lunes, 30 de octubre de 2017

894. HISTORIAS DE LA INFAMIA DE LA NOBLEZA ESPAÑOLA



La concesión de títulos de nobleza constituye una línea de la historia que no debe de ser olvidada. Los hechos por los cuales algunas personas son elevadas por la monarquía a cierto rango en el escalafón nobiliario son, cuando menos, acontecimientos humanos muy novelables. Y si no para la novela o un relato corto, por lo menos para ser tenidos en cuenta en un blog como este (...de cotilleos sobre políticos y periodismo). Algo menos saludables son las historias del traspaso de la nobleza por línea hereditaria o por pleitos de cancillería, material para sagas y truculencias que daría más para serie de televisión que para un blog. Ahora bien, de lo que no tengo noticia alguna es de la existencia de una colección de relatos referidos a la pérdida de nobleza y extinción del título por alguna felonía cometida por quien lo detenta.

Podría muy bien iniciarse ese tipo de Historia de la Infamia con el personaje de la foto, don Iñigo Méndez de Vigo Montojo, a la sazón Ministro de Educación del (des)-Gobierno de España quien en octubre del 2017 se ha "cubierto de mierda" con una o dos declaraciones que todo el mundo ha podido ver u oír en prensa y medios de telecomunicación. Hecho luctuoso y pestilente que merece algún tipo de castigo real.

En la wikipedia aún dice a día de hoy que el felón es el "barón de Claret", escalón de la nobleza (el de la baronía) que yo creía abolido por las Cortes de Cádiz junto a los de hidalguía y señorío. Pero mira por dónde que en 1951 alguien lo rehabilitó (¿el Rey don Juan en el exilio?) para otorgárselo a una señora que hacía mucha caridad, y quien al morir se lo pasó al señor Méndez de Vigo Montojo . De todos es sabido que el nieto de don Juan ha echado un vistazo a google maps para ver cuánto hay a Cartagena y se ha puesto muy serio con lo de la sedición de Cataluña, pero ya que le pagamos el sueldo por ser Rey y no por Presidente de la República, bueno sería que pusiera orden en su casa, es decir, en los asuntos de la nobleza, y nos diera algo de material para nuestra Historia de la Infamia (...de la Nobleza Española). 

jueves, 26 de octubre de 2017

893. MI AÑO MURAKAMI



Puede que a lo largo de mi vida haya concentrado la lectura de las obras de un solo autor en el corto periodo de unos cuantos meses pero nunca se me había ocurrido asociar los dígitos de un año de mi vida al nombre de un escritor. Cuando son buenos, los escritores me suelen seguir acompañando a lo largo de los años. Con Murakami, sin embargo, creo que eso no sucederá. Murakami ha aparecido en mi vida en el 2017 y no creo que siga mucho más.


Todo fue porque allá por el mes de marzo de este mismo año 2017 se me ocurrió que podía organizar un viaje a Japón para arquitectos en el mes de septiembre y me puse a estudiar arquitectura japonesa, literatura japonesa, historia de Japón y cine japonés; y con todo ello acabé redactando unos veinte o treinta posts para el LHD (ver etiquetas viaje a Japón o sólo Japón) y alguno en este mismo blog (etiqueta Japón) o en su hijo el sPyPcin (etiqueta Cine Japonés). Cuando hacia finales de mayo desistí en la empresa, caí en la cuenta de que no había prestado atención al autor japonés seguramente más famoso en occidente durante las últimas décadas: Haruki Murakami. Eché un vistazo a ver que había de él en la primera librería que me salió al paso y me traje para casa De qué hablo cuando hablo de correr (2007), y el más reciente De qué hablo cuando hablo de escribir (2017).


