz!) y porque desde el primer al último tema conseguí abstraerme del lugar y meterme de lleno en el flujo de música que salía de la guitarra de Pat y de su selecta compañía. Un flujo siempre abstracto que no pocas veces comparé con otras experiencias artísticas de la abstracción, y que sólo se hace entendible por la estructura general de los temas (algo repetitiva a lo largo del concierto) y por la excelente coordinación entre los tres músicos.

Pasado el concierto tengo otro problema. No sé si será también por la propia abstracción del jazz moderno pero tiendo a olvidar los nombres de los músicos de jazz tan rápido como sus melodías (si es que has pillado algo de melodía en la exposición de algún tema). Quede constancia por tanto con esta entrada que el gran Pat Martino estuvo en Logroño en mayo del 13 y que yo estuve allí.

Y como le vi desde muy lejos (donde costaba 8 euros y su figura era también muy abstracta) pongo una foto  de cerca tomada en la red para darle un poco de "figura"


Ah, y se me olvidaba otra cosa: desde allí arriba no se oía muy bien. Los instrumentos sonaban algo hinchados, como con un poco de eco. Lo noté al comenzar el concierto; lo que pasa es que, como decía antes, luego me concentré en la música y no me importó mucho.





viernes, 8 de febrero de 2013

536. JAVIER COLINA



Decir que JAVIER COLINA es un monstruo del contrabajo o uno de los mejores músicos de jazz de España no es decir nada nuevo, así que lo que cuento aquí es que la semana pasada tocó en el Central y que tuvimos la enorme suerte de verle en directo. Todo un lujo. Un lujazo. Porque verle frasear con tanta soltura e imaginación sobre el traste de ese armario no es cosa que uno pueda ver todos los días. A pesar de ser un figura, Colina presenta los temas con gracia y sencillez y eso se agradece mucho. Y por si fuera poco, inclinó la balanza del repertorio hacia temas y compositores latinos, lo que siempre le da marcha a un concierto en directo.

Dicho esto y antes de comentar los tres discos que tengo de Colina para elegir uno y ponéroslo en el sPyPdB, voy a hacer algunas consideraciones sobre el contrabajo y el jazz porque me da que cuando uno es un virguero con ese instrumento es fácil incurrir en alguna de sus contradicciones y salirse de los límites del buen gusto o de la disciplina musical.

Renato Valeruz nos enseñó que el jazz es una música que se hace con un contrabajo y una partida variopinta de otros instrumentos cualesquiera. Y cada vez que oigo un contrabajo bien tocado, más le doy la razón. El contrabajo es entonces el cimiento, o incluso la estructura, pero cuando quiere ser la fachada, ayyyy, me temo que se mete en jardín ajeno.

Los tres músicos que acompañaban a Javier Colina el otro día en Madrid, piano, batería y contrabajo, no pudieron estar mejor en su papel secundario respecto a la gran figura del contrabajista. Y aunque Colina, protagonizara las presentaciones, se extendiera en las introducciones a los temas o soleara largo y sentido, todo ello era entendible y asumible por la expectación del directo y el carisma del líder.

Ahora bien, cuando esa misma música se congela en un disco puede llegar a rayar bastante y de ahí quizás, que Javier Colina tenga también el acierto de no prodigarse en grabaciones.



Hace unos años me compré en el mismo Café Central el CD que grabó con Tete Montoliu en agosto de 1995. Lo puse en casa y recuerdo que no me entusiasmó. Es decir, que no creo que lo escuchara más de dos veces. Lo he vuelto a oír esta semana y está bien para un rato (¡cómo no!), pero oído por los altavoces  acaba siendo música decorativa. Fijaros bien: los mejores músicos de jazz de España, los mejores artistas, ... para acabar siendo decoración ambiental. Ay ay.


No pasa lo mismo con el disco que grabó en el VILLAGE VANGUARD de Nueva York con Bebo Valdés en noviembre del 2005, es decir, diez años después. Y ello porque los temas latinos son mucho más marchosos y reconocibles que los más abstractos de los norteamericanos. El problema en este álbum viene cuando el contrabajo se pone a hacer solos y tienes que subir el volumen del aparato para recordarte que estás escuchando una canción, o aún peor, cuando el contrabajista solea con el arco y suena a una cosa intermedia entre un chello ronco o una cuchufleta.


