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lunes, 19 de diciembre de 2016

865. LEYES



Yo no tenía ni idea de que en el Código Penal hubiera artículos como este:


Artículo 522.
Incurrirán en la pena de multa de cuatro a diez meses:
1.º Los que por medio de violencia, intimidación, fuerza o cualquier otro apremio ilegítimo impidan a un miembro o miembros de una confesión religiosa practicar los actos propios de las creencias que profesen, o asistir a los mismos."
O como este otro:
Artículo 523.
El que con violencia, amenaza, tumulto o vías de hecho, impidiere, interrumpiere o perturbare los actos, funciones, ceremonias o manifestaciones de las confesiones religiosas inscritas en el correspondiente registro público del Ministerio de Justicia e Interior, será castigado con la pena de prisión de seis meses a seis años, si el hecho se ha cometido en lugar destinado al culto, y con la de multa de cuatro a diez meses si se realiza en cualquier otro lugar.
Por lo general no me gustan las leyes porque parecen escritas por gentes que tienen en la mente un hecho delictivo muy concreto y no unas normas universales de conducta y comportamiento. Al leer cualquiera de estos dos artículos pareciese como si el redactor hubiera estado pensando en los acontecimientos del asalto a la capilla de la Complutense de Madrid tal y como los ha contado todo el periodismo nacional. 
Tras saber que el Tribunal de la Audiencia Provincial de Madrid ha revocado la sentencia de un Juzgado Ordinario absolviendo a los asaltantes de la capilla mencionada, una de dos: o el relato que había hecho toda la prensa nacional de dicho asalto es rotundamente falso; o los jueces son capaces de leer en las leyes cosas que no leemos el resto de los mortales. Y dado que la prensa no se ha visto ofendida al conocer la sentencia es obvio que se trata de lo segundo. 
De lo que deduzco que si me pillan circulando a 200 km por hora en una autopista que prohíbe ir a más de 120 caben más interpretaciones judiciales que la meramente punitiva. Por ejemplo, que yo no tenía intención de correr tanto. Y ya no les digo lo que pueden interpretar si mato a alguien...
Cuando las palabras y frases que componen las leyes ya no significan lo que creemos que significan, me dan ganas de ampliar el encabezamiento de este blog crítico con el periodismo y la política, -esas dos artes de mistificar las palabras hasta hacerlas irreconocibles. Suerte que de momento no se me ocurre la fórmula para insertar a la Justicia Española en el acrónimo... 

lunes, 16 de febrero de 2009

PRESUNTO JUEZ



Bastantes días sin escribir ni una línea sobre la vida política nacional. Debe de ser porque la que está cayendo es gorda y más que animar a escribir, le deja a uno boquiabierto. Aunque también es verdad que para contar la “actualidad” lo peor es la “actualidad” y que con un poco de perspectiva se cuenta mejor.

En las últimas semanas de enero el Partido en la oposición estaba hundiéndose un poco más con líos de espionaje interno entre sus líderes; aunque la noticia acaso podría contarse de otro modo: que el periódico ELPAIS estaba utilizando esos líos para abrir una profunda división dentro del partido enemigo (pues como es sabido, los periódicos modernos no se dedican a informar, ni mucho menos a formar, sino que son arietes de la contienda política).

No habíamos salido de esta historia cuando también ELPAIS informaba en amplísimos reportajes de las tramas de corrupción que el juez Garzón había descubierto en la historia reciente del Partido Popular, procesando y deteniendo a los presuntos culpables (informaciones impensables sin una descarada y delictiva filtración del sumario).

Pues bien, en estas estábamos cuando ELMUNDO, para hacerle la contra a ELPAIS, saca que en medio de este proceso judicial contra la corrupción del PP, el juez Garzón se va de cacería con Bermejo, el Ministro de Justicia del gobierno del PSOE, es decir el ministro más chulesco que ha conocido este país en muchos lustros (y mira que hay políticos descarados y altaneros...). La separación de poderes, principio fundamental de la democracia moderna, hecha añicos.

Lejos de reconocer el error o plantearse dimitir, los dos personajes responden a la noticia con la ostentación de sus habilidades en la caza o con declaraciones despectivas hacia el periódico en cuestión por fijarse en lo que hacen personajes de su talla e importancia política durante el fin de semana.

Con los dos partidos tratando de hundirse constantemente en una guerra suicida y con el Juez Estrella de los medios de comunicación jugando en uno de los bandos, la democracia española está cerca del nivel cero. La política en este país ya no es un asunto de debate, sino un asunto clínico, y además..., ¡de urgencias!

No es de extrañar por tanto que el periodista más incisivo de la radio le esté llamando estos días a Garzón, “presunto juez”.

Y es que ¿alguien puede creer en la Justicia de un juez estrella de los medios de comunicación?