Con el primero de ellos tenía una clara justificación para comprarlo y leerlo: yo también he sido corredor de fondo aficionado y tengo unos cuantos libros sobre la materia y ninguno bueno (en este mismo blog pueden verse dos reseñas en el 411 y 412). Yo esperaba que un escritor consagrado como Murakami le sacara chispas al asunto del correr por correr, pero me encontré con un libro tan soso y pesado como los demás. Un libro sin gracia, sin humor, un libro bastante aburrido (como todas esas historias que nos solemos contar unos corredores a otros). Lo más interesante quizás era la conexión de su afición a correr con su oficio de escritor. Pero tampoco sus confesiones personales en De qué hablo cuando hablo sobre escribir me dieron una pista de que Murakami pudiera ser un escritor interesante. Es como una auto entrevista excesivamente larga y pesada o un manual de consejos para quien quisiera hacerse escritor. Lo único que me hizo sonreír de todo el libro fue su petulancia de tener lectoras muy guapas. (¡Cielos! pienso ahora... ¿habrá lectoras muy guapas y desconocidas que abran el SPYP? / por favor, ¡digánmelo! / ...así tendré algo que ver con Murakami jjjj que no sea el correr)


Como en su faceta de ensayista no me había convencido y miedo me daba meterme en un novelón que tuviera que abandonar en la página cincuenta, me compré la colección de relatos cortos Hombres sin mujeres, que además es su obra de ficción más reciente (2015), y ya en el primer relato me quedé impresionado: qué bueno, qué bueno, qué bueno. Hacía tiempo que no disfrutaba tanto leyendo. Qué forma tan ágil de contar y qué apuntes más interesantes sobre la universal guerra de sexos. Alguna reseña que leí por internet decía que los mejores relatos eran los últimos del libro, o sea, los que menos me gustaron, pero ya importaba poco. Me acababa de enganchar al Murakami narrador.


Espoleado por el premio a Escucha la canción del viento, (1979), circunstancia que le indujo a dedicarse a la escritura, fui a comprarlo y me lo encontré "pegado" a su segunda novela Pinball 1973 (de 1980). No estaba mal que le hubieran dado un premio por aquel primer relato, porque apuntaba maneras, pero lo que no pude entender es cómo dejó todo para dedicarse a la escritura y creó una segunda historia completamente infumable. Por mis anotaciones y subrayados veo que Pinball 1973 la dejé hacia el capítulo 14 de 25, lo que no dice mucho de mi paciencia.


Llegados a ese punto bien podría haberme olvidado de Murakami y haberme dedicado a actividades más placenteras o productivas pero con el verano en ciernes me habían entrado muchas ganas de leer y me compré uno de sus grandes novelones a ver si por ahí la cosa iba mejor. Y ya lo creó que fue mejor. Crónica del Pájaro que da Cuerda al Mundo (2001) tiene un arranque electrizante y unas historias intermedias que te devuelven el amor perdido por la novela. Cuando se lo pasé de inmediato a mi hija Teresa (gran lectora), me comentó que había sido para ella como volver a la infancia, es decir, a disfrutar de la lectura a lo grande. Como una niña. La última parte es un poco más confusa, y es que de tanto tirar de la imaginación al final se le enreda un poco, pero se le perdona sin mayor problema. Qué días tan gratos pasamos en mi familia leyendo unos y otros, antes o después esta gran novela. La del pozo, la de Kumiko, la mujer que se va, la del cuñado político, ja ja ja, qué tipo, la de un protagonista que es un alter ego de Murakami, la de las hermanas Kanoo, la de la vecina adolescente, la de la terrible historia del teniente Mamiya y la guerra de Manchuria con mongoles, chinos y una desollación (!). Tremenda novela. Preñada, abigarrada, brutal, inconmensurable.


Tras un paréntesis de actividades deportivas, volví con miedo a la librería a ver qué podía seguir leyendo de Murakami porque los excesos de imaginación de la segunda parte de la Crónica me habían dejado un poco aturdido y de Kafka en la orilla (2002) decían los cronistas que era una novela aún más visionaria o imaginativa que la que ya había leído. Entré en ella con precaución, pero poco a poco me fue atrapando y cuando la acabé experimenté lo que no había sentido con la Crónica: que Kafka en la Orilla es una novela redonda, una novela perfecta, una gran novela hasta el final, llena de misterio y llena de belleza. Una obra de arte universal. Recomendable cien por cien.