El tercero de los discos que he escuchado esta semana es la muy elogiada y hasta premiada grabación que hizo el año pasado con la catalana SILVIA PEREZ CRUZ, una cantante a quien escuchamos de lejos a finales de agosto en Mass Sorrer, un pijobar poco recomendable a las afueras de Torroella de Montgrí. Ya en aquel concierto que, como digo, oímos de soslayo, me pareció que Silvia era una voz perfecta pero sin personalidad alguna, y la audición atenta de este disco me lo corrobora de todas todas. Si oyes la voz de Silvia como si fuera un instrumento musical, aún, pero para dar vida a esos boleros o a esos acentos cañís hace falta mucha más autenticidad y mucho menos impostura.

Dicho lo cual, lo que mejor que os puedo desear es que tengáis la suerte de poder ver a Javier Colina en vivo y en directo, y en todo caso, y si no os importan mucho mis objeciones, que disfrutéis por los altavoces de casa de algunas de las maravillosas canciones del disco con Bebo. 

sábado, 29 de diciembre de 2012

507. BROKEN BROTHERS BRASS BAND - THE LIFE WE DESERVE



Decía posts atrás que el 2012 ha sido para el sPyP el año Radiohead, o el año Dylan, o el año..., pero no, permitidme corregir ese error antes de que acaben sus días: 2012 ha sido el año BROKEN BROTHERS BRASS BAND porque poco antes de que se terminara han grabado su primer CD: THE LIFE WE DESERVE. Y eso es lo que se merecen los lectores del sPyP, música de la BBBB.

Cuando empecé a oir música en serio me dijeron que la mejor fórmula era las tres BBB: Bach, Beethoven y Brahms. Visto lo oído, esa fórmula se ha quedado anticuada porque quien no haya escuchado las cuatro BBBB no sabrá nunca lo que es la música.

Bueno, bromas aparte, la noticia es que los últimos herederos del gran Renato Valeruz y los primeros monstruos que está dando la escuela de Jazz de Pamplona han conseguido hacer un CD y ponerlo a la venta en lugares muy selectos, o seguramente en internet (mirad en myspace o en www.labroken.com si ya han acabado de construirla). Los chicos de la Broken ya han sido noticia en ente blog alguna que otra vez (sPyP 334) pero como yo soy incapaz de decir nada mejor que lo que ha escrito sobre ellos en la solapa del CD su ex miembro ALBERTO ANAUT transcribo palabra por palabra lo que dice en el CD como presentación:

"Ya no hace falta haber nacido en Jamaica para tocar reggae ni ser de Detroit para convertirse en una estrella de soul: los japoneses tocan flamenco, los alemanes ska y los vascos música de New Orleans.

Conocí la Broken Brothers Brass Band -y me hicieron sentir uno de ellos- entre 2007 y 2009. No había escuchado música de Brass Band pero sabía que la guitarra no formaba parte de la formación estándar (generalmente capitaneada por un helicón y completada por trombones, saxos, trompetas, percusión y coros).

Sabía que una brass band es el alma de la fiesta. Que bebiendo del gospel como hicieron el soul, el blues o el rock, persigue otro objetivo. Su función es animar a la gente, despedir a sus muertos y convertir lo que fueron instrumentos militares en armas de celebración. Sumando la amistad que aún hoy comparto con los músicos de esta banda, me parecieron razones más que suficientes para unirme a su causa. Y qué demonios, amo a The Meters.

Aprendí con ellos que la música no es sólo un conjunto de armonía, melodía y ritmo. Que hacen falta pelotas, corazón y alma, y que se pueden vivir encerrados en el cuerpo de un octogenario, una mujer percusionista o de un niño que empieza a sacar sonido a su trompeta.

Tuve la oportunidad de tocar en festivales de jazz de renombre y en las peores calles de París y siempre obtuvimos la misma recompensa: una gran sonrisa, baile y un vaso de cerveza. Es algo humano: escuchar a una banda de vientos con esa energía y no sentir una curiosidad no es una opción.

(el sPyP 334 desmiente esta última gran y voluntariosa  frase, pero sigamos...)

Tras unos años sin tocar con ellos escucho complacido que siguen mejorando. Que no dejan de respetar la tradición como demuestran en Glory, glory/Jesus on the mainline (espirituales tradicionales americanos que aquí se convierten en un fiestón de improvisación colectiva) y que, para mi alegría, no han dejado de lado su afición al groove. Prueba de ello es el epílogo Outro (the life we deserve), en parte tributo a Headhunters, en parte a las brass modernas que admiran.

