martes, 8 de abril de 2014

734. NOBLEZA



Uno de los libracos más distinguidos que desde el pasado otoño adornan mi biblioteca es el costoso ELENCO DE GRANDEZAS Y TITULOS NOBILIARIOS ESPAÑOLES que me lo compré por saber algo de los ilustres o antiguos poseedores de algunas de las mejores casas solariegas de la Rioja (v Blog correspondiente). No lo uso gran cosa pero queda bien tenerlo para seguir la revuelta que los duques, condes y marqueses tienen organizada contra el monarca desde que Zapatero la lió parda en el 2006 al equiparar a las mujeres con los hombres en los derechos sucesorios. Como se ve por aquesta noticia, en el 2009 ya eran más de doscientos NOBLES los que pedían volver a la tradición (o quizás a las armas!!! -digo yo) y la lista seguía aumentando.


Yo creía que un título de nobleza en estos tiempos era una marca que se le ponía a un vino con ansias de grandeza, pero se ve que los NOBLES de corazón andan también pleiteando entre sí para ver quien se lleva la marca (que un título nobiliario es una ridícula anticualla, pero una marca es una marca, jopé). Sin comerlo ni beberlo (nosotros) y dado su interés en apoyar a la corona en el caso Urbano, nos hemos enterado estos días de que el hijo de Suárez se había quedado sin el preciado título de su padre y que, por gracia de Zapatero, habría ido a parar a las manos de una nieta, hija de su hija mayor, pasto desde entonces del Hola y otras Grandezas Periodísticas de España.

Cierto es que la Constitución de 1978 reconoce la monarquía y la nobleza, pero más cierto es que esa Constitución se nos ha quedado con el culo al aire desde hace tiempo (y ya no digamos con los últimos acontecimientos y con los que están al caer), así que ya va siendo hora acabar de una vez por todas con la mandanga de la nobleza hereditaria igualitaria o no (chorrada zapateril) y por supuesto con la monarquía de la que emana todo ello, no sea que dentro de poco se entienda que un noble es alguien que pleitea con otro miembro de su familia por quedarse con la marca de un vino, y la nobleza una cosa que no tiene que ver con la conducta y virtud de uno, sino con las resoluciones judiciales sobre cuestiones de marketing. Que una cosa es la historia, y otra, la pasta gansa. Y otra, la más importante, el diccionario y el sentido de las palabras.