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Tremenda mala noticia. Y esta sí que la dio el sábado pasado el periódico. Bueno, el periódico no, la dio Eduardo Gómez, que es un outsider dentro del periódico (¡con decir que de vez en cuando hasta cita mi Guía de Arquitectura...!). El Bar Torres de la calle San Juan ha cerrado. El bar del Tete. Y el de Natalia Agudo en las horas punta.
Fue por eso que me acerqué por la Piedra del Rayo ayer, a preguntar. Y la explicación fue aún más dolorosa: al Tete le han diagnosticado un cáncer intestinal.
El TORRES era uno de los pocos bares de esta ciudad que no tenía televisión y yo debería haber escrito para él un edLHD, porque las meriendas que hicimos allí hace unos años Iñigo Jauregui, Emilio Barco, James, Muntión y yo, hicieron de ese lugar un templo para mí.
También lo era para mucha otra gente. Gentes que sin yo enterarme, se reunieron a hacer una fiesta de despedida la tarde del viernes pasado. No me apena no haber estado en esa fiesta. Estuve en la de la desaparición del Café Bretón y luego resucitó. Como en esta no he estado quiero creer que no ha muerto. Porque si así fuera, el periódico de esta ciudad tendría que haberlo dado en portada, y no en la columnita de Eduardo.
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Tremenda mala noticia. Y esta sí que la dio el sábado pasado el periódico. Bueno, el periódico no, la dio Eduardo Gómez, que es un outsider dentro del periódico (¡con decir que de vez en cuando hasta cita mi Guía de Arquitectura...!). El Bar Torres de la calle San Juan ha cerrado. El bar del Tete. Y el de Natalia Agudo en las horas punta.
Fue por eso que me acerqué por la Piedra del Rayo ayer, a preguntar. Y la explicación fue aún más dolorosa: al Tete le han diagnosticado un cáncer intestinal.
El TORRES era uno de los pocos bares de esta ciudad que no tenía televisión y yo debería haber escrito para él un edLHD, porque las meriendas que hicimos allí hace unos años Iñigo Jauregui, Emilio Barco, James, Muntión y yo, hicieron de ese lugar un templo para mí.
También lo era para mucha otra gente. Gentes que sin yo enterarme, se reunieron a hacer una fiesta de despedida la tarde del viernes pasado. No me apena no haber estado en esa fiesta. Estuve en la de la desaparición del Café Bretón y luego resucitó. Como en esta no he estado quiero creer que no ha muerto. Porque si así fuera, el periódico de esta ciudad tendría que haberlo dado en portada, y no en la columnita de Eduardo.
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