jueves, 9 de marzo de 2017

881. BETTY DODSON



Cuando hace unas semanas encontré a BETTY DODSON en las páginas del libro de Gay Talese recordé que en su día me compré un libro suyo que... no había acabado de leer. Con el hambre de sexo, la ganas de saber y la recién inaugurada libertad en España, comprábamos todo lo que se publicaba sobre sexo aunque muchas veces la mayoría de los libros se quedaban en la estantería a medio leer. SEXO PARA UNO, publicado en 1987 y traducido y editado en España en 1989 con una portada un tanto subrealista arrancaba con un tema original, la reivindicación de la masturbación en todas las épocas de la vida,  aunque luego caía en los tópicos de todo manual de autoayuda y... volvía al silencio de la estantería.


Cierto que el texto estaba salpimentado con las interesantes confesiones autobiográficas de la autora, pero al no saber de la importancia del personaje lo leías más pensando en ti mismo y lo acababas dejando. Otra cosa es leerlo a sabiendas de la importancia de Betty en la historia de la revolución sexual. Cada retazo de su vida personal vale mucho más que sus consejos, y aunque yo no soy de celebrar ningún día mundial de la mujer trabajadora ni mandangas por el estilo, ayer 8 de marzo le hice un buen homenaje a Betty buscándolo por entre las cajas de libros descatalogados de mi biblioteca y leyéndomelo de un tirón.


Según la wikipedia, Betty tiene ahora 87 años y sigue dando la matraca con el tema de su vida. He buscado por internet a ver si por casualidad se había interesado por el sexo más allá de los sesenta, pero me da que la revolución sexual se ha parado justo al llegar a este límite. Todo lo que se le ocurre decir a los psicopedagogos es que sí, que hay sexo más allá de los sesenta, como si con ello descubrieran América (!). El problema, hombres de dios, es contar qué tipo de sexo. Con qué sentido, con qué aspiraciones o con qué límites. Con el cuerpo que a uno se le va quedando, las referencias del sexo juvenil o del sexo adulto no sirven para nada, por no hablar de la seducción y el resto de concomitancias con el amor.

Seguramente, uno de los mejores momentos del libro en esta mi segunda relectura ha sido cuando Betty cuenta que tuvo el valor de preguntar a su madre, viuda, de sesenta y nueve años, y con quien apenas había hablado nunca de sexo, si aún se masturbaba.... El otro momento que yo destacaría ahora es la carta de un hombre de noventa y un años que le cuenta a Betty, porque seguro que ella le va a entender, la historia de una correspondencia de fantasías compartidas con  una mujer de treinta y cinco años a la que nunca llegó a conocer. (Pruebas una vez más de que los libros los hacemos los lectores y no los autores).

Si os animáis a leerlo, seguro que cada cual encontrará alguna historia interesante para sí mismo, aunque mi consejo es hacerlo como acercamiento, conocimiento y homenaje a Betty Dodson. Una mujer grande donde las haya. Por si está descatalogado o no lo encontráis en las librerías, este buen colega da un enlace para bajarlo como pdf. Luego siempre se le puede mandar a Betty un saludo por paypal si es tiene abierta una cuenta o lo pudiera necesitar.