martes, 31 de enero de 2012

316. LOS DESCENDIENTES* - 2011 - ALEXANDER PAYNE



Casi dos horas de película, uf. La primera hora se ve con agrado. Da gusto ver cine bien hecho y con buen ritmo narrativo. Pero hacia mitad de la cinta ya empiezas a ver que no hay mayor sustancia dramática y que los personajes no acaban de cuajar. Y te dejas llevar por el buen clima y la belleza de los escenarios naturales de Hawai y por todas esas casas de interiores tan abiertos.

Audrey Hepburn decía sobre DESAYUNO CON DIAMANTES que era una de las películas que más le había constado interpretar porque ella era un mujer discreta, y eso de ir de cara dura y de centro de todas las miradas pues que no le iba. George Clooney podría decir lo mismo de esta película en la que en vez de exitoso galán, le toca hacer de padre patán. Lo borda especialmente en su estilo de running. Supongo que habrá estado corriendo horas y horas para poder hacerlo tan mal. Pero en general, cuesta bastante verle en ese papel.




Vuelvo a Truffaut y a su definicición de gran cine: cuando director y actriz... etc. En LOS DESCENDIENTES no hay actriz, y por mucho Clooney que pongan, se queda coja. A Alexander Payne, el director de ENTRE COPAS, parece que le gustan los patanes. Son muy cómicos, la verdad. Y si al patán le ponen cuernos, mucho más enjundia. Pero le salió mejor poner a un patán al lado de otro en su anterior película. Da mucho más juego que las hijas maleducadas o que el novio de la hija (que al final casi resulta adorable, ah). 

Puestos a elegir entre patanes, prefiero mil veces al viejo CHARLIE SHEEN de DOS HOMBRES Y MEDIO que a Clooney. Y es que para acabar la película viendo un documental de pingüinos en la televisión con una hija a cada lado, no hace falta un dramón familiar sobre el problema de los padres con la educación. Para eso mucho mejor las series.