jueves, 31 de diciembre de 2015

798. HABLAR (6). DEL CINE A LA PINTURA


Con las conversaciones me pasa últimamente como con las películas: que si no se mantiene un buen  ritmo cómico o dramático, bostezo, me aburro y no hago otra cosa que pensar en cuándo me levanto de la silla. Y lo tengo crudo pues por lo que veo en los comentarios y las críticas de cine, la gente tiene mucho más aguante que yo. Se tragan cualquier petardada y encima dicen haberlo pasado bien.

Item más: mientras el cine es una obra de creación que permite todo tipo de ajustes y correcciones, las conversaciones son obras de la improvisación, un arte que, como sé muy bien por mi paso por el jazz, necesita de todo tipo de tópicos o frases hechas para conseguir cerrar una intervención.

Durante mucho tiempo he solucionado mi problema a base de hablar más que nadie. La única forma de no aburrirme en una conversación es hablar yo y hablar yo. Algunas veces funciona; no me aburro; pero al acabar la conversación tengo una sensación muy molesta de haberme pasado mucho. Y de ser un maleducado (véase spyp 347). Por suerte no siempre es así, porque últimamente siempre me topo con alguien que quiere hablar más que yo -no sé muy bien si para no aburrirse o no, pero tanto da.

Debería revisar ese tipo de cine lento y parsimonioso, a veces plúmbeo, como el de Antonioni por ejemplo, en el que apenas pasa nada. En el que la esencia no es lo que pasa o lo que se dice sino tan sólo la puesta en escena de una atmósfera, una sensación, unos estados de ánimo, una pintura muda. Ah, sí, la pintura, ese arte sin palabras que tengo tan abandonado. Quizás debería volver a él también. Aunque solo fuera para hacer de cada conversación un cuadro.



domingo, 27 de diciembre de 2015

797. BABILONIA



Me daba mucha pena el viejo formato blogger del SPYP y su bonita cabecera, pero como las fotos que voy recogiendo por internet tienen más importancia que mis textos, no me queda otra que hacer como en casi todos mis otros blogs (Cascotes, edificios LHD, etc) y decirle adiós para que las imágenes se vean a un tamaño aceptable mientras voy colocando algún que otro párrafo entre ellas. Así pues, con este navideño viaje a Babilonia queda inaugurada una nueva etapa del SPYP.


Otra ventaja de los avances de blogger (o más bien de los pequeños descubrimientos míos de sus técnicas o posibilidades) es que para los VIAJES SPYP ya no va a ser necesario hacer esos fatigosos travelling de fotos de ubicación, porque con dar un click en el enlace que hay al final del post, debajo de sus etiquetas, ya te aparece en la pantalla el mapa de google earth y puedes relacionar nuestros destinos turísticos con todos los referentes geográficos que quieras. Así pues, como hoy nos vamos a Babilonia, ¡la malvada Babilonia!, bajen hasta el final del post, denle click a ese enlace donde pone "Mahaweel, Irak" y ¡zas! ya estamos allí. Acercándose al lugar señalado ya verán el Eufrates por la Izquierda, Bagdag a menos de un ciento de kilómetros más al norte y la cercana ciudad de Hillah justo al sur de nuestro destino.

No por ello voy a dejar de poner alguna foto aérea para comentar lo que nos vamos encontrando. El indicador rojo de google que verán al abrir el mapa lo he colocado justo encima de los restos del famoso zigurat de Babilonia, que es el motivo central de este viaje, pero en la imagen fija que he puesto arriba vemos muchas más cosas, por ejemplo, un importante recinto arqueológico con una gran zona de excavaciones situada a la derecha del Eufrates y tres túmulos circulares con unas rampas en espiral, construidos seguramente (es mi suposición) con las tierras sacadas para hacer ese canal y esos tres laguitos que delimitan el recinto. Pero vamos primero al zigurat y ya luego nos perderemos por los alrededores.


El noble motivo por el cual les llevo hoy a Babilonia con el spypnic no es otro que refutar a Hegel... Ahí es nada.


Todo fue que hace unos días se me ocurrió hojear el pequeño volumen del sabio alemán dedicado a La Arquitectura (en mi biblioteca, ed Kairos, 3ª edición, Barcelona 2001) y me encontré que para ilustrar lo que él llama la "arquitectura independiente o simbólica" le dio por empezar con la Torre de Babel que aparece en el Génesis 11. Y como el propio Hegel ya dice que ese edificio es leyenda ni me puse a buscarlo.

