"Wo aber Gefahr ist, wächst das Rettende auch"
"Allí donde crece el peligro, crece también la salvación", escribió Hölderlin.
De mi reciente viaje a Colombia tengo la extraña impresión de que la música latina se emplea allí para lavar el cerebro de los nativos y para torturar a los visitantes. La gente llega con el coche a una calle o a la misma plaza del pueblo, pone vallenato a todo volumen en sus bafles de tropemil watios, y a tragar todo el mundo. Protestar parece suicida o cuando menos, una falta de educación. Y lo mismo en los bares, en el autobús de línea, o en la casa de al lado.
Pero en la misma Colombia tuve la enorme suerte de encontrar la salvación musical: una serenata nocturna de canciones de amor que al ser en directo y carecer de medios adecuados, me es imposible reproducir fielmente. A cambio, anotamos una a una todas las canciones de esa serenata y he buscado por la red sus versiones más tradicionales. No es lo mismo, ni mucho menos, porque la mayoría de los cantantes o "artit-tas" profesionales suenan mucho más engolados que esos tres músicos populares de la fotografía, y los arreglos electrónicos de las discográficas locales enturbian no pocas veces la pureza de las tres guitarras. Pero es todo lo que he podido hacer para recordar con cierta dignidad ese momento mágico en que volví a recordar que el alma de un pueblo es la música y que en Colombia también existe, aunque bastante escondida y difícil de encontrar.
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