¿Cómo no se me había ocurrido hacer un post sobre los 10 periodistas de mi fida y de mi amor, con lo importantes y decisivos que son en esto de mover a las marionetas del guiñol? ¿En que estaría pensando yo cuando puse como título de este blog a los mismísmos periodistas? ¿en abstractos universales? ¿en categorías filosóficas? Trescientos cinco post he tardado en darme cuenta de que lo que quieren los periodistas es ¡salir en la pantalla! ¡que hablen de ellos! ....pobrecita gente ignorada e incomprendida. Pues vamos a remediarlo, hombre. Aquí mis diez faforitos.
Y encabezando la lista, no por nada, aquel tipo que por ser el envés de Aznar, o el que movía su marioneta, concitó en su persona tantos odios o más que el propio presidente, odios que pagaron con su vida doscientos inocentes en Madrid y que pagamos luego todos nosotros con ocho años de zapatazos. Ahí es nada el Sr Urdaci, que así se llamaba o se llama aún, que no sé qué será de él ni me interesa.
Como tampoco me importa un rábano lo que habrá sido de aquel otro periodista tan ameno él en horas y horas de radio y que llegado un momento acabó haciendo marioneta de sí mismo y acabó por aburrir a María Santísima, don Luis del Olmo.
Cuando perdió Aznar las elecciones y cayó Urdaci, pusieron en la pantalla al "henmano", un busto siempre sonriente y que parecía buena persona. Yo no le aguantaba ni dos minutos dando noticias, pero eso era un problema mío no de la nación, que por lo visto prefirió concentrar sus odios en Zapatero y no en el pérfido que movía sus hilos, el Sr Lorenzo Milá, hermano de doña Mercedes Milá, la jrandísima pheriodista que presentaba Gran Hermano y de ahí lo de "henmano" que decía yo antes. Qué tipa, la Mila, cómo movía los hilos de las masas diciendo bobadas mientras tanto en otra cadena (¿o era las cadenas lo que movía?):
Pero vamos con los guionistas del ahora que ya llevo cuatro bichos de estos y no me queda sitio más que para seis.
Uno de los comediógrafos más destacados en la operación de sustituir al Sr. Urdaci por el henmano Milá, fue la voz de la Ser, de Prisa, del Plus, de la CNN, de la Quatro, o de Dios, por abreviar, el Sr. don Iñaki Gabilondo, un hombre que maneja tan bien los hilos de la trama política que cada año que pasa se reserva para él rejuvenecer uno. Como empezó con eso hace cosa de ocho y debía de tener por entonces cincuenta y tantos o así, digo yo que ahora andará en la cuarentena.
Feroz competidor del anterior es este otro señor tan hortera y con tirantes que lleva produciendo tanta bilis como Urdaci, del Olmo, Milá y Gabilondo con sus Aznares y Zapateros juntos y revueltos, pero que parece empeñado en ver pasar a todos ellos y seguir al frente de su teatrillo per in sécula seculorum amén: el señor don Pedro Jota Ramírez, -jota riojana, se entiende.
Aunque para ganar odio odio, no hay como el bueno de don Federico Jiménez Losantos (¡no me digáis que no tiene cara de bueno!), hijo de la maestra de un helador pueblo de Teruel apellidado de los Tremedales, al que los terroristas catalanes le pegaron un tiro en las piernas para que años después escribiera un libro diciendo que Barcelona ya no es lo que era (con más razón que un santo). Fijaros hasta donde puede llegar la cosa del odio concitado (¿o sera confitado?) que si dices que le escuchas te ganas automáticamente el odio de todos tus compañeros, incluso de aquellos que también le escuchan en secreto y no se atreven a decir que le escuchan. Fenómeno digno de estudiarse también en un doctorado de periodismo.
Por si te pillan oyendo a Losantos, lo mejor es tener a mano en el dial a este pedantón engolado llamado don Carlos Herrera, y cambiar rápidamente de emisora. La brillantina de su voz se me queda a mí mucho más pegada al oído que la cera de los tapones de nadar, pero todo sea por no llamar al odio oído. Aunque no creáis, que engolando y todo, también parece que pasito a pasito ya va haciendo peña de enemigos.
Vaya, no me quedan más que dos y llevo la paridad fatal. A ver, ¿a quien odio yo mucho también y es mujer? Ah sí, a la bella Otero, uf, es la periodista más insufrible del sistema mediático español, pero como va de tía buena, la aguanta hasta su marido. Argumento irrefutable para estar contra la paridad.
Acabo porque he dicho diez y no voy a mentir como un político. Y acabo, como no podía ser de otro modo, con una periodista del corazón, órgano musculoso y sanguinoliento que tenemos entre las costillas y que cuando se te para ya no odias a nadie..., por lo que, aunque sea malo para la salud, yo prefiero seguir odiando a alguna de estas.... pongamos que, por ejemplo, a doña Ana Rosa Quintana, a quien no tengo apenas el gusto de conocer de nada, y dar así por cerrado ya este post echando un poco del agua de flores de su mismo nombre, porque con todos estos guionistas del guiñol esto huele hasta peor que ayer.