Como todos los comentaristas repiten el mantra de que Murakami es el menos japonés de los escritores japoneses (el más universal digo yo) y aún tenía metido yo en la cabeza la necesidad de estudiar Japón para un posible viaje, me compré El Japón de Murakami (2012) del japonesista español Carlos Rubio, libro del que no puedo decir otra cosa que es un tostón, es decir, un libro de referencias más cercano a los textos que se pueden encontrar en una de esas insufribles guías para turistas, que no a explicar cómo ha sido posible que haya salido de Japón un tipo tan interesante a nivel mundial. Y que conste que lo leí entero. Como curiosidad les cuento que en el glosario de palabras japonesas que viene al final tengo anotado que no aparece la palabra "geisha" (!!!)


Después de hacer un precioso viaje interior por España en el que no pude leer mucho, me compré La Caza del Carnero Salvaje (1982) y lo leí en la última semana de vacaciones, a ratos en la playa y a ratos viendo los atardeceres sobre las Islas Medes. Agunas veces, recién acabado un libro dejo alguna anotación en su última página: "L'Estartit, 1 de septiembre del 2017. Prometedor comienzo sobre las relaciones de pareja que pronto se esfuma a otras historias. Divertida prosa irónica en el tramo central de la novela. Lo del carnero es una rayada pero los paisaje de Hokkaido, el frío y la nieve, salvan la parte final de la historia. Fue la primera "gran novela" de Murakami. Ahora, una más". Estupendo entretenimiento para unos tranquilos días de playa. Vaya.


De regreso al trabajo (?), o a septiembre, me lancé a por Al Sur de la Frontera, al Oeste del Sol (2003), porque las dudas sobre el gran tema del amor en el tiempo me parecieron el gran tema de Murakami. Y no me decepcionó. Al poco de empezar el relato ya estaba yo enamorado de la protagonista. Como en las grandes películas de "diosas spypnic". Entre el adolescente de Kafka en la Orilla y el hombre de mediana edad de esta novela está el núcleo de Murakami. Para rematar su obra le falta una gran novela sobre la madurez. Pero cuando se llega a viejo y se entiende la vejez (y el amor en la vejez) ya no se tienen las mismas fuerzas que en la edad mediana. Digo yo. Pero bueno, aún Murakami nos podría dar alguna grata sorpresa. Y no precisamente la de recibir el ansiado Nobel.


A falta de una novela sobre la madurez (y ya no digamos vejez), me entró curiosidad por leer la novela que más fama le había dado a este hombre, la obra que llevada al cine había merecido un cero pelotero en mi calificación del spypcin: Tokyo Blues (1987). Algunos de los reseñistas que hablaban mal de la película argumentaban que era porque no transmitía la riqueza de la novela. ¿Riqueza de la novela? Madre de dios. De haber empezado a leer Murakami por este truño me hubiera perdido tardes y tardes de deliciosa lectura. !Qué cosa tan mala! ¿Es de vergüenza ajena! ¿Y este tío es aspirante al Nobel? ¿De verdad que es el mismo Haruki Murakami de las otras novelas que he leído? ¡Necesito poner en orden cronológico sus obras! No puede ser que haya tanta diferencia entre unas y otras. Algo raro le ha pasado a este hombre. La he acabado por pura cabezonería. Pero no se la recomendaría a nadie en el mundo. Es una basura!!! Logroño, 6 de octubre del 2017.



