jueves, 9 de enero de 2025

PENSAMIENTO Y LUGAR

por Juan Diez del Corral Lozano

septiembre de 1997

 

La Rioja no es un buen sitio para pensar. Aceptado el tópico de que el pensamiento emerge de la melancolía y la soledad, una tierra alegre y variopinta no parece ser un buen soporte para la reflexión. No hay lluvia persistente, ni páramos infinitos, y tampoco aglomeraciones urbanas en las que abunde el anonimato. Aquí las distancias son cortas, los paisajes variados, la climatología cambiante y los ciudadanos, vecinos.

 

La Rioja es un lugar para vivir y no para pensar, porque el vino, el chiquiteo, el encuentro casual, o las merendolas frecuentes, fragmentan de continuo un pensamiento sostenido o una mirada al infinito.

 

Por empezar por algún lado podría decirse que para un estudiante de bachiller en La Rioja, el pensamiento está representado por sus profesores de filosofía. Yo tuve dos, -allá por los años sesenta-, y los dos eran curas. El primero de ellos tenía fijación por Aristóteles y el segundo por Kant; pero en ambos casos me parecían más bien filiaciones semejantes a las que se pueden tener por un equipo de fútbol. Gustavo Bueno, el pensador más famoso que ha dado esta región en la última mitad del siglo, suele venir de vez en cuando desde Oviedo para dar alguna conferencia sobre la filosofía y Dios para vengarse de aquellos curas y fustigar a sus sucesores.

 

Tampoco es esta una tierra de ingenio y aventura, esas otras dos portezuelas del pensamiento. Ha habido en los dos últimos siglos algún que otro importante botánico, matemático, y un extraordinario creador de puentes, -Fernández Casado-, pero sus carreras y sus éxitos están ligados al exilio de su tierra. La provincia ha sido en España un ente adormecido por la envidia, la curia, la espada, la burocracia o el estómago, y La Rioja ha sido siempre provincia, y es de temer que aún le costará mucho dejar de serlo. 

 

Pero en general, la universalidad del pensamiento poco o nada ha tenido que ver con la particularidad de un lugar, y menos en este país. El pensamiento es una brújula buscadora de sentido, y en las gentes vinculadas a un lugar, como decía Santayana sobre Avila, la vida tiene en la costumbre un norte inamovible. A priori se diría que pensamiento y lugar son términos antagónicos (polos que se repelen): una buena muestra de ello es, por ejemplo, el ingente material de estudios producidos sobre los temas locales. A similitud de otras instituciones culturales provincianas, el Instituto de Estudios Riojanos tiene en La Rioja una larga y meritoria lista de trabajos dedicados al léxico, el arte, la historia, la geografía, la economía, la sociología, el folklore, la paleontología, y qué sé yo qué otras áreas del conocimiento humano, en los que escasea de forma notoria el ejercicio crítico o la simple reflexión sobre el fenómeno estudiado. Además de los libros que edita, el Instituto de Estudios Riojanos tiene un par de revistas periódicas, Berceo y Zubía, dedicadas a temas generales y científicos, cuyos contenidos tienen que ver más con la acumulación de méritos académicos de sus autores que con el pensamiento o la divulgación.

 

La irrupción de la Universidad de la Rioja en el panorama cultural riojano hizo concebir esperanzas de que la situación cambiase y que desde tan alta institución se alumbrasen focos de pensamiento que animasen el debate. Pero sus dos publicaciones señeras, Los Cuadernos de Investigación de Geografía e Historia y Los Cuadernos de Filología, heredadas de cuando la institución era Colegio Universitario, mantienen un sesgo cercano a las comentadas anteriormente, si bien la segunda siempre hace concebir esperanzas de que lo publicado no sea siempre por la mera acumulación de puntos para los ascensos en el escalafón.

