Como es viernes y toca disco, hoy os paso música de Marin Marais, para que podáis escucharla a gusto sin las interferencias de los dos personajes de la película que comentaba en el post anterior. He buscado música de Saint Colombé, pero de momento se me resiste. De todos modos y por mucho que en la película hicieran el pamemo con la profunda diferencia entre la una y la otra, me da que ninguno de nosotros sabría distinguirlas.
Os pongo en el sPyPdB uno solo de los dos discos que componen el recopilatorio de canciones que grabó Jordi Savall en el 2006. Con uno vale, porque al cabo de media hora todo te suena igual, quiero decir, que todo te suena a viola de gamba y no a música. Pasa lo mismo que con el clavicordio o... con los chinos (que como los tenemos muy lejos todos nos parecen iguales). Savall es un grandísimo músico de viola de gamba y, cómo no, le estamos muy agradecidos por todo su trabajo en la difusión de aquella música. Pero como "artista" que es, Savall también suele caer en el papelón de interponerse entre la música y nosotros, de dificultarnos su acceso a ella. Solo hay que verle en la escenificación de sus conciertos, vestido de negro como un cura y con velones alrededor.
Hacedme caso. Escuchad la música y buscadle su momento. Olvidaros de los compositores y los interpretes. Y como no, de su negocio. Buscad su utilidad y su papel en la decoración de vuestra vida. Sólo así la música volverá a la vida.