martes, 16 de marzo de 2010

JENOFONTE

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Como es imposible leer todo lo que se publica y como mucho de lo que se publica merece cuando menos una ojeada, siempre me ha gustado leer reseñas de libros. Pero tras el escándalo de Echevarría en ELPAIS y la proliferación generalizada de turiferarios y vendedores, cada vez me había alejado más del género. Por suerte, los blogs me han devuelto la afición gracias al descubrimiento de, si no el mejor, sí que uno de los más elegantes comentaristas de libros que he conocido, Javier Fernández de Castro, en El boomerang.

Hace una semana publicaba una reseña sobre un libro de viajes de Mark Twain que no creo que lea nunca pero que tardaré en olvidar que ahí está. Y en esta semana ha escrito nuevamente sobre un libro de viajes de un inglés que repite, con medios modernos, el grandioso viaje que Jenofonte contó en la Anábasis.

Qué placer el olvidarnos de vez en cuando de los arzobispos, los universitarios (y sus profesores), los titiriteros de la ceja, los jueces, los periodistas, los arquitectos y tantas y tantas calamidades que nos salen al paso. Más calamidades digo yo, que las que pasaron los de la Anábasis.

Para una consulta rápida de la Anábasis, echar un vistazo a este enlace de la wiki.

Y si se quiere ver cómo se las gastan los ingleses con esas anticuallas de las que aquí nunca se ocupará nadie, puede verse, por ejemplo, esta web.