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Hablar con un pintor madurito de su pintura es un tipo de performance que bien se podría catalogar de arte ga-gá, -muy a pesar de que el que le haga las preguntas sea el mismísimo Félix de Azúa, y el que las conteste, un personaje tan curioso como Eduardo Arroyo.
Me he visto entero el diálogo y me he aburrido como una ostra: todo por no haber pensado (o porque nadie me había dicho), que no hay mejor demostración de la muerte del Arte que el propio arte ga-gá.
Si queréis probar, tenéis el audio pinchando en el enlace que va al final de este guión de presentación, algo más aprovechable, aunque no mucho. Conste que no lo recomiendo.
Hablar con un pintor madurito de su pintura es un tipo de performance que bien se podría catalogar de arte ga-gá, -muy a pesar de que el que le haga las preguntas sea el mismísimo Félix de Azúa, y el que las conteste, un personaje tan curioso como Eduardo Arroyo.
Me he visto entero el diálogo y me he aburrido como una ostra: todo por no haber pensado (o porque nadie me había dicho), que no hay mejor demostración de la muerte del Arte que el propio arte ga-gá.
Si queréis probar, tenéis el audio pinchando en el enlace que va al final de este guión de presentación, algo más aprovechable, aunque no mucho. Conste que no lo recomiendo.