Si en vez de leer los periódicos te das un paseo por las huertas de tu ciudad, en vez de mentiras puedes encontrar verdades como puños. Por ejemplo, la de las ruinas de las huertas del Iregua.
Arquitecturas aparte (que ese es otro cantar), siempre había oído yo hablar de la riqueza agrícola de las huertas del Iregua y de su tupida red de regadíos. Pues bien, te haces un paseo de cinco kilómetros por cualquier camino (en el caso de estas fotos, la zona sur de Lardero) y no paras de ver fincas abandonadas.
A un lado y otro del estupendo camino asfaltado y de la amplia acequia de riego.
Piensa uno en el hambre, en el paro, en la mecanización, en la inmigración..., piensa uno en la de gente que tenemos de funcionarios en las Consejerías y Ministerios de Medio Ambiente, piensa uno en la de luchas y peleas que habrá habido por ser propietario de cada una de estas fincas para cultivar, y te entran ganas como de llorar.
En la siguiente foto se pueden ver las bodegas de Alberite al fondo, y las choperas del Iregua por medio.
Por supuesto, traté de acercarme al Iregua, pero ya sabéis que desde que las Confederaciones Hidrográficas se han adueñado de los ríos, están llenos de maleza y es completamente imposible acercarse a ver el cauce de agua.
Contrariamente a lo que uno se pudiera imaginar, un paseo por el campo es un paseo por entre ruinas.
Porque de las casas y urbanizaciones que presuntamente esperan estas huertas tan valiosas, mejor no hablar.