Qué guapos todos, Beverly Hills, gente del cine, un party de aniversario de una parejita. Y llegado el momento central de la noche, todos escenifican algo con ese toque de saber estar en escena tan propio de los anglosajones, y ya no digamos, de la gente del cine ¿quién no quiere ir a un party así?
El caso es que esta película del 2001 que ya habíamos visto en su momento y que nos había dejado bastante indiferentes, porque la gente pija y culta por muy bien que lo haga me deja indiferente, y porque los diálogos quieren ser interesantes todo el rato y al final se te acaban indigestando, esta película, como se verá, es el típico enredo entre la vida real y el cine que tanto les gusta a la gente del cine y que tanto aburre a los que no somos gente del cine.
De todos modos la hemos vuelto a programar, porque la verdad sea dicha, estar hora y pico entre gente guapa en una casa modenna oyendo conversaciones que parecen sugerentes, no es un caramelo amargo por mucho que de tanto en tanto salgan a relucir las peleas intestinas entre vecinos o entre las mujeres para darle al party un poco de drama.
La película se la guisan y se la comen entre los dos protagonistas, Alan Cumming y Jennifer Jason que a la vez son los guionistas y los directores. Toma ya. Entre ellos se inventan un momento difícil en su relación de pareja y la ponen en escena con la ayuda de todos sus amigos (dentro y fuera del plató). La verdad es que esta gente del cine juega con fuego, y es lógico que la mayoría se quemen.
Decía que lo mejor son los líos entre mujeres, y como son muchas, de algún modo me recuerdan a aquella película coral de Ozon, Ocho mujeres (2002), aunque a diferencia de esta, en la que el juego era intergeneracional, en Anniversary Party la partida se juega en ese tramo de edad tan crítico del comienzo de la madurez.. Me quedo pues con las mujeres y paso de los tíos, que por muy actores y gente del cine que sean no hacen otra cosa que lo que hacemos todos, es decir, andar tras ellas.
En primer lugar, la prota, codirectora y coguionista, Jennifer Jason Leigh, que escenifica celos respecto a todas las mujeres que le pueden robar al maridito ese tan bobo que tiene, Alan Cumming, o sea, su marido real, y codirector con ella del film. Tiene un morrito bastante feo, pero para el papel que se ha escrito le va bien.
La segunda, la más peligrosa de todas, Gwyneth Patrol, la actriz de una película que va a hacer el maridito interpretando a su propia mujer, que parece que es como una piruleta rosa traída en un barco wikingo. Lo que me ha costado escribir su nombre. .
La amiga de toda la vida de la rubia, Phoebe Kates, mujer en la vida real y en la película de Kevin Kline, padres asentados y con los niños traídos al party, que le dice a la prota que su maridito es un inmaduro y un gilipollas y que ella se merece algo más, ale.
La fea, Jane Adams, porque alguna fea tenía que haber en la fiesta.
Y la vecina, Mina Badie, que tiene cara de mustia pero que al final resulta que es con la que se morrea el maridito cuando están puestos de éxtasis hasta el culo.
Hay una más, la mujer del financiero, también monilla, pero aparte de unas palabritas insinuantes con el maridito cuando llegan los primeros al party, creo que no da más juego.
En fin, que si querían que se me quitaran las ganas de dar un party con gente del cine (o de la cultura) y de ver cine de la gente del cine, casi lo consiguen. Y es que es todo tan mono y tan tonto, todos se odian y se aman, se dan tantos abrazos y se soportan tan bien, muerden y recogen velas con tanta educación, etc. que aunque te guste estar ahí, al final te quedas con la duda de si no te da grima todo.