martes, 1 de marzo de 2016

821. PAULA BONET - 2016 - CONFERENCIA EN LA ESDIR



Si alguien me hubiera dicho hace unos años que un ilustrador podría llegar a convertirse en un fenómeno de masas, hubiera pensado que estaba chalado. Bien sé que el don de dibujar tiene un gancho especial, como también lo tiene el de hacer virguerías con un saxofón o con unos patines en los pies; pero ese tipo de habilidades suelen despertar admiración en círculos reducidos y cercanos al artista, que poco o nada tienen que ver con la entrega a que por ejemplo mueve una estrella del rock. Lo cierto es que vivimos en tiempos raros en que los medios de comunicación y las redes sociales juegan con el destino de los humanos como nunca antes había pasado.


Es el caso que unas semanas antes de que viniera la ilustradora Paula Bonet a dar una charla en la Escuela de Diseño de La Rioja, mis alumnos de primer curso de Diseño de Interiores, que apenas conocen a un sólo diseñador y a los que tengo que llevar de la oreja al Salón de Actos cuando llegan las conferencias de las Jornadas de Diseño o viene alguien importante a la Escuela, esos pipiolos de alumnos, digo, ya me estaban preguntando si les iba a dejar ir a la conferencia de Paula Bonet en caso de que coincidiera con mi horario de clases. ¿Paula Bonet? les dije, ¿quién es Paula Bonet?


Después de haberme informado un poco (¡ah!, bien, una dibujante, eso no les hará mucho mal) llegó el viernes 26 de febrero y cerré la clase para ir yo también a ver a Paula Bonet, y al entrar en la atestada sala, me crucé con la Jefe del Departamento de Diseño Gráfico que me dijo si quería que me presentara a la ponente. Como en esos minutos confusos previos a una conferencia no tiene mucho sentido una presentación y yo nunca he tenido afición a saludar por saludar a gente importante, rehusé amablemente la invitación y me fui a sentar a un sillón esquinado de la primera fila, que era de lo poco que quedaba libre.


La conferencia, como suele suceder en estos casos, fue un despropósito (pero no seré yo quien exija a un dibujante que sepa dar conferencias). Paula empezó presentando su último trabajo, un libro sobre Truffaut, hablando de su amor, o mejor dicho, del amor universal a Truffaut, sin darse cuenta de que el noventa por ciento de los alumnos que estaban en la sala no sabían quién era Françoise Truffaut, ni habían visto una sola película suya (y ese dato no me lo puede rebatir nadie porque soy profesor de Cultura del Diseño y cuando les pongo Farenheit 451 pregunto si saben quién fue Truffaut).



Sin venir a cuento dejó empantanada la historia de la creación del libro de Truffaut para ir saltando a otras cosas, por lo que consciente de su desorden expositivo (que tonta no es) pidió a la sala que le interrumpiera cuando quisiera con preguntas o comentarios... Estuve a punto de ser el primero en interrumpir y hacer un comentario hiriente para decirle que cuando te invitan a dar una conferencia (o una clase) hay que dar una conferencia y no dar la voz a los alumnos, quienes por lo general no hacen mas que preguntas tontas descalabrando así cualquier intento de discurso ordenado.


Pero no lo hice, claro está, porque por muy borde que sea yo, todavía tengo a la cortesía por un valor muy superior de convivencia, y porque era mucho mejor ver en pantalla grande el espectáculo de sus dibujos y que se perdiera sola con las historias de sus libros, su vida, sus entrevistas o sus amores, y sobre todo, con los hilos de su éxito y su fama internetera.


Cuando acabó con todo ello vinieron las preguntas (¡trágame tierra!), y desde la primera a la última, ya lo sabía yo, cada cual más tonta. Pero hete aquí que cada pregunta tonta (¿cómo eliges la portada de tus libros? ¿por qué la insistencia en el color rojo?¿porqué dibujas sobre todo retrato? etc), Paula la volvía interesante respondiendo siempre con algo inteligente y entusiasta, y sin apenas darme cuenta empecé a babear en mi asiento como si estuviera a seis metros de mi más adorada estrella del cine.


A veces empezaba su respuesta con alguna frase tan tonta como la pregunta: ¿que por qué dibujo caras? anda ¿y a tí por qué te gusta el vino...? Pero rápidamente entraba en materia: yo siempre quería haber pintado caras. Fui a Bellas Artes a aprender a dibujar caras porque en las caras está todo, porque las caras me dicen mucho; pero como me salían tan mal, en los dibujos al natural le pedía al profesor a ver si podía cortar la cabeza a las figuras. Y como tenía ese deseo (el deseo de pintar el alma, pensé yo por lo bajinis, porque ella quería decirlo pero no le salía, o no quería decirlo porque pudiera parecerle cursi...) como tenía ese deseo, -decía Paula-, insistí e insistí con lo de los rostros y ahí sigo.


Entre eso y sus repetidas declaraciones de entusiasmo por un trabajo tan placentero como dibujar  -"¿pero no os pasa que cada vez que hacéis una raya y le encontráis un sentido experimentáis un placer enorme...?¿pero no os dais cuenta de lo afortunados que somos pudiendo obtener placer en el trabajo?"- yo ya estaba completamente entregado; tan entregado que saqué el facebook, le di a "me gusta" y me convertí en el fan 348.865 de esta tipa.


Me hubiera gustado entonces saludarla o darle mi mano como muestra de agradecimiento por sus dibujos y palabras, pero en cuanto acabó la conferencia se formó una larga fila de alumnos esperando que les firmase un autógrafo o una dedicatoria y renuncié al saludo personal, opté por darle discretamente las gracias a Mónica Yoldi, la Jefe del Departamento de Diseño Gráfico por haberla traído a la Escuela, y me fui a clase a pagar mi óbolo, es decir, a corresponder a Paula con algo que estuviera a la altura de sus méritos.

Nada mejor, pensé en seguida, que enviarle la frase de Truffaut que dio origen en este blog a la sección "diosas spypnic" (v spyp 220) para poder ponerle a ella en uno de sus altares, imaginando que la conferencia de la Escuela no fue otra cosa que una película de esas que empiezan mal pero que al final se hace con las tres estrellas, máximo galardón que aquí damos. Película dirigida por Mónica Yoldi, y en la que José Angel Martín no sé muy bien que papel tiene, pero también salió en la foto:


(Javier Dulín, que estuvo a mi lado haciendo risas y compartiendo entusiasmo por la peli, ha estado un poco más lento, pero ya me he enterado (así de cotilla es facebook) de que es el fan número 348.871 de Paula)