miércoles, 2 de octubre de 2013

652. BUENA VISTA SOCIAL CLUB *** - 1998 - WIM WENDERS



Ya tengo ganas de volver a Cuba. Pero Fidel no se muere, los comunistas acaban de inventar la Monarquía Hereditaria (¡qué tíos!) y el país sigue en la miseria. De vez en cuando remiro las fotos de nuestro viaje del 2002 (me encantaría escanear algunas de aquellas fotos hechas aún con la analógica y compartirlas aquí) e imagino que las calles seguirán con la misma mugre y la gente con la misma mirada perdida entre la risa y la desesperación. A falta de ganas para viajar, nada como volver a ver de vez en cuando BUENA VISTA SOCIAL CLUB, ese fantástico regalo musical que nos hicieron RY COODER, juntando a aquellos viejos  pero grandísimos y olvidados músicos (olvidados por la revolución, vaya), y WIN WENDERS, filmando la película.

Aparte del contenido preferentemente musical, Wenders retrata LA HABANA con esa técnica del silencio que yo estoy probando en MIRA ESTO OTRO. Da un poco de rabia prescindir de la palabra, pero a cierta edad parece como una elección compartida. La música parece entonces como que se cruza entre nuestro silencio y las imágenes. Nunca he amado más mi lengua que estando en Cuba oyendo un bolero al pasar por la puerta trasera de un bar. Recuerdo que entramos, nos colocamos detrás de los músicos y me embargó la emoción. Están cantando en español, me dije con asombro. En mi español. Qué lengua tan bella.

La misma emoción que siento al oír a Elíades Ochoa en Buena Vista Social Club, mi cantante favorito entre todos ellos.


O al contemplar las figuras humanas de algunos de los músicos de instrumento, donde mis favoritos son Rubén Gónzalez al piano (que se parece mucho a mi amigo maratoniano "el colega"),


Cachaíto López al contrabajo, todo un señor:


y Manuel "guajiro" Mirabal a la trompeta, que es como Camilo José de Cela pero con mucho más gracia.


Qué placer de película. No creo que tarde mucho en volver a verla. Por desgracia, menos que en volver a Cuba. Darle tres *** sPyPcin a Wenders por este monumento a nuestra cultura me parece poco. Pero es lo que hay. Y hay que conformarse.