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Una sorprendente noticia encontrada en el interior del ABC de hoy, 3 de octubre del 2010, vuelve a activar mis mecanismos de TIRAR DEL HILO, ATAR CABOS o IR AL BAUL DE LOS RECUERDOS para hacer otro sPyP. Desde Berlín informa un periodista que hoy mismo ha finalizado al fin (y valga la redundancia)la Primera Guerra Mundial, es decir, que hoy Alemania paga a Francia y Bélgica (o debería pagar, porque siendo domingo no creo que los bancos centrales hagan transferencias) el último plazo de los costes que el Tratado de Versalles impuso a los perdedores. La noticia me transporta directamente al martes 31 de julio del 2001, en que visité (en la mejor de las compañías, como casi siempre) el famoso "Claro del Armisticio" de Compiègne. Foto de arriba.
Como es sabido (y por eso lo visitamos con emoción) allí se firmó el 11 de noviembre de 1918 el armisticio que ponía fin a la terrible carnicería de la Primera Guerra Mundial, o con titular de Jünger, a aquella Tempestad de Acero que cambió la percepción del mundo. Esta es la famosa foto de la delegación francesa, con el Mariscal Foch (segundo por la derecha) como principal protagonista.
Yo siempre había recordado este momento histórico por un imaginario cuadro del interior en el que me había llamado la atención la presencia de las sillas Thonet. (y en el que ahora me llama la atención que el pintor adelgazase tanto a Foch, situado, igualmente, el segundo por la derecha)
También he encontrado una magnífica foto de los dos trenes, el alemán y el francés hecha aquel 11 de noviembre de 1918 desde el exterior del claro:
Pero como también es sabido, en ese feliz día se abrió otra larga historia no menos aciaga, cruenta y tempestuosa que, y eso no lo sabía, acaba hoy. Tras el Armisticio vino el Tratado de Versalles de 1919 y el sucesivo Tratado del Bosque de Bolonia en los que se obligaba a pagar a Alemania tales cantidades de dinero en concepto de reparación de daños ocasionados por la guerra, que la consiguiente ruina alemana se saldó con el ascenso al poder de los nazis, la negación a pagar la deuda por parte de estos y la Segunda Guerra Mundial.
El fulgurante comienzo de ésta con el paseo militar hasta París llevó a Hitler de nuevo al claro del armisticio para devolver la humillación a los franceses. Y allí se encontró con una hermosa explanada conmemorativa y bien pavimentada, el vagón del armisticio (restaurado por un filántropo americano) y una estatua conmemorativa del Mariscal Foch. La secuencia de imágenes que he podido encontrar por la red de aquella visita, nos permite asistir a aquellos días junio de 1940 de un modo privilegiado:
Y por lo que vemos, esta vez sí que tenemos foto del interior del vagón.
Acabada la visita, el Führer hizo arrasar todo el lugar respetando únicamente la estatua del Mariscal,
y se llevó el vagón a Berlín, colocándolo en la puerta de Brandeburgo como trofeo de guerra y curiosidad histórica:
Poco antes de que las tropas aliadas entraran en Berlín, las SS se encargaron de volar el famoso vagón, por lo que... lo que mal-se-ve actualmente oculto en un feo pabellón del claro del Armisticio reconstruido, no es el vagón original, como nosotros creíamos, sino una réplica.
Me alegra saberlo porque el día en que visitamos tan señalado lugar, el pabellón estaba cerrado y sólo pudimos mal ver el dichoso vagón a través de las ventanas.
El punto clave de la visita fue la vía (también falsa, claro está) y el lugar donde estuvieron los vagones. Entre la posición de uno y otro me desagradó leer una gran placa que según mis anotaciones de ese día decía: "AQUI SE ACABO LA CRIMINAL ORGIA DEL IMPERIO ALEMAN VENCIDOS POR LA LUCHA DE LOS PUEBLOS LIBRES". Si eso lo escribieron en la segunda construcción del lugar, es decir, después de la Segunda Guerra Mundial, me sonaba a poco juicioso. Pero no. Según he podido saber esa placa reproduce la que se puso para conmemorar el final de la Primera, y de la que, por supuesto, Hitler no dejó ni rastro. De todos modos, según una web consultada, la inscripción original decía otra cosa: “Aquí, el 11 de noviembre de 1918, el orgullo criminal del Imperio Alemán fue derrotado, extinguido por los pueblos libres que pretendía esclavizar" (texto que encajaría más con el final de la SGM que con la Primera).
Sea como fuere, el caso es que en 1953 (y vuelvo a la noticia del ABC que me ha dado pie a tanto tirar del hilo), cuando la reconstrucción de la Alemania Occidental con el Plan Marshall ya estaba en marcha, se firmó en Londres un acuerdo para que Alemania volviera a pagar (bastante reducida) la famosa deuda que llevó a Hitler al poder y al mundo al borde de la hecatombe. A la potente Alemania de la postguerra y a la finalmente unificada hace justamente 20 años, esa deuda parece no haberle importado mucho (yo no había oído nunca hablar de ella) y el último vencimiento de gastos de reparaciones e intereses era el de hoy, y ha ascendido a la cantidad de 69,9 millones de euros. Una minucia, supongo.
Mientras tanto, el mariscal Foch, sigue impertérrito en su claro de Compiègne y yo doy por finalizada nuestra visita.