Tengo ahora junto al sillón de lectura Baila, baila, baila (1988). La compré a la par que la del Carnero y la ha estado leyendo mi mujer mientras tanto, contándome que algunos escenarios o elementos del Carnero aparecen también en ella. He leído de momento uno o dos capítulos con la atención perdida y ya se me han olvidado. Tendría que empezarla desde el principio y no tengo muchas ganas. Sólo de pensar que es de un año después de Tokyo Blues pierdo el interés. Quizás el próximo verano...

miércoles, 25 de octubre de 2017

892. SEBASTIAN CASTELLIO



Leo casi de una sentada CASTELLIO CONTRA CALVINO de Stefan Zweig. Es un libro vibrante y apasionado.


Es evidente que, por estar escrito en 1936, Zweig proyecta en el calvinismo el horror que le producen los avances del nacionalsocialismo. El retrato que hace de Calvino es demoledor. Y la narración del proceso que siguió éste contra Miguel Servet te pone los pelos de punta. En una de las visitas turísticas que hice a Ginebra pude ver el siniestro monumento a los reformadores calvinistas, pero como turista que era, por nada del mundo podía yo entonces haber imaginado el nivel de terror físico y espiritual que pudieron crear Farrel y Calvino en esta ciudad a mediados del siglo XVI.


Como en el caso Cataluña contra España, en que todo parece indicar que vamos a la hoguera, todas las simpatías se te van con la víctima, o sea, con el desgraciado Miguel Servet. Zweig se hubiera alegrado de que la ciudad de Zaragoza pusiera su nombre en 1984 a su hospital universitario. Combinar los misterios de la Santísima Trinidad con el descubrimiento de que la sangre se oxigena en los pulmones y desafiar a Calvino, todo a la vez, llevó sus huesos a la hoguera. Pobre Servet. De un pueblo de los Monegros salió (!), Villanueva de Sigena.


A un grupo de librepensadores se les ocurrió levantar un monumento en Champel, el lugar en que fue quemado cerca de Ginebra, pero según cuenta la wiki, el texto de la lápida parece más un elogio de Calvino.


Cuando hace cinco años, en octubre del 2012, entré en la Catedral de San Pedro no reparé en la silla de ese personaje tan siniestro:


Aunque seguramente pensé que el calvinismo y la arquitectura moderna tuvieron mucho en común.


No me apetece ensuciar este post con un retrato de Calvino (ya está en ese "moderno" paredón ginebrino que he puesto más arriba). El mejor sitio para toda la gentuza que quiere imponer sus ideas cueste lo que cueste, es la oscuridad. Así que lo mejor de la terrible historia que se abatió sobre Ginebra a mediados del XVI y que tuvo sus efectos en buena parte del mundo, llegando hasta el odioso puritanismo norteamericano, esa historia de nunca acabar que Zweig cuenta con tintes de novela negra, lo mejor de esa historia, digo, es la aparición final de un buen hombre, Sebastian Castellio, que escribió en Basilea (gran ciudad) lo que nadie se atrevía a decir, dando sustancia a una palabra, TOLERANCIA (tolerancia ante el pensamiento distinto del otro), que llevamos años arrastrada en el barro de los medios de comunicación y de cualquier propaganda oficial.


Las condiciones en que se editó su CONTRA LIBELLUM CALVINI, la milagrosa supervivencia de algunos pocos ejemplares y el libro de Stefan Zweig, han conseguido rescatar del olvido a ese hombre, Sebastián Castellio, al que no podemos por menos que nombrarlo aquí HÉROE SPYP.


Me olvidaba del "sabio" Melanchthon, el fundador de la psicología ("los estudios del alma"). Siempre había oído hablar bien de ese "gran" hombre cuyo retrato, obviamente, tampoco voy a poner aquí. En 1529 fue uno de los firmantes de la protesta de Spira pidiento TOLERANCIA religiosa al emperador Carlos V. En 1553, después de la vil ejecución de Servet escribió a su "buen hermano" Calvino (pag 155 de edición de Acantilado): "La Iglesia te da las gracias y el futuro te dará las gracias. Vuestros magistrados han actuado correctamente al condenar a muerte a ese blasfemo". El spyp también le da las gracias, claro: por haber sido el pionero en el actual uso de esa maldita palabra.

