miércoles, 1 de junio de 2016

848. ANDERS ZORN



En los años sesenta nuestro imaginario erótico estaba lleno de suecas. En la estepa hispana jamás habíamos visto una sueca pero se decía que venían a Benidorm en bikini, que eran rubias y que se rendían ante la fogosidad latina. El mito se esfumó pronto y la palabra Suecia pasó a convertirse en un símil de socialdemocracia. Cuando al fin hice un viaje a Escandinavia tuve la impresión, no sé si errónea, de que sus mujeres son como flores de primavera y que su juventud se marchita muy pronto. De aquel viaje, sin embargo, me traje un libro de un acuarelista por el que aún tengo cierta devoción decorativa, Carl Larsson, que ocasionalmente también, me trajo el recuerdo de aquella vena erótica. Le dediqué una Pequeña Lección de Diseño que puede verse siguiendo el enlace.


Los desnudos femeninos del pintor y grabador Anders Zorn me han llegado sin embargo vía facebook, esa red social puritana que tiene a bien censurar cualquier atisbo de sexualidad políticamente incorrecta. Por suerte, la del arte no lo es. Hace unas semanas leí el curioso artículo de Lewis Mumford sobre el pintor Thomas Eakins y su lucha contra el puritanismo americano por disfrutar de la belleza de los cuerpos humanos desnudos, y me pareció una historia bien triste: la de tener que utilizar la escusa del arte para ello.


Las chicas desnudas de Zorn que se bañan entre las rocas de los lagos o de mil brazos de mar de la costa sueca parecen hacerlo con toda la inocencia del mundo y están como integradas plenamente en la naturalidad del paisaje.


La sociedad sueca no es nada libertina y en las acuarelas o grabados de Larsson y Zorn no parece que hubieran puesto ahí los desnudos para la complacencia del pintor (o del destinatario de las pinturas) sino que da la sensación de estuvieran antes de la llegada del pintor; que estuvieran ahí desde siempre. Tal es su gracia y su naturalidad.


Descubierto Zorn a través de sus grabados investigué un poco y vi que también al óleo cultivó el interés por el desnudo femenino junto al agua:





En el blog de arquitectura edificiosLHD acabo de contar un Paseo en Barco al Este de Estocolmo en el que las casas brillan como estrellas junto al agua en los largos atardeceres nórdicos. Para cuando hicimos aquella excursión ya había olvidado yo el imaginario erótico sueco de la adolescencia pero gracias a Zorn vuelvo ahora a recuperarlo, aunque de una manera más sencilla, más integral, más bella. Y también junto al agua. Aquí Zorn, con mis respetos y gratitud: