En el feliz año de 1973 un muchacho de nuestra edad dejó asombrado al mundo de la música. Puesto que la gran música del XIX y parte del XX había sido la ópera y las sinfonías, al rock le había dado por volverse sinfónico y sus artistas se daban en hacer óperas rock. En esas estábamos cuando con los primeros instrumentos electrónicos un tipo de 20 años sacó un álbum grabado en solitario con toda una especie de nueva sinfonía de momentos y secuencias musicales verdaderamente fantásticos: TUBULAR BELLS. Todavía se me pone la carne de gallina cuando lo escucho ahora, cuarenta años después (!) y cuando recuerdo aquella sensación de sorpresa que nos produjo o de vivir una época musicalmente grandiosa.
MIKE OLFIELD, que así se llamaba, no podía ser más que un tipo raro pero crecido en el país donde la música parecía florecer con mayor facilidad. Espoleado por el éxito y por sus propias energías creativas no tardó en repetirse y sacar álbumes más pesados que sinfónicos (o pesados por sinfónicos) hasta que nueve años después (1982) descubrí otra obra suya que me hizo concebir esperanzas: FIVE MILES OUT. Lo escuché muchas veces a mediados de la década de los ochenta y me dió muchas energías. Así que hoy os lo dejo en la dCaja.
De lo que hizo después no he tenido muchas noticias pero estas semanas atrás he escuchado alguna cosa y me ha parecido más tirando a tostón que estas dos piezas que yo tengo por joyas de mi discoteca. Cansado de hacer cosas malas Mike Olfield se retiró a vivir a las Bahamas pero algún productor le convenció de que todavía era bueno y se presentó en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Londres del 2012. Suerte que esas ceremonias de masas televisvas no me gustan un pelo y no lo vi.
Desde sus 60 años, Olfield saluda a los lectores del sPyPmusic aún desde la casa sPyP -y espero que por siempre, porque una cosa es que aquí se colara el cine malo y lo tuviera que echar, y otra que se me cuele malamúsica, que eso no lo voy a permitir.