Para arreglar el trauma musical alemán con el rock que contaba en el anterior post, nada mejor que traer al sPyPdB un pequeño recuerdo de las dos emocionantes horas vividas con Teresa en la Münster (catedral) de Freiburg im Breisgau el sábado 9 de marzo de 7 a 9 de la tarde, oyendo la PASSIO SECUNDUM JOANNEM de Johann Sebastian Bach, una de las grandes piezas religiosas que seguramente más habré escuchado en mi vida.
No soy muy religioso pero cada vez que vivo un momento serio, la escucho y me consuela. En vivo y en directo creo que sólo la he oído dos veces: la primera en la WesterKerk de Amsterdam, el 2 de abril de 1999. Y la segunda, el sábado pasado en Friburgo. Asistir a una Pasión de Bach en una catedral es una experiencia muy distinta a oírla en disco. En realidad, se trata de un acto religioso en sí mismo. Largo y profundo.
La versión que tengo en vinilo es de Karl Richter con el Coro y Orquesta Bach de Münich. La versión que os paso con el sPyPdB es del director inglés especialista en Bach, John Eliot Gardiner. A menos que se note mucho, las versiones me importan poco. En la gran música no soy elitista. Yo oigo a Bach no a los directores, ni a los coros, ni a los solistas. Oigo a Dios (o trato de oírle).
Lo cierto es que en una catedral suena de forma muy diferente a cuando te lo pones en los auriculares de casa. Más suave, más lejana, menos matizada. Pero me da igual. Tengo por seguro que el principal porcentaje de emotividad lo pone quien escucha no quien interpreta. Y de ahí mi antielitismo con la gran música. Sólo en algunos casos puedo llegar a dar importancia a la interpretación, como cuando traje al sPyP el Es ist vollbracht por Panito. Pero nunca más que a la autoría musical.
Bach la estrenó en la Semana Santa de 1724. Pongo en google "Johannespassion 2013" y me sale que la ofrecen en cantidad de ciudades y fechas. Entre las muchas sensaciones o pensamientos que experimenté mientras la oía el pasado sábado estaba el contraste entre una España que se desmorona y una Alemania cada vez más sólida que se agarra a una raíz musical que llega a casi trescientos años de vida. Cierto que la gran música no es una raíz segura, y para muestra la historia de Alemania en el pasado siglo, pero nunca me ha parecido más llena de savia.
Poco me importa que no dé flores en el rock.