lunes, 16 de mayo de 2011

209. TOMMY - 1975 - KEN RUSELL

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Después de haber revisionado recientemente THE WALL (1982) y QUADROPHENIA (1979), no podíamos dejar de volver a ver TOMMY (1975) para completar aquel trío de grandes películas de opera-rock con el que se cerró la postguerra británica y la contracultura de los sesenta.

Tengo anotado haber visto Tommy el 13 de noviembre de 1989 cuando le hice una reseña bastante pretenciosa y ajena a mi actual estilo. Aún así, como creo que decía en ella cosas interesantes y me hace ilusión releerme y colocar por aquí cosas viejas, copio tal cual la nota manuscrita que escribí entonces:

Tommy 1975
Protagonistas: Ann Margret, Oliver Reed, Roger Daltrey. Secundarios: Tina Turner, Elton John, Jack Nicholson, Eric Clapton, etc.

"¿Se trata de la última película del género musical o de la primera colección de videoclips? ¿Tienen las óperas en general coherencia alguna o son pretextos para escenografiar unas cuantas buenas canciones?

No hay ópera mala si la música es buena y la escenografía también. En Tommy se dan ambas cosas. Música extraordinaria: los Who fueron uno de los grupos que hicieron más comunicativo el pop-rock a comienzos de los 70. La escenografía cuenta con la ayuda de la técnica cinematográfica sin la cual dudo mucho que se pudiera escenificar con tanto aparato. El Pop unido al cine: coherencia total.
La historia que pretende dar soporte al film tiene dos partes: la primera, la del niño aterrorizado por sus padres, refleja toda una problemática típica de la época (más que un problema, un mito de los años hippies: "she´s leaving home", etc): los jóvenes cargan con el pecado de sus padres. En la segunda parte, el joven aterrorizado se convierte en un héroe juvenil por su habilidad con las máquinas tragaperras. Los jóvenes se han vuelto tan idiotas que mitifican cualquier habilidad por estúpida que sea. Tanto la mitifican que hacen de ella una nueva religión. Los padres no son ajenos al chollo y aparecen en todo momento junto al hijo para aprovecharse de su éxito.

El desenlace consiste en la caída del mito a manos de los mismos jóvenes que lo ensalzaron. Ajeno a todo el montaje, el protagonista logra la liberación, mientras que los padres, primero castradores y después buitres, acaban sucumbiendo.

Con todo, la historia queda oculta o en segundo plano por el potente derroche musical y visual exhibido con una fuerza que la historia no tiene. Por eso, a veces da la sensación de que la película es una colección de vídeos musicales montados uno a continuación del otro en vez de ser una verdadera película.

Con todo, se ve con sumo agrado, emociona en muchos momentos por la belleza de su música y la potencia evocadora de las imágenes propias de las inquietudes del pop, de la generación beat, y de las experiencias del LSD psicodélico.

Ann Margret está espléndida y en las escenas de su dormitorio introduce una dimensión erótica y sensual por lo general ausente en el pop-rock de los años hippies."







Bueno, pues eso es lo que escribía yo a mano en unas fichas en 1989. Ahora diría que en la primera mitad no paré de exclamar de júbilo por la sorpresa de las imágenes y que la segunda mitad se me empezó a hacer pesada, pero bueno, a ver si hay suerte y la puedo volver a ver dentro de otros 22 años.

Más imágenes curiosas de la peli: las de Tina Turner, Eric Clapton, Elton John o los propios Who dirigidos por Pete Townshed:





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