lunes, 23 de octubre de 2017

891. HUMBOLDT Y LA PEDORRA



Primero la foto de Alexander von Humboldt de joven. Y luego de viejo, cuando ya  no paraba de hablar, desesperando a Darwin o a quien fuera a verle:


Y a continuación la pedorra Andrea Wulf y su biografía de Humboldt editada por Taurus (Madrid 2016, traducción de María Luisa Gómez Tapia), que seguramente compré por esta crítica elogiosa publicada en el PIS:


23,90 € por culpa del amor por Humboldt que despertó mi tío Luis cuando en DEL VIEJO AL NUEVO MUNDO fue citando con entusiasmo un buen número de pasajes de su ENSAYO POLITICO SOBRE EL REINO DE LA NUEVA ESPAÑA, porque la justa valoración de la obra civilizadora española en América -no exenta de las críticas a la explotación, la esclavitud y algunos desastres ecológicos bien comprensibles para la época-, parecía un buen punto de apoyo para argumentar contra la bajeza moral de la "leyenda negra": esa tradición de los países europeos, especialmente Gran Bretaña, en poner de chupa dómine a todo lo que llevara el nombre de España, por envidia, odio o estrategia de combate entre imperios.

O 23,90 euros para descubrir que la leyenda negra sigue vigente en el 2015 (por cierto, ¡qué poco han tardado en traducir y publicar en español el libro de esta pedorra!), porque cada vez que tiene que hablar de España o lo español parece más una catalana independentista adoctrinada por Puigdemont y Junqueras que una estudiosa de la historia con otra perspectiva que la de las gafas de miope que le ha dado su tiempo. Santo cielo, qué tía más mema.

Aunque en realidad no es necesario usar el argumento de su trasnochada religión británica. El libro es un tostón desde el principio hasta el final, cargado de repeticiones y latiguillos buenistas, algo así una tesis doctoral escrita por la alumna de un colegio de ursulinas inglesas practicante así mismo de la nueva religión del ecologismo del cambio climático.

Lo tremendo es que me lo haya tragado entero, ...y no porque me hubiera gastado esos 23,90 euros, no. La biografía de Humboldt es tan fascinante y los pasajes de su vida y los descubrimientos de su tiempo tan necesarios de ser conocidos y tenidos siempre presentes, que por muy pedorra que sea la autora no puede uno dejar de leerlo. Por ello, aún me irrita más que me haya engañado otra vez un crítico pedorro del País, en este caso, un tal Javier Sampedro, contratado mayormente para colaboraciones científicas.... (ya ven cómo está la ciencia). Éste es:



Como también me sabe mal que no haya una biografía de mayor altura intelectual sobre Humboldt al alcance de la mano que la de la ecoursulina ésta (con perdón de las ursulinas), o que no hubiera dado yo con una crítica más inteligente del libro (que seguro que no la hay... - cualquiera le lleva la contraria a ElPaís).

Mira que lo tengo dicho: no todos los libros son buenos ni todo leer provechoso o placentero. Los contenidos de LA INVENCIÓN DE LA NATURALEZA son excelentes, pero la salsa con que vienen aderezados es asquerosa. En cuanto te das cuenta tienes que leer el libro tapándote las narices.

Leer el ENSAYO POLÍTICO SOBRE EL REINO DE LA NUEVA ESPAÑA se me hace más que nunca necesario pero creo que está fuera de mi alcance. Si alguien sabe de algún estudio serio sobre el mismo, le agradecería que me contase.  No me puedo creer que mi tío mintiera sobre Alexander von Humboldt. De primera mano sé que le tenía en el más alto aprecio intelectual. 

viernes, 20 de octubre de 2017

890. STEFAN ZWEIG




 “Por mi vida han galopado todos los corceles amarillentos del apocalipsis, la revolución y el hambre, la inflación y el terror, las epidemias y la emigración; he visto nacer y expandirse ante mis propios ojos las grandes ideologías de masas: el fascismo en Italia, el nacionalsocialismo en Alemania, el bolchevismo en Rusia y, sobre todo, la peor de todas las pestes: el nacionalismo, que envenena la flor de nuestra cultura europea”.

