domingo, 17 de noviembre de 2013

676. LARS AND THE REAL GIRL ** - 2007 - CRAIG GILLESPIE



¿Una película blandurria y tontorrona con dos** estrellas sPyPcin? Pues sí. ¿dónde está el truco? en la línea de arriba de la carátula: cinco actores que crean unos grandísimos personajes. Cinco personajes también bastante blandurrios y tontorrones, pero eso es lo de menos. El cine tiene su grandeza en la invención de personajes a través de una historia. Y en ese sentido da igual que la historia sea tonta y que los personajes lo sean también. Lo importante es haberlos llegado a construir y CRAIG GILLESPIE creó en LARS AND THE REAL GIRL (2007) cinco personajes de antología. Magia del director o de los actores, no lo sé, pero cada vez que vemos una película así no dejamos de dar vueltas al truco: casting, casting, casting...


La idea del guión es graciosa, pero en cuanto queda expuesta y se va extendiendo la complicidad de todo el pueblo con la rayada de RYAN GOSLING, la película se atasca y la historia se torna fábula. Mira que me caen mal a mí las películas en que todo el mundo es malo, pero estas en la que todo el mundo es bueno..., no sé si son peor.


Pero el caso es que EMILY MORTIMER lo borda como mujer amor. Y  PAUL SCHNEIDER, lo mismo.


KELLY GARNER va aún más lejos en lo de la ingenuidad femenina, pero esto es América, y si no es así, vamos y nos lo creemos, que es muy bonito. 


¿Y qué no podemos decir de la doctora PATRICIA CLARKSON? Pues que sólo con sus gestos y actitud se podría arreglar el problema de la salud pública en Estados Unidos y en el resto del mundo. ¡Qué personaje!


Una de las cosas que me llamó la atención desde el comienzo de la película es la manía del director por poner charcos de nieve falsos. Lo mismo alrededor de la casa que en el bosque. Debe de ser que la nieve nos recuerda la navidad y lo endulza todo. 

Aunque para almíbar, lo de cerrar suavemente puertas de habitación en la noche con la cálida luz de las lámparas. Ni sé la de veces que usan el recurso de marras para ver si nos entra la modorrilla. 

En fin, el problema del éxito de estos casting colectivos es que las actrices no pueden llegar a diosas. Ninguna de las tres, EMILY MORTIMER, PATRICIA CLARKSON o KELLI GARNER, llegan a enamorar. Y tampoco creo que a las chicas de ahora (¡tan malas ellas!) les lleguen a hacer tilín la demencia de RYAN o la blandenguería de PAUL. Pero todos son tan majos que ójala fueran nuestros vecinos, nuestros médicos o nuestros compañeros de trabajo. 

No sé si yo me apuntaría a un mundo así, pero lo que está claro es que CRAIG GILLESPIE, este australiano de corta filmografía metido en series, lo ha pintado con los colores apropiados. Y con la gorra.