Mientras que la afición a las manifestaciones en España sube y baja dependiendo de la proximidad electoral y de si gobierna la derecha o no, la obsesión de los españoles por legislar sobre cualquier acontecimiento de la vida es mucho más estable. Entre las opciones para tomarnos a chirigota lo que pasa en este país la primera es la de usar el lenguaje periodístico (Mundo Today, etc noticias, etc.) y la segunda, el lenguaje legislativo. El chiste perfecto consiste en dar como noticia un proyecto normativo, como por ejemplo, la que vemos este recorte de ELPAIS de la semana pasada, información que bien podría ser del Mundo Today.
La coña podría perfectamente seguirse con las enmiendas, pero eso tiene mucho menos éxito porque podría parecer un diálogo o el inicio de un pensamiento sensato. Y es que vamos a ver ¿por qué se va a prohibir en el AVE hablar por el móvil y se va a dejar hablar a las cuadrillas de chavales (o de viejos, o marujas, o maleducados, etc.) que no paran de dar voces sin decir nada? Oír una conversación a medias siempre es mucho más entretenido que una de marujas o de viejos, porque a uno se le puede hacer mucho más corto el viaje si se pone a imaginar lo que dice la otra parte. A mí lo que realmente me molesta no es que la gente hable, sino que hable alto, lo mismo da por móvil que al vecino, aunque si me daría por prohibir, yo me metería contra las meriendas de tortillas de patata y las tarteras de pollo, porque me dan mucha envidia y la gente ya nunca dice: ¿gusta usted? Y ya no digamos cuando se ponen a comer naranjas, con lo que huelen.
Seguro que lo de prohibir hablar en el móvil dentro del AVE es para que la gente lea más periódicos como ELPAIS, o vea las mierdapelículas que suelen dar por las pantallas de televisión. Pues conmigo lo van a tener claro porque aún no he cogido el AVE. Siempre que he tenido la tentación he visto los precios y me he dicho: al autobús -donde hay tan poco espacio que los periódicos no caben, las tarteras mucho menos, y la ley, espero que tampoco.