Joe Henderson es el creador de un nuevo eslogan sobre el atletismo popular que tiene las siglas de aquel viejo psicotrópico tan de moda en los años sesenta: LSD: Long Slow Distance.
Así que, obviamente, hablamos del problema que a mí me preocupa en España: ¿Se acaba el correr cuando ya no puedes hacerlo en menos de 6 minutos el kilómetro? ¿Hasta qué edad, un corredor malo como yo podría seguir corriendo maratones y medias maratones? La fórmula que me explicó Joe mientras me dedicaba el libro no me convenció mucho pero lo mismo lleva razón: "cuando ya no puedas hacer las maratones corriendo, hazlas un rato corriendo y otro rato andando. Y por supuesto, olvídate del reloj. Lo importante es hacer la distancia".
Digo que no me convenció porque correr es una cosa y andar es otra. Y por muy lento que se haga la una y muy rápido que se haga la otra, ya vimos ayer la enorme diferencia que hay. Pero el caso es que estos días de mucho calor estoy intentando correr por encima de mis habituales 6 minutos kilómetro y aunque intento hacer los kilómetros en 7 minutos no lo consigo porque me canso tanto o más. He llegado a 6m 30s el km pero de ahí no paso. Es curioso pero es como si uno tuviera barreras por debajo y por encima.
Claro que si intentara hacer a ese ritmo una maratón, lo mismo no llegaba, y entonces tendría que darle la razón a Joe: pararme a recuperar andando y luego seguir. Pero para hacer eso tendría que apuntarme a una maratón americana porque en este país de m. estaría muy mal visto.
Como voy a seguir dando vueltas al tema, echo un vistazo a mi librería y encuentro un libro de un cardiólogo norteamericano, el Dr George Sheehan, titulado POR QUÉ Y COMO CORRER. Me lo regaló el primo Francis en 1987 y veo que mis subrayados se quedaron en la página 21. Pero imaginaros cuál no ha sido mi sorpresa al ver que el libro está prologado nada más y nada menos que por JOE HENDERSON (!). O sea, que Joe Henderson ya estaba en mi casa catorce años antes de haber ido yo a Oregón.
Dice Henderson en ese prólogo que el Doctor Sheehan empezó a correr a los cuarenta y cinco años (o sea, más o menos como yo) y que se dio cuenta que mientras que su trabajo tenía que ver con la enfermedad, el hecho de correr tenía que ver con la salud. Que correr no es una prueba sino un terapia, no es un desafío sino una recompensa.
¡Coño!, ahora sí que lo voy a leer. Cada libro tiene su momento. Gracias Francis.