Conocimos a Reinhold Messner a comienzos de los ochenta en Bilbao, pocos años antes de que emprendiera la doble ascensión en estilo alpino al Gasherbrum I y al Gasherbrum II que Werner Herzog filmó en 1984. Han pasado casi treinta años de aquello, y Messner, que en 1986 consiguió ser el primer hombre en subir a los 14 ochomiles del planeta, sigue vivo. En el 2014 cumplirá la bonita edad de setenta años.
Nadie que hubiera visto este documental de Herzog hubiera apostado por ello. En aquellos años de afición montañera, conocimos también en Bilbao a Patrick Valleçant, uno de los pioneros del ski extremo, y en el propio Chamonix a Sylvain Saudan. Ver películas de hazañas en las grandes montañas y a sus protagonistas en vivo y en directo (aunque lo hicieran para recaudar fondos para sus expediciones) se convirtió en un pequeño vicio. Luego llegaron a la televisión y se convirtieron en un producto repetitivo.
Tenía curiosidad por ver si Herzog había sido capaz de hacer algo distinto cuando todavía el género no había caído en la rutina, y me he alegrado de que así fuera. Herzog es un especialista en el cine épico pero todo el cine de montaña ya es épico por definición, así que había que hacer algo más. Tal y como expone con total sinceridad, Herzog no se propuso filmar una ascensión mítica sino penetrar en los pensamientos de Messner. Y aunque eso sea más difícil aún que filmar la doble escalada, se aproxima bastante. Son pensamientos muy extraños, y al estar en alemán, suenan a libro de filosofía. Messner ha escrito mucho, es un gran divulgador, pero no creo que nadie le haya hecho llorar por su hermano como lo hace Herzog en esta película.
Hay más que Messner en el documental. El movimiento de la cámara de Herzog en el primer recorrido por las cimas del Karakorum es marca de la casa. La elemental relación entre los dos compañeros de cordada es muy impactante. Y el cántico y baile de los porteadores pakistanís en un descanso durante la marcha de aproximación es comparable al final de COBRA VERDE. Aunque por aquello del paisanaje, uno de los momentos más divertidos de la película es el encuentro con dos españoles que bajaban derrotados. Me recuerda a esas historias de los desiertos más inhóspitos en los que de repente aparece un tipo en una bicicleta. Lógicamente hay muchos minutos del tremendismo habitual y no se trata de una película excepcional pero a fe que los cuarenta y cinco minutos se te hacen cortos.
Para alargarlos un poco os pongo una aproximación al Karakorun hecha con el sPyPnic. Cuenta Herzog que el recorrido hasta el campo base (que es lo que más metraje se lleva de la película) son 150 kms, de los cuales 60 son por encima del glaciar (!!!). El Karakorum está entre el Cachemira pakistaní y la provincia más septentrional de este país, Valle de Shaksgam, que linda ya con China.
La zona más elevada contiene nada menos que cinco ocho miles: de izquierda a derecha (señalados con un signo verde) el K2, el Nanga Parbat (más al norte) el Broad Peak y los dos Gasherbrum
Le damos un poco de perspectiva a la cámara para verlos en relieve y la zona nos queda tal que así:
Y finalmente enfocamos a los picos de la derecha hasta encontrar los dos Gasherbrum:
Como no podía ser menos, la imagen más irreal de la zona es la más real, o la más fiel, es decir, la fotográfica. Así que para dejarnos de cine y de sPyPhotos os pongo una que he encontrado por ahí y que recoge los cinco ocho miles (el Broad Peak delante se ve algo raro, o no se ve (?)) junto con la espectacular TRANGO TOWER, a la que... podemos subir cualquier día de estos...
Vuelta a ver el 24 de agosto del 2022.