Pero hete aquí que el segundo ejemplo que pone de ese tipo de arquitectura independiente y simbólica es el templo de Baal según lo contó Herodoto (490 - 425 aC) -aquel gran precursor de los viajes spypnic. Gasté un montón de tiempo en descubrir que el templo de Baal al que se refería Herodoto era el también atribuido a Marduk de Babilonia y que según Sigfried Giedion no era otro que el también llamado Etemenanki, o sea, es decir, la misma Torre de Babel que exploraron los alemanes a comienzos de siglo XX y de la que se llevaron algunos recuerdos para colocarlos en el Museo de Pérgamo en Berlín. Me consta que en los tiempos de Hegel (1770-1831) era mucho más difícil informarse, pero ya siento enmendarle la plana y corregir tan notable error en su búsqueda de referencias. (Sobre la melonada de la arquitectura independiente o simbólica y los subsiguientes estadios en clásica y romántica, mejor no tratar aquí y dejarlo para alguna tesis doctoral con la que hacer medrar mi carrera académica).


Siegfried Giedion, otro productor de melonadas monumentales en materia de conceptos arquitectónicos, viajó más que Hegel y se documentó mucho, pero su gran obra El presente eterno: Los comienzos de la arquitectura, de 1957 que yo tengo en la edición de Alianza, Madrid 1993, es más desordenada e indigesta que las cenas de estos días de navidad. Aún a riesgo de que los de Alianza me obliguen a quitar la foto de arriba por no pagar derechos (aunque este blog no tenga  ánimo alguno de lucro), la dejo de momento ahí porque es la prueba de que Giedion estuvo en las charcas del agujero del viejo zigurat sobre las que dijo que "después de que Robert Koldewey dejara de excavar en 1917, los habitantes de Hilla arrancaron los ladrillos de todas las superficies descubiertas." Precursores de talibanes, vaya.

Sea como fuere, en la red no me fue difícil encontrar que con las descripciones de Herodoto (que son las que usa Hegel) ya habían hecho más de una maqueta de la reconstrucción ideal del famoso zigurat y que, mira por donde, ya la había yo fotografiado en mi visita al Museo de Pérgamo en el año 2005 y que he puesto arriba en la cabecera de este post.

Resulta fácil de imaginar que el pueblo judío cautivo en Babilonia (607 -539 aC) asistió a la magna construcción del zigurat ordenada por el malvado rey Nabucodonosor II, y que para consolarse de sus males diera en fabular más o menos lo mismo que nosotros fabulamos sobre la Sagrada Familia de Barcelona (donde se hablan desde hace tiempo lenguas rarísimas).

Las desdichas de la pobre Babilonia no se quedaron en los malos deseos judíos de inacabamiento de su edificio más singular, ni en las profecías de que acabaría arrasada por los vecinos persas (eso les pasa por llevarse a los judíos consigo). Babilonia llegó hasta el Apocalipsis como nombre y localización satánica por excelencia, por lo que no es de extrañar que veinte siglos después Satán Hussein la eligiera para construirse un palacio con dejes de zigurat en una de las colinas circulares de las que hablaba antes, concretamente en la más cercana al Eufrates (que satán no es tonto y algo de frescor ya le daría el río por las noches).



Desde lo alto de su zigurat el sátrapa podía contemplar a sus pies las ruinas de los viejos palacios de Nabucodonosor:


Y dirigir las obras de restauración estilo "comisión del patrimonio" que iban dejando las ruinas de mediados de siglo XX en elegantes cimientos siglo XXI, cuando no en fidedignas reconstrucciones estilo Viollet Le Duc.




Un poco más a la derecha del Palacio de Nabucodonosor, Satán mandó también reconstruir las famosas puertas de Isthar que se habían llevado los alemanes a Pérgamo para que los europeos de bien pudiéramos hacer fotos de sus detalles decorativos sin tener que jugarnos la vida yendo a Babilonia.




Por no hablar de las maquetas donde se podían ver las puertas insertas entre murallas y avenidas:




Claro que con Internet también podemos ver las que reconstruyó fielmente Satán (véase también su palacio al fondo a la derecha) en el lugar donde fueron... fielmente expoliadas:


En estas estábamos cuando vieron que llegaban los americanos y suspendieron las obras para construir en la carretera que pasa por entre el Palacio de Sadam y las ruinas de abajo unas fortificaciones de nuevo cuño:





Completamos la visita turística echando un vistazo a (o una oración en) una pequeña mezquita situada al sur del recinto de la decaída Babilonia, mala y perversa por los siglos de los siglos, Amén.


Y recordando, ay, (siempre me dejo algo para después del Amén), que muchos dicen que los Jardines Colgantes de Babilonia no estaban en Babilonia sino en Nínive (a donde iremos otro día) pero que con una caja de lápices y un poco de imaginación los ponemos donde queramos y como nos dé la gana: