Se ha muerto un "artista". Ora pro nobis. Tapies era un artista. A mí siempre me gustó mucho su pintura. Había conseguido hacer del arte de la pintura una banalidad absoluta. Viendo las pinturas de Tapies, que insisto, me gustaban, todos podíamos ser pintores. Todos podíamos ser artistas.
Y si todos podíamos ser artistas, nadie iba a reclamar de ahora en adelante el título para sí. Genial, genial.
Pero Tapies, que como está a la vista, pintaba cualquier chorrada, iba de artista (aquí le vemos en una foto inequívoca de artista), y recibía constantemente honores de artista.
Incluso a un viejo edificio de la calle Aragón de Barcelona le hicieron una artistada (una mamarrachada artística) para que se viera que era la casa o la fundación de un artista. Del artista Tapies.
En realidad quien se murió el pasado lunes, fue un millonario. Un multimillonario. Una de esas acumulaciones de dinero que se hacen con los medios de comunicación de masas y de creación de artistas. Los periódicos, críticos, historiadores (esos agentes del dinero) le han dedicado estos días montones de páginas. Sólo con la publicidad de estos días (que es lo que las páginas de periódicos son) los productos Tapies han debido de subir en Bolsa una barbaridad.
A mi me da igual porque yo no tengo ningún Tapies ni voy a comprar nunca un Tapies, pero voy a seguir pintando como Tapies y haciendo como Tapies, es decir, emborronando pantallas de ordenador con colores, imágenes y palabras, por el puro placer de hacerlo.
Con la esperanza de que ni los periodistas, ni los críticos ni los historiadores se fijen en este blog y le pongan a cada entrada el mismo precio que a los manchones de Tapies. No os digo lo que cuesta cada crucecita, o cada desconchón de estos porque os ibais a marear.