Según veníamos ayer a Santa Lucía, al pasar por Murillo de río Leza y ver la fealdad de todo su nuevo caserío, especialmente las filas de horrorosos adosados, Rosalía lo comparó con la belleza de su iglesia y dijo que deberíamos venir a verla cualquier día de estos. Hombre, ya que pasamos por aquí, no hay prisa, es domingo y son la una menos cinco, hora en que seguramente la encontremos abierta, ahora mismo, fue mi respuesta. Y antes de cruzar el Jubera nos metimos hacia el casco viejo a ver si había suerte
Justo al llegar a la puerta estaba el señor cura hablando con cuatro feligresas y desde la ventanilla del coche le preguntamos que a qué hora se podía visitar. "Pues ahora mismo la acabamos de cerrar, nos dijo, pero si quieren se la abro para que la vean". No, no, ya vendremos a verla en otro momento que esté abierta, no se moleste, le respondimos con toda cortesía... para no decirle que lo que nosotros queríamos era verla a nuestras anchas y no con él de compañía o esperando en la puerta a que acabáramos de... hacerle unas fotos de turista. Mire, es que somos de Santa Lucía, aclaramos, y podemos venir en cualquier otro momento, díganos por favor a qué hora está abierta. Pues cuando hay misa, fue poco más o menos su respuesta, y por cierto, continuó el señor cura, yo soy también párroco de Santa Lucía desde hace ocho años y no les visto nunca por allí.
Ni nos va a ver (tenía que haberle dicho) si su comentario, como así nos pareció, tenía que ver con nuestra presencia en sus misas. Pero hubiera sido una forma poco elegante de decirle que mientras que sus misas no nos interesan lo más mínimo, los templos en que las dice sí, y aquí es donde se plantea el tema que habría que debatir social y políticamente: ¿de quién son las iglesias? ¿son herencia de toda la sociedad que las construyó, o son sólo de la parte de esa sociedad que ha seguido pegado a la religión católica y a sus cultos? En los últimos cuarenta años, muchas, por no decir todas las iglesias de nuestro país se han reparado y restaurado con dineros públicos, dineros de toda la sociedad, y justo sería que al menos durante algunas horas, los ciudadanos que nos sentimos ajenos a la Iglesia pudiéramos entrar a ver y a estar, con el debido respeto por el silencio y el culto de los demás (eso por supuesto) a los templos de nuestros pueblos.
En los pueblecitos alemanes en que hemos pasado últimamente algunos veranos, las iglesias (católicas también) estaban abiertas a todas las horas del día y era una maravilla entrar en ellas a la vuelta de un paseo por la tarde. Entre los medios electrónicos de vigilancia y los voluntarios y jubilados del pueblo, que así encontrarían algún quehacer útil y entretenido, la seguridad no es excusa. Yo creo que el principal escollo es la idea de la apropiación de las iglesias por parte de la Iglesia y sus curas, y ante ello hay que empezar a decir que no, que de eso nada, que las iglesias, como la historia, son de todos, y que queremos poder entrar a ellas sin tener que pedírselo al señor párroco.
Dicho queda. Aunque sea en este modesto blog. Le hago así honor a una de las "p" de su título que alude a la "política". Y para posts como el de hoy, la otra podría significar "propuestas": SPYP: "sobre política y propuestas". Genial. Ya he dado con otro filón, ja ja ja.