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Con internet el mundo se ha hecho muy pequeño y divertido. El miércoles pasado, por ejemplo, abrí el blog de Carlitos Zeballos, ese peruano afincado en Japón que viaja por todo el mundo con su moleskine bloggero contándonos arquitecturas varias. ¿Y que me encuentro nada más abrirlo? Pues una foto cortesía de Ignacio Izquierdo, a quien tenemos estos días en las antípodas. O sea que Carlitos conoce a Ignacio. Estupendo.
El peruano nos llevaba ese día a los templos de Ta Prohm en Camboya, pero como están ya requetefotografiados, me quedé con la copla de la peli de Lara Croft a la que enlaza al final del post.
Pues bien, gracias a la "Cultura al alcance de todos" (eso que a la SINDE no le gusta nada) me bajé la peli y acabé el día horrorizándome sobre el infantilismo, superficialidad, estupidez, vacuidad, etc etc. de ese tipo de cine. Escandalizándome incluso, de que la tan famosa Angelina Jolie no me ponía lo más mínimo. Y es que... cuando no hay luces detrás, se apaga hasta el cuerpo más serrano.
En fin, que uno empieza tirando de un hilo y acaba sacando una zapatilla. Dispersos que son estos encadenamientos interneteros. Como la peli, mismamente. Pero por suerte se me ocurre un remedio: hacer aquí un relato, je je je je, con la cadeneta.