Cuando cortamos DOGMA (v pst anterior) elegimos algo seguro para no llevarnos otra decepción. El documental sobre Leonard Cohen no podía ser malo, porque cuando ese género televisivo se pasa al cine, suele llevar ciertas garantías. Y así fue. Un rato estupendo de música, porque la película está centrada en un concierto homenaje celebrado en la Opera de Sidney en Enero del 2005 (lástima que no dieran alguna imagen del exterior.... ja ja) en el que unos cuantos buenos cantantes interpretan sus canciones.
La cosa empieza mal, porque cuando NICK CAVE empieza cantando "I'm your man", uff, exclamas: ¡Oh no, por favor, la voz de Cohen, la voz de Cohen!. Pero enseguida sale RUFUS WAINWRIGHT y lo arregla, porque RUFUS es siempre RUFUS y cante lo que cante es RUFUS, o sea, fantássstico.
Pero la sorpresa viene a continuación porque nosotros desconocíamos que Rufus tiene una hermana que canta incluso mejor que él, que tiene una pose en el escenario que es demoledora, y que cuando interpreta EL TRAIDOR, te pone la carne de gallina. MARTHA WAINWRIGHT !!!!
Con todo lo emocionado que estaba con los hermanos Wainwright, auténticas estrellas de ese concierto, sin embargo, hubo otra interpretación en la película que me llegó aún más, que me llegó hasta la médula. Hasta las lágrimas. Fue la de (la para mí desconocida) BETH NORTON con el tema SISTER OF MERCY. Qué belleza de canción por dios, qué nana más deliciosa.
Estos picos de hermosura piden descansos con otras cantantes progres, otros cantantes correctos o alguna sorpresa como la de ANTONY. Sólo las sosadas que suelta BONO de vez en cuando desmerecen bastante, ay. Pero qué tonto es ese tío, qué vulgar, qué creído. No me extraña que tenga tanto éxito.
Entre unos y otros van poniendo fotos viejas de Leonard Cohen y primeros planos del viejo Cohen (¡qué manía con meter la cámara dentro de la cara de la gente para dar la impresión de que lo hemos cazado o algo así. Sí vale, son técnicas de la televisión por lo de la pantalla pequeña pero ¿no era esto una película?) fotos de Leonard Cohen, digo, y primeros planos con retazos de su vida más o menos interesantes, como cuando fue a Nueva York de gentleman guapo y mujeriego y folló con Janis Joplin (una memez que no viene a cuento). ¿Por qué no cuentan mejor aquellos años en que nosotros poníamos desde Barcelona a Cohen con Dylan y no nos encajaban las piezas? Ni una referencia a Dylan en toda la película. Vaya.
O esa otra época, que conocíamos por los periódicos en que a Cohen le dio por hacerse monje zen. Aquí si sale su maestro zen pero no acabamos de entender si es que se le fue la olla, si fue un capricho de artista o un pico más en esa onda religiosa que nunca ha estado del todo clara en Cohen.
Nada está claro en los poetas. Ni las letras de sus poemas, ni la religión, ni sus historias de amor. Pero Leonard Cohen, mucho más que un poeta y que un compositor de hermosas canciones es una voz, una VOZ DE ORO, y lo que más gustó de en la película es que él mismo lo diga cantando su canción favorita: THE TOWER OF SONGS
Porque suele ocurrir que las voces de oro nos llaman a la música, pero también nos hartan de ella. Y cuando escuchas a Leonard Cohen más de la cuenta, suele ocurrir. De ahí mi consejo: Leonard Cohen en pequeñas dosis. Como el oro.
Ah! por todo lo bueno que la película tiene, vayan para ella dos ** sPyPnic y mi recomendación. Vedla. Claro que sí. Vale la pena poder estar en la Opera de Sydney en enero del 2005 gracias a internet. Ahora o siempre. Everybody knows.
(Más sobre Leonard Cohen en ente glob: pues sí, cuando os puse su homónimo álbum de 1988: I'M YOUR MAN)