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sábado, 26 de octubre de 2013

667. UN HOMBRE SIN PASADO** - 2002 - AKI KAURISMÄKI



Como el ombligo del cine es Hollywood y el culo..., ejem, no lo diremos para que no se ofendan los defensores del cine español..., casi todos preferimos mirarnos al ombligo. Pero de vez en cuando viene bien mirarse las uñas, es decir, esos puntos tan lejanos que tenemos en nuestra geografía, como Japón o Finlandia. Hay gente que a los japos les tiene por marcianos. Y no les falta razón. Sobre todo viendo algunas de sus películas. AKI KAURISMÄKI no es japo sino de Finlandia, un país donde se te congelan las ideas. Y donde también se hacen películas. Pero la anterior que vimos de él, LE HAVRE (sPyP 355) la puse verde por el tufillo naif y tirando a progre. El problema de LE HAVRE es que retrataba a gente de Francia, y no acertaba. Era una película, creo que dije, inverosímil. Con UN HOMBRE SIN PASADO, sin embargo, todo se hace mucho más creíble porque hablamos de Finlandia y de los finlandeses. Gente muy rara.

La última película que vimos ambientada en Finlandia, bueno, un trozo de película solo, fue NIGHT ON EARTH, de Jim Jarmusch (v sPyP 588), y lo pasamos en grande. Con UN HOMBRE SIN PASADO también lo hemos pasado muy bien, aunque Kaurismäki no es Jarmusch. Así pues, con dos** estrellas sPyPcin va bien servido.

Hablando de verosimilitud nos preguntamos si en el 2002 todavía funcionaba en Finlandia un Ejército de Salvación como el de la película, pero es muy posible que sí. Encaja mucho con la atmósfera de subrealismo gélido que tenemos de allí. Digámoslo de otro modo: no creo que Finlandia sea como lo pinta KAURISMÄKI (¡buenos les pone a los finlandeses!) pero tampoco nosotros somos como los personajes de Almódovar, o Trueba, o Cuerda, o Garci o tutti quanti.

Mucho más llevadero mirar finlandesadas que españoladas, pero puestos a ver, me temo que el ombligo siempre nos reclamará.

Foto de Kaurismäki para que en la siguiente no nos coja desprevenidos. UN HOMBRE SIN PASADO es del 2002. Y LE HAVRE, del 2012. Pudo ser un error o puede que el hombre esté yendo a peor. Ya se verá.




viernes, 8 de febrero de 2013

535. A MAN'S WORK * - 2007 - ALEKSI SALMENPERA - FINLANDIA



Vale que respete los títulos de las películas en inglés, alemán y francés, pero las de idiomas menos universales mejor los traduzco y pongo detrás del director el país del que vienen. Algunos países marcan tanto sus películas que más parece que estemos viendo un documental que una película.

Bueno, el caso es que FINLANDIA está de moda por nuestro fracaso escolar. Y es que allí atan a los alumnos con longaniza. O a los profesores. El mismo día que daban en la televisión un reportaje sobre lo grande que es ser profesor en Finlandia (al día siguiente me lo contaron varios profesores en la Escuela) nosotros veíamos en un A MAN'S WORK  lo tristes que pueden llegar a ser sus relaciones sociales, amorosas y sexuales, y nos levantamos de la butaca como diciendo: "tanto frío no puede ser bueno". Y eso que en la película no sale un copo de nieve, que si no...

Un buen padre de familia, o sea, de los que les leen cuentos a los niños antes de irse a la cama pero no le da un beso a su mujer al reposar la cabeza en la almohada común, pierde su trabajo y no se le ocurre otra cosa que poner un anuncio en internet para ofrecerse a las finlandesas. Euros por  sus fantasías amoroso-sexuales.

Las finlandesas que reclaman sus servicios no solo tienen helada la piel, sino el corazón, y el pobre hombre va de golpe en golpe, de mal en peor. Por si la historia no fuera lo suficientemente fría, al director se le debió de olvidar que con música las imágenes entran mejor, y entre el terrorífico idioma que es el finlandés y los silencios y soledades de las historietas, a uno se le caen las estrellas al suelo.

Pongamos que una * estrella sPyPnic, o sea, que no urge verla a menos que tengáis previsto una excursión a Finlandia y os sirva de curiosidad. 

sábado, 3 de marzo de 2012

348. HABLAR. UNA HISTORIA EN VAASA, FINLANDIA

Nos sucedió en Vaasa, Finlandia. ¿Que donde está Vaasa? Uf, altísimo. Mirad. Tiene que hacer un frío que no veas.


Fue en un viaje del Colegio de Arquitectos haciendo la ruta de las obras más importantes de Alvar Aalto. En el LHD hay un par de artículos de enero y febrero del 2008 (PUNTO DE INFLEXION y SORPRESAS AALTIANAS) sobre mis cambios de opinión que aquel viaje me produjo respecto de Aalto. Pero no es de arquitectura de lo que tratamos aquí sino del habla.

Elegimos para comer un restaurante con muy buena pinta instalado en el casco de un viejo barco de madera anclado en el frente marítimo. Guardo una foto del mismo:


y lo he localizado ahora con google earth. Está donde he puesto el puntito amarillo.


Cuando nos sentamos apenas había nadie, y todo apuntaba a una comida muy tranquila, acorde con la atmósfera finlandesa que vivíamos esos días. Pero mientras mirábamos la carta me di cuenta de que en la zona central del barco-restaurante (justo a la derecha de la foto que conservo y aquí pongo) había dispuesta una mesa para unos doce comensales. Oh no, pensé, adiós paz, nos van a arruinar la comida.


No habían pasado ni cinco minutos cuando vimos entrar a un nutrido grupo de señoras mayores y de mediana edad que me hicieron pensar por lo bajo... ¡lo único que nos faltaba! ¡encima, todas mujeres! Como en el momento de sentarse apenas se las oía pensé que serían de alguna secta religiosa y que estarían esperando la bendición de la mesa o algo así, pero cuando empezaron a comer, el silencio del grupo seguía siendo sobrecogedor porque sólo se oía de entre todas una voz y muy suave. Hablaba una y escuchaban once. Cada vez.

Arruinarnos la comida no, nos la hicieron inolvidable. Creo que no he vuelto a ver eso en ninguna parte del mundo.

Guardo de recuerdo una foto que le hice a la camarera en la que se ve a alguna de las mujeres de esa mesa ejemplar. Fue en junio de 1998 y estrenaba yo uno de los primeros modelos de cámaras digitales, una voluminosa SONY que almacenaba las fotos en diskettes. Como la camarera no sabía qué era, le hice una foto, se la enseñé y se quedó encantada. Ahora esa foto me sirve para ilustrar fragmentariamente la extraordinaria mesa de la conversación a doce que vimos allí.