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sábado, 28 de enero de 2012

313. DESAYUNO CON DIAMANTES - 1961 - BLAKE EDWARDS



Como otros muchos españoles, esta semana hemos visto "de gratis" DESAYUNO CON DIAMANTES. La única diferencia es que yo la tenía descargada de Megaupload desde hace unas semanas, y la mayoría de españoles la ha conseguido de regaliz comprando ELPAIS.


Pido que el FBI les intervenga, y si no, la quinta flota. ¿Qué es eso de regalar gran cine?

Pero bueno, dejémonos de menudencias y vamos con lo importante, porque la verdad sea dicha, DESAYUNO CON DIAMANTES no es gran cine. Es otra cosa. Grande sí, pero otra cosa. Es........, tachán tachán...., justa y exactamente la razón por la que yo sigo viendo cine a pesar de que en nueve de cada diez casos me cuelen gato por liebre. ¿Que qué razón? Muy sencilla, aunque un poco largo de explicar: porque nunca me enseñaron mitología y porque cuando quise aprenderla por mi cuenta, o no encontré los libros apropiados, o es que no se me daba bien. 

No sé cómo sería ver a Helena en Troya, pero no creo que mucho mejor que ver a AUDREY HEPBURN en Desayuno con Diamantes (y eso que la película no es para echar cohetes). Yo haría la guerra por ella. O la paz, que es seguramente lo que me pediría ese ángel que se quedó escuálida para siempre viviendo los horrores de la guerra a cuatro pasos de Ana Frank, y que cuando leyó su famoso diario se sintió destrozadamente identificada a ella. 

Vale, ¿qué es lo que hay que hacer cuando encontramos a una diosa? Pues ir a verla, que para eso tenemos el sPyPnic. Audrey Hepburn murió de un cáncer de colon a los sesenta y pocos años (por lo que fuma en la película con George Peppard bien podría haber muerto de un cáncer de pulmón) y está enterrada en el pequeño cementerio del pueblecito suizo donde vivió los últimos años de su vida: TOLOCHENAZ, a un paso de Laussane. Aquí lo tenemos, en la orilla norte del lago de Leman:


Bajamos un poco, y en sitio tan pequeño no nos cuesta nada localizar el cementerio y la propia casa de Audrey:



Como la apetitosa banda de la costa parece haber sido invadida por los establecimientos del progreso económico, vamos a poner pié directamente en el centro del pueblo, 


y sin más dilación, ir a su vieja casa, en el límite norte (siempre esta mujer buscando la discreción).


La visita a la casa nos deja un poco vacíos. No es ese el altar que buscábamos para venerarla. Las casas tienen muchos fantasmas (vete a saber quién la hizo, quien se la vendió, si la arregló o no, etc). Vámonos cuanto antes al cementerio. 

Mira, ahí lo tenemos, a cuatro pasos, en ese pequeño alto a la izquierda de la entrada al pueblo por el norte.


Qué emoción la de ver la tapia (ni que fuera la muralla de Troya), y esa sencilla cancela:


Y ahí está, llena de flores todos los días del año, ese ángel del que, a diferencia de Helena,  ningún poeta osará decir que tuvo ojos de perra. 


¿Cuánto nos inspiran los dioses? Todo. ¿Cuánto debemos pagar por verlos? Nada. ¿Megaupload o ELPAIS? La pregunta ofende.



¿Se ha reencarnado ya Audrey Hepburn? Por lo que puedo ver, no soy sólo yo el que la ha creído ver más de una vez en Natalie Portman:



De todos modos, no se nos debe de escapar el dato de que Audrey Hepburn nació un 4 de mayo, porque lo mismo eligió ese día para volver al mundo. 



(¿Os la subo al Dropbox? La copia que bajé de megaupload no es muy buena, por lo que voy a ver si pillo uno de los DVDs del PAIS, la ripeo, la subo, y ya os aviso).