Que los talentosos Ion Celestino (trompeta y liderazgo espiritual) y Alberto Arteta (saxo tenor) siguen formando un dúo con "savoir faire". Basta escuchar la composición de Arteta Mr Mistaker que inaugura el disco -con permiso de la introducción- para deleitarse con dos solistas de altísimo nivel. No sólo es técnica, es también conocimiento del lenguaje y esa mezcla de tradición y atrevimiento que me fascina.

"La Broken" no sería tal sin Alfonso Areta y su capacidad para llenar un helicón de aire a presión durante horas mientras camina. No sé donde guarda esos pulmones. Se admiten apuestas. 

Parece ser que no sólo han añadido a Iñaki Rodríguez en el saxo barítono (fichaje importante) sino que Juanga Lakunza se suma al genio y figura de Txarli Otxoa (trombones).

Mención especial merecen los percusionistas Jon Uribeetxeberria (bombo) y Gorka Gaztambide (caja). Dos magníficos baterías de jazz reconvertidos en una sola máquina de ritmo. 

Como si de un himno se tratase, el Broken Brothers Blues (lo firma Juanga Lakunza) nos recuerda que es ahí donde todo empezó. Los instrumentos conversan elegantemente en la melodía y los solos de saxo barítono y trombón honran la tradición del blues.

Con una armonía algo más sofisticada pero compartiendo esas raíces se encuentra la composición de Ion Celestino Broken on a wedding. Cómo me gusta la introducción.

Su particular homenaje a la Rebirth Brass Band se hace patente en los temas Watchawanna y Broken Heldu da. Cantar música de Nueva Orleans en euskera, hallelujah.

Otro homenajeado es Mingus, de ahí la estética disonante y desarrapada de Moanin'. Suena como si los miembros rebeldes de una big band hubiesen escapado del auditorio y se paseasen tocando por las calles en señal de protesta.

Aquí tenemos a un grupo de vascos tocando con pelotas, corazón y alma buen blues, gospel, jazz y todo lo que nos fue negado a los blancos durante tanto tiempo.

Puedo asegurar que su directo es una fiesta emocionante. De este disco diré que es lo más cerca que se puede estar de grabar ese momento. 

Que lo disfruten y lo bailen. 

Y mejor fiesta que la de fin de año para disfrutar y bailar, añado, ninguna. Así pues, mientras encontramos la oportunidad para pagarles las cervezas que hagan falta a los miembros de la BBBB, los privilegiados lectores sPyPdB ya saben donde lo tienen.



viernes, 2 de noviembre de 2012

469. POR TODOS LOS SAINTS




Me ha dejado tan mal sabor de boca el post anterior que voy a lavármela rápidamente con esta pequeña fiesta organizada en la Casa Blanca. Ayer en Bilbao, Alfonso me habló de ESPERANZA SPALDING, contrabajista y cantante de jazz que nos puede devolver al cielo tras esta aciaga mañana de día de muertos.

¡El sPyPnic vuela alto! ¡No más de un segundo de desánimo!

Y como habíamos empezado por San Sebastián pues allá vamos de nuevo. Que lo de la Casa Blanca ha sabido a poco:




Y otra más, qué caramba, que las malas noticias eran tres y esto, de pura maravilla es además gratis:



viernes, 28 de septiembre de 2012

449. BIG MAMA AND CRAZY BLUES BAND



En estos días tribulatos en que Políticos y Periodistas andan volviéndonos locos con la mandanga de la independencia de Cataluña, nada mejor para curarse del espanto que ver a un grupo catalán tocando música sin fronteras en el Café Central de Madrid. ¿Big Mama? No, yo diría GREAT MAMA, porque es con ese tipo de grandezas universales con la que resultan completamente ridículas las así llamadas "señas de identidad nacionales".

Cumplía yo años el pasado día 21 de septiembre y nada mejor para celebrarlo que un buen concierto de jazz en el Café Central, que por fin ha cambiado su protocolo de admisión y ya permite hacer reservas telefónicas para sus asientos delanteros. Una llamada dos días antes, y plaza asegurada. Eso es subir de nivel (ver su web).

