Acabo de embarcarme en una nueva aventura. Quiero saber cómo se aprende a dibujar y para qué sirve el dibujo. Son preguntas muy tontas pero yo nunca me las había hecho, así que he ido a la biblioteca a ver quién se las había hecho antes o cómo las habían respondido. Los libros son más lentos que los blogs así que el proceso será largo. No esperéis respuestas el primer día.
Tampoco tengo claro si este es el lugar para contar mi empresa. Me había propuesto a comienzos de este año hablar aquí sobre PINTURA, pero el caso es que tengo al lado un blog expresamente dedicado a mis dibujos y mis pinturas (al que por modestia llamé inicialmente RAYAS Y COLORES) donde quizás estarían mejor. No sé, ya iré viendo.
De momento empiezo aquí por comodidad y por el carácter de reseña de esta entrada, porque el primer libro que me llamó la atención es este CUADERNO DE LOGROÑO escrito e ilustrado por OCTAVIO COLIS a encargo (febrero del 2006) del Colegio de aparejadores de La Rioja, y editado en el 2008.
Es curioso, porque justamente en el 2007, es decir, en el momento en que Octavio Colis estaba haciendo su libro, yo conseguí al fin editar mi GUIA DE LA ARQUITECTURA DE LOGROÑO (a la que pronto se podrá acceder en su totalidad desde la barra de enlaces de la derecha de este blog), una guía basada fundamentalmente en un exhaustivo trabajo fotográfico y documental.
Pues bien, puestos a contestar a una de las preguntas que arriba me formulaba (para qué sirve el dibujo), y por si la respuesta de este libro pudiera ser "para entender mejor lo que nos rodea, para mirar mejor la ciudad en que vivimos", yo diría que mi decepción ha sido total y absoluta. Yo siempre había pensado que Octavio Colis era un buen dibujante y pintor, pero si el dibujo y la pintura sirven para lo que cuenta y muestra su libro, ya puedo dar por acabado mi interés por el dibujo y mi investigación.
Octavio Colis es de Logroño pero ha vivido y triunfado fuera. Los Aparejadores le encargan que les haga dibujos de Logroño y que les cuente lo que ve haciendo esos dibujos. Octavio Colis viene a Logroño, visita a sus amigos, mezcla paseos con amigos y recuerdos de su infancia o de otras visitas a la ciudad, cuenta y dibuja (o pone dibujos anteriores sin fecha), y cumple con ello su cometido. Esa percepción de la realidad como ensueño, recuerdo, simplificación, costumbrismo y anécdota es tan radicalmente opuesta a las fotografías y documentos de mi libro, que si tuviera que buscar una palabra para sus dibujos yo diría que se trata de "desdibujos".
Muchas veces he criticado la fotografía cursi y de postal de tanto fotógrafo de arquitectura y aspirante amateur a artista de la fotografía por la forma en que trastocan y engañan lo que ven, intentando sublimarlo todo. Pues bien, a la vista del libro de Colis y sobre todo de sus textos, yo diría que el dibujo también podría caer dentro de la misma actitud, o cumplir con la misma función: no ver lo que se tiene delante.
Empiezo bien mi investigación: viendo dibujos que no me interesan lo más mínimo.