Stefan Zweig


De Stefan Sweig sólo había hasta hoy una etiqueta en este blog, lo cual es completamente injusto. Siendo estudiante de arquitectura en la Barcelona de los primeros setenta empecé a leer a Nietzsche y como en aquella época no había wikipedia y quería saber algo de su vida, me compré una pequeña biografía editada más o menos como una de las novelitas del Oeste de Marcial Lafuente Estefanía. Todavía he sido capaz de haberla encontrado hace un rato entre el desorden de mis estanterías:


En MOMENTOS ESTELARES DE LA HUMANIDAD - Catorce miniaturas históricas (ed Acantilado 2006) estaba el relato del descubrimiento del Pacífico al que había hecho alusión en el post 533. La pequeña biografía sobre Nietzsche la volví a comprar en una edición de Acantilado (Barcelona 1999) agrupada con otras dos dedicadas a Hölderlin y Kleist bajo el impactante título de LA LUCHA CONTRA EL DEMONIO. Pero los otros dos libros de Zweig que estos días se me antojan más necesarios y que tenía bastante en el olvido son EL LEGADO DE EUROPA y CASTELLIO CONTRA CALVINO (Acantilado 2008 y Acantilado 2006). El primero de ellos arranca con un apunte sobre Montaigne que te obliga de inmediato a tener siempre a mano sus Ensayos. El otro, el de la terrible muerte de Servet en Ginebra bajo la acusación de Calvino lo tenía bastante olvidado, así que lo reabro y leo otra cita que parece escrita para estos mismos días:

"Precisamente aquellos que no tienen ningún miramiento a la hora de forzar la opinión de los otros son los más sensibles ante cualquier oposición a su propia persona (...) El mismo hombre que sin piedad mandó quemar a otro a fuego lento sólo por una disparidad de opinión, exige muy seriamente compasión, no para la víctima, sino para sí mismo."

(pag 179. Una conciencia se alza contra la violencia)

La cita que encabeza esta nota se la debo a GUILLERMO ALTARES, periodista muy asentado en EL PAIS al que no tenía el gusto de conocer por haber hecho carrera en los años más sombríos de ese periódico. El artículo en que estaba inserta es magnífico: LOS NACIONALISMOS QUE ENVENENARON EUROPA. Como todo en la prensa, ya ha sido relegado por lo que se escribe al día siguiente y me ha sido difícil volver a localizarlo, de ahí que lo ponga con el enlace y con etiqueta y foto de su autor para que no se me olviden:






jueves, 19 de octubre de 2017

889. AVE ELPAíS



Aunque por salud mental haya relegado el así llamado "problema catalán" a las últimas páginas de mi diario personal, aún sigo echando un vistazo en el bar a los periódicos de papel y leo algún artículo que otro en los digitales. Leer los periódicos, ya se sabe, es como ensuciarse las manos y manchar el alma, una rutina, como la de andar por el campo o sudar la camiseta corriendo, que luego te obliga a hacer limpiezas. Pero bueno, a lo que vamos, a lo de "Ave ElPaís los que van a ensuciarse te saludan": que muy mal deben de estar las cosas por el así llamado "problema catalán" que desde hace un par de semanas todos los artículos y columnas que he leído en ese infausto periódico de tan malos recuerdos, resulta que abundan ahora en la sensatez. Que el así llamado "problema catalán" haya vuelto bueno a ese periódico maligno es una noticia que el SPYP tenía que traer a portada. Hoy, incluso, me he leído su Editorial y he conseguido acabarlo. No todo va mal.