Yo no tenía ni idea de quienes eran Big Mama y su grupo, pero pintaban estupendo. Mientras esperábamos a que diera comienzo el concierto, otra agradable sorpresa: justo en el asiento de enfrente de nuestra misma mesa se vino a poner nada menos que el riojano René Bernedo, el guitarrista invidente de jazz con el que coincidí varias veces en Logroño en los gloriosos años de Renato Valeruz


Hablamos de los viejos tiempos y me contó que también conocía a Montse (Big Mama) de aquellos mismos años, porque coincidió con ella en un taller de jazz de Barcelona.

Como la mayoría de los cantantes de blues, Big Mama no va de estrella y eso se agradece un montón. No conozco muchos grupos de blues en España, pero dudo que haya muchos por encima de su nivel. El año pasado tuvimos la suerte de acudir al Blues Festival de Springfield en Oregón, y puedo asegurar que para nada desentonarían en aquel escenario. La diferencia está en que en Estados Unidos hay grupos de blues a patadas, mientras que en nuestro país hay que tener suerte para dar con uno de este nivel.

Pero por si Montse no brilla lo suficiente para cierto público exigente, y eso que tiene una voz muy bonita, junto a ella hay un músico de verdadera categoría, el armónica y piano Victor Puertas, cuyas improvisaciones y efectos sonoros con la armónica levantan la admiración requerida en los conciertos en directo. El bajista y el batería aportan oficio y discreción, lo que también es muy de agradecer, porque es un peñazo en esto del jazz que todo el mundo tenga que ir de artista.



Big Mama vino a nuestra mesa en el descanso a recordar los viejos tiempos del taller de jazz. "Todavía me acuerdo -le dijo a René- de una cinta de Wes Montgomery que me grabaste. Qué gusto estar en Madrid -continuó diciéndonos con su acentazo catalán (un acento que no se nota nada cuanto canta en inglés, ja ja ja)-, qué bien me tratan, qué bien me lo estoy pasando; no me importaría quedarme a vivir aquí". También hablamos de Logroño, de las clases de Renato, de su Big Band y del grupo de dixie que hicimos luego. Así que cuando atacó el Sweet Georgia Brown en la segunda parte le salió decir "¡para mis amigos de Logroño! Y qué bien sonó eso en el Central.

No podíamos marcharnos de allí sin llevarnos un recuerdo para compartir con nuestros lectores del sPyPmusic que no tengan la oportunidad de encontrarlo en una tienda o de coincidir en algún concierto de Big Mama. Quien sabe, quizás tampoco nosotros tengamos la suerte de verla de nuevo en directo. Pero en todo caso, siempre guardaremos con cariño su dedicatoria,


y sobre todo, ese buen feeling que nada tiene que ver con ser de Madrid, de Barcelona o de Logroño; o con ser artista, discreto músico, o espectador. Trataremos de guardar siempre ese buen feeling de vibrar con la buena gente al ritmo de unos buenos blues.



sábado, 18 de febrero de 2012

334. POR QUÉ DEJÉ LA MUSICA




Las pasadas navidades nos visitó la Broker Brothers Brass Band con un pasacalles por el Casco Viejo de Logroño que además de hacernos pasar un rato de música estupendo, tuvo el efecto de recordarme porqué había dejado de tocar yo en la calle. Y es que en la San Juan, calle de tomar vinos y de estar sin nada que hacer, estuvieron estos entusiastas del jazz tocando un buen rato, y la gente pasando por delante como si oyeran un tocadiscos.

De haber descubierto antes un público como el de este vídeo, lo mismo hubiera seguido yo tocando la tuba:



(enlace descubierto gracias a  Carlos Corrales Criche, http://eltrol.tumblr.com)



sábado, 21 de enero de 2012

306. NON OLET. RAFAEL SÁNCHEZ FERLOSIO.



A ver ¿cómo a un tipo como yo, gente culta, leída y paciente, se le podían caer de las manos cualesquiera obra de artículos o ensayos de uno de los mejores escritores de lengua castellana vivos? ¿y cómo he podido pasar todos estos años ocultando a los amigos que mal que bien llegaba hasta el final de sus artículos en la prensa pero que en cuanto a libros del señor Sánchez Ferlosio no había conseguido acabar ni uno? Eso sí, yo los tenía casi todos, no fuera a pasearse algún inspector entre mis estantes y se encontrara juntos a Sánchez Dragó con Sánchez Ostiz y me llamase al orden. Y destacando entre ellos, los dos magros volúmenes editados por Destino en 1992 con todo aquel material de las guerras, los ejércitos y las Yndias equivocadas y malditas, que ya hay que tener tiempo para leerlos y no digamos para escribirlos. 



