No acabo de entender, de ninguna de las maneras, el interés que se trae la gente del cine con los asesinos. Y por extensión, la gente de la televisión y... los periodistas (mis amigos). ¿Qué tendrán los criminales que tanto les atraen? Que matan, supongo. Y a sangre fría. Quizás eso les guste mucho, no sé. O a lo peor no es que les guste tanto a ellos, sino que se ven obligados a hacer esas películas porque... a quienes de verdad le gustan es a la gente normal, a la gente que va al cine. Madre mía, gente normal..., ¡qué miedo!
Yo no soy muy normal porque en cuanto veo que va de criminales rara vez me pongo a ver una película. De esta sólo vi que había sido premiada en Sundance hace nada (2010), así que me dije, igual es otra cosa. Pero qué va. Una película de criminales con premio es una película criminalmente muy buena, o sea, que todo es criminal, las miradas, la mentiras, los diálogos, las situaciones, y por supuesto, los crímenes.
Cierto que tengo cierta obsesión por los atentados de la arquitectura (Cascotes) o de las artes en general. Es decir, por la fealdad. Pero de los productos a los creadores hay un largo trecho. Que un edificio sea un crimen contra la ciudad no quiere decir que su autor sea un criminal (si no iríamos dados...). Peor sería el caso de que un criminal hiciera un edificio muy bonito. En este caso, quiero creer que DAVID MICHOD, el guionista y director de ANIMAL KINGDOM no es ningún criminal porque la película le ha salido muy bien, los actores son excelentes, el ambiente es agobiante, etc. etc. Pero por si acaso, yo con este señor no quiero saber nada. A menos que con el amor supiera hacerlo igual de bien..., que eso está por ver, porque según dicen es un neófito, un debutante. Si no supiera que es el director de ANIMAL KINGDOM igual me parecería un tipo normal; pero sabiéndolo, uy, yo me andaría con cuidado.