Una sorprendente noticia encontrada en el interior del ABC de hoy, 3 de octubre del 2010, vuelve a activar mis mecanismos de TIRAR DEL HILO, ATAR CABOS o IR AL BAUL DE LOS RECUERDOS para hacer otro sPyP. Desde Berlín informa un periodista que hoy mismo ha finalizado al fin (y valga la redundancia)la Primera Guerra Mundial, es decir, que hoy Alemania paga a Francia y Bélgica (o debería pagar, porque siendo domingo no creo que los bancos centrales hagan transferencias) el último plazo de los costes que el Tratado de Versalles impuso a los perdedores. La noticia me transporta directamente al martes 31 de julio del 2001, en que visité (en la mejor de las compañías, como casi siempre) el famoso "Claro del Armisticio" de Compiègne. Foto de arriba.
Como es sabido (y por eso lo visitamos con emoción) allí se firmó el 11 de noviembre de 1918 el armisticio que ponía fin a la terrible carnicería de la Primera Guerra Mundial, o con titular de Jünger, a aquella Tempestad de Acero que cambió la percepción del mundo. Esta es la famosa foto de la delegación francesa, con el Mariscal Foch (segundo por la derecha) como principal protagonista.
Yo siempre había recordado este momento histórico por un imaginario cuadro del interior en el que me había llamado la atención la presencia de las sillas Thonet. (y en el que ahora me llama la atención que el pintor adelgazase tanto a Foch, situado, igualmente, el segundo por la derecha)
También he encontrado una magnífica foto de los dos trenes, el alemán y el francés hecha aquel 11 de noviembre de 1918 desde el exterior del claro:
Pero como también es sabido, en ese feliz día se abrió otra larga historia no menos aciaga, cruenta y tempestuosa que, y eso no lo sabía, acaba hoy. Tras el Armisticio vino el Tratado de Versalles de 1919 y el sucesivo Tratado del Bosque de Bolonia en los que se obligaba a pagar a Alemania tales cantidades de dinero en concepto de reparación de daños ocasionados por la guerra, que la consiguiente ruina alemana se saldó con el ascenso al poder de los nazis, la negación a pagar la deuda por parte de estos y la Segunda Guerra Mundial.
El fulgurante comienzo de ésta con el paseo militar hasta París llevó a Hitler de nuevo al claro del armisticio para devolver la humillación a los franceses. Y allí se encontró con una hermosa explanada conmemorativa y bien pavimentada, el vagón del armisticio (restaurado por un filántropo americano) y una estatua conmemorativa del Mariscal Foch. La secuencia de imágenes que he podido encontrar por la red de aquella visita, nos permite asistir a aquellos días junio de 1940 de un modo privilegiado:
Y por lo que vemos, esta vez sí que tenemos foto del interior del vagón.
Acabada la visita, el Führer hizo arrasar todo el lugar respetando únicamente la estatua del Mariscal,
y se llevó el vagón a Berlín, colocándolo en la puerta de Brandeburgo como trofeo de guerra y curiosidad histórica:
Poco antes de que las tropas aliadas entraran en Berlín, las SS se encargaron de volar el famoso vagón, por lo que... lo que mal-se-ve actualmente oculto en un feo pabellón del claro del Armisticio reconstruido, no es el vagón original, como nosotros creíamos, sino una réplica.
Me alegra saberlo porque el día en que visitamos tan señalado lugar, el pabellón estaba cerrado y sólo pudimos mal ver el dichoso vagón a través de las ventanas.
El punto clave de la visita fue la vía (también falsa, claro está) y el lugar donde estuvieron los vagones. Entre la posición de uno y otro me desagradó leer una gran placa que según mis anotaciones de ese día decía: "AQUI SE ACABO LA CRIMINAL ORGIA DEL IMPERIO ALEMAN VENCIDOS POR LA LUCHA DE LOS PUEBLOS LIBRES". Si eso lo escribieron en la segunda construcción del lugar, es decir, después de la Segunda Guerra Mundial, me sonaba a poco juicioso. Pero no. Según he podido saber esa placa reproduce la que se puso para conmemorar el final de la Primera, y de la que, por supuesto, Hitler no dejó ni rastro. De todos modos, según una web consultada, la inscripción original decía otra cosa: “Aquí, el 11 de noviembre de 1918, el orgullo criminal del Imperio Alemán fue derrotado, extinguido por los pueblos libres que pretendía esclavizar" (texto que encajaría más con el final de la SGM que con la Primera).
Sea como fuere, el caso es que en 1953 (y vuelvo a la noticia del ABC que me ha dado pie a tanto tirar del hilo), cuando la reconstrucción de la Alemania Occidental con el Plan Marshall ya estaba en marcha, se firmó en Londres un acuerdo para que Alemania volviera a pagar (bastante reducida) la famosa deuda que llevó a Hitler al poder y al mundo al borde de la hecatombe. A la potente Alemania de la postguerra y a la finalmente unificada hace justamente 20 años, esa deuda parece no haberle importado mucho (yo no había oído nunca hablar de ella) y el último vencimiento de gastos de reparaciones e intereses era el de hoy, y ha ascendido a la cantidad de 69,9 millones de euros. Una minucia, supongo.
Mientras tanto, el mariscal Foch, sigue impertérrito en su claro de Compiègne y yo doy por finalizada nuestra visita.