Cara de pocos amigos ha tenido siempre el señor Ferlosio en las fotos de las revistas, por lo que nunca me ha dado por importunarle, como tampoco curioseé en la prensa cuando hace un par de años le dieron el premio nacional de las letras y se hizo muchas fotos con los reyes y la corte.



Pero en fin, algún día tendría que superarme a mí mismo, y para saldar el primer plazo de la deuda y evitar una vez más mi fracaso, saludé a los dos gruesos volúmenes de los Ensayos mencionados y me senté a leer uno más pequeño de poco más de trescientas páginas que según tenía anotado en su primera página lo compré en mayo del 2003 durante la visita que me hizo Alberto Adsuara, un amigo muy aficionado al jazz. 

Al parecer, trata NON OLET, que así se llama esta obrita copyraigtada y editada en el mismo año que la compré, de la locura de la sociedad de la producción (antes llamada de consumo), o de la enajenación total del hombre que contrata su trabajo y se toma por capital humano, o de la maravilla del dinero que no huele (lo que da título al libro) y que todo lo purifica, o finalmente del asunto ese ya casi olvidado de la globalización, pero que estuvo muy de moda en aquellos años, y etcétera, etcétera, etcétera. Asuntos todos ellos que se me antojan muy cercanos a las lecturas de filosofía sobre la locura de la técnica que yo tenía hace años con Enmanuelle Severino y que por tanto no me podían asustar mucho y que además vienen muy al cuento, no sea que fuera a creer yo también en el famoso liberalismo y a hacerme uno de tantos creyentes como parece que hay ahora de esa religión. 

Pero no llevaba yo más de treinta páginas leídas y ya habría sesteado más de tres veces cuando me di cuenta que la escritura del señor Ferlosio no es ni filosofía ni ensayo sino una suerte de música de saxo tenor que frasea piribirí parabará, parabará piribirí, por toda la escala arriba y abajo, una y otra vez, ocho, dieciséis, treinta y dos, sesenta y cuatro compases, y así sucesivamente, sin mayor esfuerzo por su parte en encontrar motivos, citas, temas nombres, datos y lo que haga falta, como de gran músico de bee-bop. Me entró la risa cuando lo pensé, y me reí mucho más según iba encontrando en el texto tonterías varias muy propias de un músico que está de vuelta, y fueron pasando las páginas como los minutos de una jazz session y cada vez me sentía más a gusto en mi sillón con el libro entre las manos.

¿Que qué pieza ha tocado en este libro? me preguntaréis. Ah ni idea, o bueno, eso que os he dicho más arriba, algo del liberalismo como locura, y que ya vale de producir y trabajar. Pero... ¿y tantas páginas tan bien escritas? ¿lo de ese hombre no es también trabajo y producción a mansalva? Bueno, pues sí, así lo creo yo, sobre todo porque tienen copyraigt de ese, y porque en la página 4 dicen al unísimo el escritor y el editor que "No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrónico, mecánico o por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo de los titulares del copyright" con lo que se refuta todo, absolutamente todo el contenido de lo que dice el buen señor en las trescientas y pico páginas del libro, por lo que al final, como digo, para no volverme loco prefiero pensar que no he estado leyendo el producto de un tipo que detesta la producción, sino oyendo el CD de un virtuoso y deciros que muy bueno el saxofonista este.





miércoles, 15 de diciembre de 2010

183. LORENA

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El video es un poco cutre (fijaros que al bajo, instrumento central del jazz no se lo oye en absoluto) pero os aseguro que en directo es otra cosa y que esta chica tiene por delante una gran carrera como cantante de jazz. Los músicos que la acompañan (una pena que el contrabajo y el guitarra estén escondidos detrás del saxo y la cantante) tienen el nivel necesario para acompañar bien, que es lo que hace falta en casos de grupos amateur donde solear más de cuatro compases seguidos siempre está de más.

El mayor problema como grupo lo tienen en esa mala pose de los conciertos de escuela o ante los amigos, donde uno no acaba de creerse músico y se intenta cumplir o dar bien las notas más que hacer música y transmitir música al público. De todos modos están justo en la línea o límite de poder hacerlo y de ahí el pequeño empujoncillo desde este blog.

Animo pues que la mejor música no es patrimonio del virtuosismo sino del buen gusto de cada circunstancia y de sacar provecho a lo que hay.
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