Aunque parezca que los austriacos están un poco locos, Austria es un gran país, pues le dio a Bernhard premios por sus libros. Yo, de vez en cuando, y para coger energías, voy a mi librería y me cojo un Bernhard. Los tengo todos, y hasta libros de entrevistas y obras menores. Lo compro todo. Todo donde diga Bernhard, voy y lo compro. Así que tengo cosas de Bernhard sin leer. El otro día, por ejemplo, vi este libro titulado MIS PREMIOS y me dije, andá, este no me suena, ¿cuándo lo habré comprado? Y vi que era muy reciente, seguramente el más reciente de mis libros de Bernhard, de 2009, y ya no me acordaba de haberlo comprado. Así que me lo leí de un tirón. Porque necesitaba energías. Bernhard siempre me ha dado energías. Hasta cuando murió me dio energías. Fue en sus exequias cuando conocí a Félix de Azúa. Escribió una necrológica en ELPAIS titulada OTRO ARBOL TALADO, le contesté y nos hicimos amigos. Muy amigos. Supongo que yo le recordaba algo a Bernhard. De haber nacido en estos tiempos, Bernhard sería un bloggero. Escribe de pena, y es un faltón, un irreverente, un tocapelotas. Un escritor compulsivo. O sea, como yo, más o menos. Bernhard escribía por los codos y lo hacía por necesidad de escribir, no por lucimiento literario. No tiene nada de profundidad filosófica, es injusto en todas sus apreciaciones e injusto con todos lo que le rodean, por lo que no me extraña que todo el mundo acabara hasta las narices de él. Pero hace tan solo cincuenta años por escribir así te pagaban, te editaban, te reconocían y te daban premios. A Bernhard le dieron unos cuantos premios por sus libros, y con las historias de cada uno de esos premios hizo este otro libro con el que el otro día me reí un rato, porque en él se ríe de todos los que le dieron los premios y se justifica que los aceptara porque había que arramplar con el dinero de los premios. Yo también aceptaría que me dieran algún premio por mi obra. Si Bernhard viviera ahora, Bernhard sería un bloggero porque a Bernahrd nadie le editaría. No entiendo como Azúa, por ejemplo, con todo lo amigo mío que fue y todo el predicamento que tiene, nunca me ha propuesto para que me den un premio por alguno de mis blogs, o por el conjunto de mi obra bloggera (un premio mayor). Y no sé qué hacen toda esa cantidad de Ayuntamientos y Comunidades Autonómicas que tenemos que no me dan un premio literario de 25.000 euros, por ejemplo. Un premio razonable que me obligara a comprarme un traje y a escribir un discurso para el día de la recepción. Porque en discursos seguro que lo haría mejor que Bernhard. Cualquiera puede hacer un discurso mejor que los de Bernhard porque los discursos que escribió para los actos de entrega de premios son francamente deplorables. Una burla descarada a los que le dieron los premios y a los lectores que compramos el libro. España será un gran país cuando me den un premio por mis escritos. Lo mismo me da que me lo den los socialistas que los peperos, los de la Cámara de Comercio o los de Industria. "Les agradezco su atención. Les agradezco el honor que hoy me han concedido", les diré también cuando me den el premio. Porque con decir gracias, como dice Bernhard, uno ya se queda vacío.
viernes, 4 de mayo de 2012
390. MIS PREMIOS. THOMAS BERNHARD
Aunque parezca que los austriacos están un poco locos, Austria es un gran país, pues le dio a Bernhard premios por sus libros. Yo, de vez en cuando, y para coger energías, voy a mi librería y me cojo un Bernhard. Los tengo todos, y hasta libros de entrevistas y obras menores. Lo compro todo. Todo donde diga Bernhard, voy y lo compro. Así que tengo cosas de Bernhard sin leer. El otro día, por ejemplo, vi este libro titulado MIS PREMIOS y me dije, andá, este no me suena, ¿cuándo lo habré comprado? Y vi que era muy reciente, seguramente el más reciente de mis libros de Bernhard, de 2009, y ya no me acordaba de haberlo comprado. Así que me lo leí de un tirón. Porque necesitaba energías. Bernhard siempre me ha dado energías. Hasta cuando murió me dio energías. Fue en sus exequias cuando conocí a Félix de Azúa. Escribió una necrológica en ELPAIS titulada OTRO ARBOL TALADO, le contesté y nos hicimos amigos. Muy amigos. Supongo que yo le recordaba algo a Bernhard. De haber nacido en estos tiempos, Bernhard sería un bloggero. Escribe de pena, y es un faltón, un irreverente, un tocapelotas. Un escritor compulsivo. O sea, como yo, más o menos. Bernhard escribía por los codos y lo hacía por necesidad de escribir, no por lucimiento literario. No tiene nada de profundidad filosófica, es injusto en todas sus apreciaciones e injusto con todos lo que le rodean, por lo que no me extraña que todo el mundo acabara hasta las narices de él. Pero hace tan solo cincuenta años por escribir así te pagaban, te editaban, te reconocían y te daban premios. A Bernhard le dieron unos cuantos premios por sus libros, y con las historias de cada uno de esos premios hizo este otro libro con el que el otro día me reí un rato, porque en él se ríe de todos los que le dieron los premios y se justifica que los aceptara porque había que arramplar con el dinero de los premios. Yo también aceptaría que me dieran algún premio por mi obra. Si Bernhard viviera ahora, Bernhard sería un bloggero porque a Bernahrd nadie le editaría. No entiendo como Azúa, por ejemplo, con todo lo amigo mío que fue y todo el predicamento que tiene, nunca me ha propuesto para que me den un premio por alguno de mis blogs, o por el conjunto de mi obra bloggera (un premio mayor). Y no sé qué hacen toda esa cantidad de Ayuntamientos y Comunidades Autonómicas que tenemos que no me dan un premio literario de 25.000 euros, por ejemplo. Un premio razonable que me obligara a comprarme un traje y a escribir un discurso para el día de la recepción. Porque en discursos seguro que lo haría mejor que Bernhard. Cualquiera puede hacer un discurso mejor que los de Bernhard porque los discursos que escribió para los actos de entrega de premios son francamente deplorables. Una burla descarada a los que le dieron los premios y a los lectores que compramos el libro. España será un gran país cuando me den un premio por mis escritos. Lo mismo me da que me lo den los socialistas que los peperos, los de la Cámara de Comercio o los de Industria. "Les agradezco su atención. Les agradezco el honor que hoy me han concedido", les diré también cuando me den el premio. Porque con decir gracias, como dice Bernhard, uno ya se queda vacío.