viernes, 22 de junio de 2012

418. DE LA NATURALEZA Y USO DEL LENGUAJE


Hoy va el post sin foto. Sólo texto. Prepararos.

Es el caso que ya os habréis dado cuenta de lo mal que escribo. Erratas y descuidos aparte, no cometo muchas faltas de ortografía pero tampoco cuido para nada la sintáxis o el ritmo de la escritura. Las frases van al teclado tal y como me vienen. Pero lo peor no es eso; lo que más os habrá llamado la atención es que de vez en cuando trabuco letras y digo aluscinante en vez de alucinante, o jran en vez de gran, cuando no me invento palabros que no vienen en el diccionario, uso las mayúsculas o a mi gusto y así sucesivamente.

Es el caso también que una profesora repipi (o debería decir repipí) me llamó el otro día la atención porque en un reunión académica dije que había que dedicar más horas a tutorizar a los alumnos..., y me saltó con que la palabra "tutorizar" no existe y que debería usar "tutelar".

Pues bien, como nadie me ha llamado la atención sobre lo que escribo en el blog (¡viva el blog!) y en cambio me tiran de las orejas en las reuniones académicas (¡abajo las reuniones académicas!) he dado en pensar en la grandeza que posee el lenguaje y en la miseria de los repipís. Digo grandeza porque el lenguaje lo aprendemos por imitación de quienes nos rodean, es gratis y libre, y como demuestra la historia, es un ente tan vivo y moldeable como nosotros mismos, de modo que gracias a las variantes y usos que le va dando la gente va cambiando a lo largo de los años igual que el paisaje o las ciudades.

Contra esa grandeza y libertad del lenguaje de todos, aparecen, cómo no, quienes quieren regularlo y controlarlo, para que digamos y escribamos las cosas bien y como se deben decir. Y aprovechándose de la maquinaria de la enseñanza pública y de los medios de comunicación que hasta ahora controlaban totalmente, nos lo atornillan a todos al cerebro en colegios e innnstitutos. Pero una cosa es dar "estabilidad" a una lengua para que no se desmadre, o poner cierto orden en las formas y el significado de las palabras, y otra muy distinta crear el lenguaje al gusto de los académicos cerrando la creatividad de todos los que lo conocemos, usamos y poseemos. Porque mal que les pese, es como poner puertas al campo. Y a las pruebas me remito: de tanto en tanto a los académicos de muchas canas y sillón no les queda otra que admitir las palabras que usamos en la calle.

Efectivamente, "tutorizar" no parece ser palabra que recojan los diccionarios, ni que digan los repipís que repiten en la red lo que dicen los diccionarios, pero si uno abre la gran ventana google y mira lo que escribe la gente, la encuentra por todas partes referida fundamentalmente al campo de la enseñanza. Porque la gente entiende que "tutelar", que es la palabra que proponen usar los repipís, tiene unas connotaciones jurídicas, familiares o incluso políticas (referidas históricamente a la tutela colonial) que no casa bien con la labor docente de los tutores. Y hasta llego a pensar malévolamente si no será porque los repipís prefieren las clases (donde mandan ellos lo que debe hacerse y decirse) que las tutorías (en las que el profesor guía y dialoga con el alumno), por lo cual entiendo que decir tutorizar para referirnos a la atención personalizada a los alumnos es de lo más justo y apropiado.

O tutorar, acaso, porque mira por donde que en un diccionario de usos encuentro que tutorar significa poner palos rectos o rodrigones a las plantas para guíar su crecimiento, lo que al fin y al cabo es lo que puede que haga un tutor con sus alumnos. Bonita metáfora, por satanás.

Decid pues tutorar y tutorizar todas las veces que os dé la gana, que es así como os entenderá la gente; y los repipís que se hagan pipís y se rasguen las bragas escandalizados. Y sobre todo decidlo en internet, que de momento es libre y que mal que les pene a las académicos con o sin pene, ha desatado la creatividad en el lenguaje como nunca hasta ahora había sucedido (no hay más que mirar la página amiga de los vicisitudes y sordidezcos en la que tanto lenguaje aprendo) y que les va a dar un trabajo en los próximos años que no veas. Que se quejen, que se quejen (cabrones, con lo que cobran..., que me lo han dicho).