Pina Bausch fue una bailarina y comediógrafa alemana que murió en el 2009 a los sesenta y ocho años. Yo no hubiera sabido nada de Pina Baush y ni me hubiera importado, porque la danza de élite y virtuosismo, tal y como se practica en el mundo occidental (poco más o menos que la música "clásica" de élite y virtuosismo), me echa para atrás. Pero el mago Wenders, aprovechando el invento del cine 3D, pensó en hacer una película sobre el mundo visual creado por esta coreógrafa, y aunque se murió cuando ya se habían puesto a ello, no desistió y la convirtió en un homenaje personal y en una ocasión para sacar su ballet al mundo.
Nosotros no la hemos visto en 3D pero ha sido un lujo verla en casa con el proyector digital (recurso mínimo para ver un espectáculo visual de estas características) y no hemos dudado ni un momento en darla un tres *** estrellas sPyPnic. porque es un espectáculo de grandísimo nivel cuyo mérito, a mi parecer, radica en la forma en que Wenders mezcla a los bailarines de Pina con los más variados y extraños escenarios arquitectónicos o urbanos.
Ya digo que la danza de élite me la trae al pairo y que el constante dramatismo de las poses de la temática general de las coreografías de Pina me cargan bastante, pero hay que reconocer que la expresividad general del cuerpo humano la tenemos bajo mínimos y que es saludable de vez en cuando recordar el inmenso caudal comunicativo que poseen nuestras poses y gestos.
Mención especial para uno de los escenarios interiores de la película cuya asimetría resulta fascinante. Pena que no haya encontrado en internet una imagen del mismo con la luz de día que entra por el ventanal de la izquierda o la puerta disimulada y abierta de la pared de la derecha, porque con las asimetrías de las sillas y de los grupos de bailarines, crean unos juegos espaciales de gran riqueza arquitectónica.