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Esta no podía fallar... Otra vez las dos palabras en una misma frase: "comedia romántica" e "inteligente", y por si fuera poco, original. Ahhh. Ahhh, creo que lo peor del cine no es el cine, sino la crítica...
Cierto que en esta película se toca un tema universal e interesante, y que además lo hemos visto muy cerca (ji ji ji): chico se enamora de chica y salen juntos durante un buen tiempo, pero ella nunca está convencida por lo que, en cuanto siente el tilín por otro, adiós muy buenas. Cosas de ese destino filosófico, dicen, en el que se cree y se descree según nos va. Añadamos que tiene factura de buen cine y que la música (indie) no falla (si en aquella de antes del verano eran los Shins, en ésta los Smiths y Belle and Sebastian). Y como la historia es muy simple y por tanto, aburrida, el director se entretiene en saltar adelante y hacia atrás todo el rato pasando del día 1 al 323, luego al 24, luego 215, luego al 7, y así sucesivamente. ¿Pues sabes qué? que aún con todos esos entretenimientos, los 90 minutos reglamentarios (como un partidito de fútbol pero sin descanso intermedio) se te hacen largos.
La protagonista se llama Zooey Deschanel y el director Marc Webb. Y ya lo siento pero no hacen esa pareja ideal que decía Truffaut. La niña acaba por parecer tonta. Y de paso, el niño, que parecía majo, también. Por cierto, es...¡arquitecto! aaaaaahhhhhhhhhhhh. Moraleja: si quieres un protagonista tonto y arruinar una película, pon un arquitecto.
Por supuesto tiene premios. Y para más señas es del 2009.
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Esta no podía fallar... Otra vez las dos palabras en una misma frase: "comedia romántica" e "inteligente", y por si fuera poco, original. Ahhh. Ahhh, creo que lo peor del cine no es el cine, sino la crítica...
Cierto que en esta película se toca un tema universal e interesante, y que además lo hemos visto muy cerca (ji ji ji): chico se enamora de chica y salen juntos durante un buen tiempo, pero ella nunca está convencida por lo que, en cuanto siente el tilín por otro, adiós muy buenas. Cosas de ese destino filosófico, dicen, en el que se cree y se descree según nos va. Añadamos que tiene factura de buen cine y que la música (indie) no falla (si en aquella de antes del verano eran los Shins, en ésta los Smiths y Belle and Sebastian). Y como la historia es muy simple y por tanto, aburrida, el director se entretiene en saltar adelante y hacia atrás todo el rato pasando del día 1 al 323, luego al 24, luego 215, luego al 7, y así sucesivamente. ¿Pues sabes qué? que aún con todos esos entretenimientos, los 90 minutos reglamentarios (como un partidito de fútbol pero sin descanso intermedio) se te hacen largos.
La protagonista se llama Zooey Deschanel y el director Marc Webb. Y ya lo siento pero no hacen esa pareja ideal que decía Truffaut. La niña acaba por parecer tonta. Y de paso, el niño, que parecía majo, también. Por cierto, es...¡arquitecto! aaaaaahhhhhhhhhhhh. Moraleja: si quieres un protagonista tonto y arruinar una película, pon un arquitecto.
Por supuesto tiene premios. Y para más señas es del 2009.
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La volvemos a ver el domingo 4 de noviembre del 2018. Temíamos que ya la hubiéramos visto pero lo cierto es que apenas nos acordábamos de nada. La cara de Zooey me sonaba pero no me importó disfrutar de su atractivo en la primera media hora de la peli. Rosalía reconoció que la habíamos visto cuando en la última escena salió el edificio histórico aquel de los ascensores del centro de Los Angeles. Por lo demás no cambio ni una coma del comentario de 2011.