miércoles, 27 de febrero de 2013

550. TOTALLY FUCKED UP ** (1993) GREGG ARAKI



Dos ** estrellas sPyPnic. Y eso que a mí el tema homosexual me interesa tanto como el gore o las hazañas de los ladrones, o sea, nada. Será que no soy moderno. Pero la película es brillante por la forma en que se sale del propio formato del cine convencional: saltando al vídeo, a la narración en primera persona, a una desestructuración novelesca en forma de capítulos, a los pantallazos de textos del cine mudo o al collage ambiental más exagerado, para volver al final a recuperar un poco la trama, el tema del grupo o la tragedia del suicidio. Todo ello con un fondo de música underground de excepcional (el "shoegaze" del que hablaremos en otro momento). Es decir, teniendo siempre la sensación de que hay mucha inteligencia y mucho gusto en la dirección. Seguramente un homosexual. Gregg Arraki.


Del planteamiento de los protagonistas me quedo mucho más con sus dudas iniciales sobre la sexualidad que con los problemas posteriores de su homosexualidad. A ver si me explico: el problema de la homosexualidad es un problema social, mientras que el problema del sexo es un problema religioso, es decir, muchísimo más profundo, inconmensurablemente más interesante. Ni comparación. En tanto que el sexo es asunto esencialmente religioso, en tanto que el sexo (el sexo heterosexual, por supuesto) es el origen de la vida, la homosexualidad en sí, estéril por definición, pierde para mí todo interés. Se convierte en un asunto de adaptación, de marginalidad, o en el mejor de los casos, de afectos, amor, celos, etc, pero sin conexión alguna con el gran misterio del sexo. Es la Vida que late en el núcleo del sexo lo que nos lleva a los afectos, al amor, a los celos, a los engaños o al delirio. De modo que cuando se quita ese núcleo, ese nervio, todo se queda en representación, en artificio, placer, falsedad, gimnasia, recuerdo o sociabilidad, es decir, en sexo hueco. Y de ahí seguramente la modernidad de la homosexualidad en nuestros días, porque la homosexualidad sea acaso la expresión más cabal de la sexualidad contemporánea. El paradigma de una era hueca y abocada a su acabamiento.

Pero no me malinterpretéis: no digo como los fundamentalistas católicos del opus dei que el único sexo permitido es aquel que directamente se haga para la procreación. Ni mucho menos. Digo que todo verdadero sexo tiene que ser consciente de su relación o conexión con la vida y con la muerte. Y que si el sexo es esencial en la vida diaria y más allá de la procreación, no lo es tanto por los afectos y placeres a que nos lleva sino porque ese sexo es exactamente el mismo que nos dio la vida. Porque en la ceremonia periódica del sexo rendimos tributo a nuestro origen. Y porque si el sexo es origen de la vida, su reverso no puede ser otro que la muerte. Es decir, entrega total y acabamiento.

Perdón, perdón por el discurso. Hoy vengo de dar una clase magistral sobre la creación y se me ha ido la mano. Vuelvo al comienzo de la película: a las frases sueltas de dudas de los adolescentes sobre la sexualidad. Porque ahí hay tema. El sexo es ese misterio que se va viendo de muy diferentes maneras según avanza la vida pero que tiene un momento crítico en esa edad en la que coinciden su descubrimiento y las óptimas posibilidades de fertilidad. Es el momento, por tanto, de mayor desconcierto, de mayor inocencia o ingenuidad. Momento de temor y temblor. Y de ahí que me parezca conveniente separar las dudas sobre el sexo que plantean los personajes al comienzo de la película (interesantísimos), de la deriva inmediata que hacen a su condición homosexual (nada interesantes).


Ya que los modernos prefieren aludir al género en vez de al sexo para referirse a la diferencia entre hombres y mujeres, yo les sugeriría que de una vez por todas cambiaran la terminología de "relación homosexual" por "relación homogenérica". De ese modo dejarían en paz al sexo, le quitarían de verdad el género, y lo pondrían en su verdadero sitio, es decir, en el punto de encuentro de hombres y mujeres, origen de la vida y renovación permanente de la misma.

Es lo mejor que se le podría responder al título de esta película: que de no separar lo uno de lo otro, estamos "totalmente jodidos".