El segundo truño de esta serie viene cargadito de premios, ¡¡iupi!!!, y uno bien gordo en Cannes: Grand Jury Prize. Cómo se deben de poner de whisky los del jurado de Cannes. Glasgow, whisky. Premio.
RED ROAD (2006) va de una poli que trabaja en el "City Eye" de Glasgow, es decir, mirando un panel de cámaras urbanas de aquella city perdida de dios a mayor gloria de la seguridad urbana.
¡Hitschcock redivivo! ¡La ventana indiscreta en versión digital! ¡una de premio del jurado! ¡marchando!
Pero la película se entretiene tanto y tanto en las pantallas y en la cara de pasmada de la poli, que el verdadero protagonista empieza a ser el satánico barrio donde vive el malo al que persigue la chica.
Y es que la poli, lejos de tener la pata quebrada como James Stewart, se lanza a cazar a su presa y hasta se monta en el ascensor (bonito lugar) con los amigos del malo.
La película sigue entretenida entre el viene y va de la prota por tan espléndidos sitios (razón inapelable por la que se gana una estrella* spyp) hasta que en poco más de veinte minutos se descubre la trama, el nudo y el desenlace, lo que afectado todo por tan buena ambientación y tan útiles inventos en tan buenas manos, no podía dar nada güeno.
Dicho de otro modo: película absolutamente imprescindible para los amantes de la arquitectura satánica, perdón, moderna; y perfectamente prescindible para todo aquel que todavía tenga la cabeza sobre los hombros. Porque para que se te ocurra la idea/trama de follar con el tipo que mató a tu marido e hija en un accidente de coche cuando sale de la cárcel para intentar que vuelva a ella mediante una falsa denuncia por violación metiéndote en la vagina el semen del condón (a dedazo) y dándote con una piedra en la cara, hay que ser un verdadero artista del cine. Que por lo visto, y por los premios, es como ser un artista de la arquitectura moderna.
Ah ¿que ya la he contado? Y qué más da... Así os ahorráis verla y empleáis el tiempo en algo mejor.