domingo, 22 de enero de 2017

872. CAMBIO CLIMÁTICO



Ayer leí una de las respuestas más sensatas a la pregunta sobre el cambio climático. Fue en una entrevista a la profesora de arte y antigua feminista Camille Paglia. Está en esta entrevista que le hace el periodista mejicano Angel Jaramillo para la revista Letras Libres (la enlazo por si queréis leerla entera). Copio y pego el fragmento en cuestión:


Otra de sus facetas más polémicas es su postura con respecto al cambio climático. Ha argumentado, en contra de las conclusiones de diversas investigaciones, que la causa de este problema global no es la acción humana, sino los ciclos naturales de la Tierra.

Nací y crecí en la zona central de Nueva York, donde los glaciares que cubrían la mitad de América del Norte empezaron a disminuir al final de la Edad de Hielo, hace unos doce mil años. Este proceso dejó rastros en el paisaje, el ejemplo más famoso son las cataratas del Niágara. Veo estos procesos como ciclos largos. El clima y la temperatura están en constante transformación y nadie tiene la capacidad de predecir qué pasará. Desde el nacimiento de la civilización, en la antigua Mesopotamia, las personas saben que cualquier ciudad construida a las orillas de un río o en una costa corre el riesgo de ser destruida por inundaciones o por el aumento del nivel del mar. No deja de sorprenderme la ignorancia de ideólogos como Al Gore, que dijo que el huracán Katrina fue causado por efecto de la acción humana. Los mayores huracanes en la historia de Estados Unidos sucedieron al principio del siglo xix. Además, no tenemos manera de medir o entender la forma en que los ciclos de calentamiento o las llamaradas explosivas del sol afectan nuestro clima o el modo en que el magma se filtra a través de las placas tectónicas afectando la temperatura del océano. Los defensores del calentamiento global se han convertido en fanáticos religiosos que prefieren el dogma a la ciencia. Estamos a merced de la inmensa fuerza de la naturaleza y los seres humanos somos muy débiles como para influir en ella. Predicar que la humanidad, pequeña como es, tiene el poder de cambiar el clima es arrogante.