domingo, 15 de octubre de 2017

888. ACABAR CON EL PROBLEMA CATALÁN




A estas alturas de la historia ya no se me ocurre otra forma de acabar con el así llamado "problema catalán" que dejarlo aparcado indefinidamente sin prestarle la más mínima atención. Llevarlo si acaso a las páginas de sucesos o las de espectáculos de masas, esas que están en las últimas páginas del periódico. Sacarlo de la portada. Saltar por encima de las páginas de noticias nacionales y hasta pasar de los interesantes artículos que, sin lugar a dudas, cada día se escriben sobre la cuestión. Ya está todo dicho. Lo de Cataluña es una enfermedad sin remedio. Y las componendas de los dos grandes partidos españoles con los nacionalistas no se acabarán hasta que la Constitución del 78 cambie de arriba abajo. Todas y cada una de las épocas de la larga historia de España parecen haber tenido una especie de maleficio, y el de nuestra época ha sido este. Pero afortunadamente, y para salir adelante, a finales del siglo pasado dimos un gran paso en la historia: pusimos un pie en Europa. No en la Europa de las naciones y sus horribles guerras del siglo XX, sino en la del futuro, en la de los Estados Unidos de Europa. Que una parte de España tire de la historia hacia atrás causa una gran desazón, pero no podemos vivir rascándonos todo el rato los picores que nos inflige esta gente con la boina. Ya vale, hombre. Hay que dejar de hablar de Cataluña y hablar de Europa. Y si cabe hablar de política, si la política ha de asomarse a la portada del día, solo ha de ser para seguir pensando en los Estados Unidos de Europa. Ese es el único tema que importa. Y esa es seguramente la mejor manera de superar los maleficios históricos de España. La única forma de recuperar un poco de salud social y de cordura política. Si hay que reformar la Constitución del 78, hagámoslo pensando en Europa, o mismamente, que nos la redacte Europa. Y si lo hacemos nosotros, pensemos cuando menos en una Constitución que sea un modelo para Europa. 

viernes, 13 de octubre de 2017

887. ADIÓS KILIAN JORNET



La plaza numero 13 de HÉROES SPYPNIC ha quedado vacante. Hasta ahora la venía ocupando el corredor de montaña Kilian Jornet. Pero el gesto de votar en un referéndum anticonstitucional robando al resto de españoles el legítimo derecho a decidir sobre sus fronteras y poniendo en peligro la convivencia de este país, no es inocente en modo alguno. Y no es inocente porque por mucho que vaya disfrazado de claveles, urnas y apariencia democrática, no es un gesto personal y va con foto y difusión pública de una persona (un ex héroe) que había inspirado muchas cosas buenas. Es muy triste decir de algunos héroes que sucumbieron por sus pies de barro. Pero más triste quizás es que se hundan por el cerebro ahuecado por una machacona publicidad política. Mis zapatillas Salomon o mi reloj Suunto aún me recordarán durante un tiempo que los inspiró un héroe caído. Adiós Kilian. Fue un placer seguir tus proezas. De todos modos, y por si no lo sabes, la mayor de las proezas es pedir perdón. Aunque la plaza nº 13 de Héroes SPYP quedará vacante, no la ocuparé con nadie. Por si acaso vuelves. O porque los héroes, también caen.


miércoles, 11 de octubre de 2017

886. ¡RAJOY, DIMISIÓN!



Un blog es un lugar para pensar y argumentar, y rara vez me habrán visto a mí metiéndome en la harina de los eslóganes, consignas o mensajes breves. Pero después de la reacción del Presidente del Gobierno de España ante la comedia protagonizada ayer por el Presidente de la Generalidad Catalana, en que se le hace un requerimiento para pedir que les aclare si ha hecho el DUI o si no, sólo cabe decir un par de palabras que, que en línea del discurso del Rey, la manifestación del domingo 8 de octubre y la salida de empresas de Cataluña, debería convertirse en un clamor nacional: ¡Rajoy, dimisión!