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La correspondencia entre Benet y Martín Gaite que me animó a escribir una carta abierta a Félix, me hizo recordar también que, revueltas entre las carpetas de todo tipo de escritos, tengo metidas unas cuantas correspondencias personales que contienen incontables tesoros. Me he entretenido este fin de semana en sacar nada más que las cartas con Félix y mirad ahí arriba el taco de papel escrito que vais a heredar. Menuda faena para vosotras, he pensado, porque para hallar las perlas tendréis que tirar un montón de basura.
También he pensado que puesto que la correspondencia está cerrada, puesto que yo ya no soy el que escribió mi parte, y puesto que aún no me he muerto, quizás podría ayudaros en la tarea buscando y sacando por aquí algunas de ellas.
Y para muestra un botón. Como la gran pregunta que me hago al contemplar ese montón de cartas es por qué nos las escribimos y para qué sirven, encuentro la respuesta en esta addenda que Felix me envió en una carta de 3 de mayo de 1993. Os la transcribo tal cual, porque vosotras lo entendéis mejor que yo:
"But in the age of the disintegration of experience human beings are no longer subjectively disposed to letter writing. For the present it looks as though technology is eliminating the preconditions for the letter. Because letters are no longer necessary, given the speedier possibilities of communication and the shrinking of spatio-temporal distances, their inherent substance is desintegrating as well. Benjamin brought to letter writting an antiquarian and uninhibited talent; for him the letter represented the wedding of something in the process of disappearing and the utopia of its restauration."
Fijaros bien en la fecha, 3 de mayo de 1993, ¡cuando aún no había mails ni internet!
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La correspondencia entre Benet y Martín Gaite que me animó a escribir una carta abierta a Félix, me hizo recordar también que, revueltas entre las carpetas de todo tipo de escritos, tengo metidas unas cuantas correspondencias personales que contienen incontables tesoros. Me he entretenido este fin de semana en sacar nada más que las cartas con Félix y mirad ahí arriba el taco de papel escrito que vais a heredar. Menuda faena para vosotras, he pensado, porque para hallar las perlas tendréis que tirar un montón de basura.
También he pensado que puesto que la correspondencia está cerrada, puesto que yo ya no soy el que escribió mi parte, y puesto que aún no me he muerto, quizás podría ayudaros en la tarea buscando y sacando por aquí algunas de ellas.
Y para muestra un botón. Como la gran pregunta que me hago al contemplar ese montón de cartas es por qué nos las escribimos y para qué sirven, encuentro la respuesta en esta addenda que Felix me envió en una carta de 3 de mayo de 1993. Os la transcribo tal cual, porque vosotras lo entendéis mejor que yo:
"But in the age of the disintegration of experience human beings are no longer subjectively disposed to letter writing. For the present it looks as though technology is eliminating the preconditions for the letter. Because letters are no longer necessary, given the speedier possibilities of communication and the shrinking of spatio-temporal distances, their inherent substance is desintegrating as well. Benjamin brought to letter writting an antiquarian and uninhibited talent; for him the letter represented the wedding of something in the process of disappearing and the utopia of its restauration."
Fijaros bien en la fecha, 3 de mayo de 1993, ¡cuando aún no había mails ni internet!
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