Ayer tuve un acceso de cariño hacia el viejo Fernando Savater, hombre bueno más que nada, cuando le vi en un rincón de las páginas de atrás del cadáver periodístico de la democracia escribiendo un bonito artículo en el que decía una verdad como un piano: que ya vale de reducir la vida a la crisis y a la economía. Y otra verdad, aún más grande, contenida en una cita de Peguy que justificaba el rincón desde el que lo decía pero que sólo tiene sentido desde sus afueras: que el periódico de ayer ya se ha quedado viejo mientras que Homero sigue siendo joven.
El trozo que ocupa Savater en mi librería es tan extenso que
razón tenía José Angel cuando me decía que era uno de los hombres que nos había
enseñado a leer. Y de ahí mi cariño. Pero cuando me iba a poner a escribir esta
nota de afecto y hasta tenía pensado titularla como EL SABIO EN EL RINCON, le veo hoy no ya en las páginas de atrás sino en la tribuna principal de
esa ruina del pensamiento diciéndole al PSOE (Mamporreros) lo que tienen que hacer para
adecentarse un poco, y confesando, una vez más, su ingenuidad política. Su
ingenuidad de hombre bueno y engañado.
No sé si alguna vez he contado aquí mi único encuentro
personal con Savater, pero lo resumo en dos líneas: fue nadando en la playa de la Concha. Iba yo poco a poco
alejándome de la orilla con la confianza que da ver a dos tipos nadando y
charlando tranquilamente mar adentro cuando reconocí el singular timbre de la
voz cascada de nuestro filósofo zascandil. Me presenté, le saludé y ya no le he
vuelto a ver nunca más en persona.
Pero como veo que sigue aún ahí, agarrado a ese barco a la
deriva, apartado a veces en un rincón, pero en el viejo puente de mando en
otras, le voy a dar un consejo de amigo que se encuentra uno nadando mar
adentro: lo mejor que puedes hacer en tu vida, Fernando, es dejar ya ese
periódico. Dejar el periodismo. Detener tu envejecimiento diario y ponerte a las
Ilíadas.
(... y hablando de Ilíadas, a ver si de una vez por todas llega ya a las librerías lo último del señor Eduardo sobre el sumario de Homero! que ya le vale a Pretextos tanta tardanza).