 

Hecha la transición política, dió la sensación de que las provincias podían emerger de su letargo y que el ejercicio de cierto pensamiento era posible. Surgieron en los años ochenta algunas revistas, bien independientes o bien subvencionadas por la naciente Consejería de Cultura o por el Ayuntamiento democrático -Braván, Logroño ciudad, Calle Mayor-, que aglutinaron a cierta gente con inquietudes intelectuales o artísticas. Y hasta una Galería de Arte comercial, Berruet, llegó a editar  un periódico de arte llamado El Catálogo, donde algunos intentaban el ejercicio de la Estética. Pero tal y como vinieron, desaparecieron, dejando un escaso rastro de no más de una docena de unos números más cargados de ilusión que de ideas.

 

El diario local, -La Rioja-, también aglutinó en aquellos años a un buen grupo de críticos de cine, literatura, o arte, a través de un suplemento denominado La Ventana Cultural que no duró más de un lustro. Las Cartas al Director o la Tribuna de Opinión eran los lugares donde se podía ver algún articulillo con crítica o ideas, si bien el entonces director era tan celoso de su gramática que acostumbraba a meter la mano en los artículos de los bienintencionados que los remitíamos, dejándolos a veces irreconocibles. Un diario complementario a aquel, pero de distinta dirección, -La Rioja del Lunes-, se animó a hacer algún editorial y a publicar artículos sin recortes, lo que era merecedor de mucho agradecimiento.

 

La década de los noventa, hasta la fecha, ha traído en La Rioja años mucho más tristes en cuanto a expresión de ideas, debate o pensamiento. Las revistas académicas siguen como siempre y cada vez hay menos esperanza de encontrar una perla en los Cuadernos de Filología; de las revistas subvencionadas se ha pasado a los fanzines y de los suplementos culturales a los suplementos “pop”, “juveniles”, o lo que sea ese cuadernillo moderno tipo Las tentaciones  del periódico La Rioja. La Tribuna del periódico local se hace más abierta con el nuevo director, pero a excepción de tres o cuatro profesores universitarios que escriben esporádicamente, está casi siempre copada por los Sindicatos y los Partidos Políticos. A cambio de esta apertura, han desaparecido los pocos columnistas de un viejo periodismo de corte literario que aún quedaban dando lustre a sus páginas. A finales del año pasado, el diario La Rioja presentó a la ciudad el fichaje de un plantel de críticos en arte, música, teatro, cine o literatura, más atentos sin embargo, a cubrir la actualidad del mundo de la farándula, del espectáculo o del acontecimiento que a ofrecer visiones panorámicas. En las cabeceras de comarca, por contra, aparecen unos periódicos comerciales, en los que algún ilusionado pensador coloca algún artículo con la misma reivindicación logroñesa de la década anterior, esto es, que la reflexión es posible incluso en el ámbito más local de Haro, Nájera o Calahorra.

 

En los Boletines de los Colegios Oficiales profesionales se puede también encontrar de vez en cuando algún destello de eso que llevamos encima de los hombros. Fernando Saez Aldana y sus colaboradores del Boletín del Colegio de Médicos avanzan de vez en cuando alguna idea sobre la salud, algo más allá de su problemática gremial; y en ELhALL, el boletín de los arquitectos, puede encontrarse con suerte el proceso reflexivo de una obra de arquitectura, la trayectoria de un arquitecto, o la visión externa de algún ciudadano no arquitecto sobre un trozo de ciudad. De los abogados no sé si existe algo más que unas sentencias, que por centrarse en casos concretos o por expresarse en una jerga indigerible, poco o nada contribuyen a la reflexión ética. Por otra parte, la producción legislativa de la Comunidad Autónoma es mínima, y dudo que se pudiese reconstruir una mínima “Política” con las “Exposiciones de motivos” de las leyes redactadas. El Consejero PP de Administraciones Públicas Sr. Arenilla ha manifestado recientemente en la prensa que para hacer leyes hay que pensar y que como le es muy difícil justificar el pago a pensadores lo mejor es encargar fuera nuestras leyes autonómicas (!). Sobran comentarios. Mientras tanto, los restos de la izquierda que perdió el poder o se desgajó por enésima vez de sus camaradas, ha puesto en marcha una revista político cultural llamada “enCONTRASTE”, que probablemente naufragará si sus colaboradores insisten en repensar (o repetir) la doctrina en vez de ponerse a  “pensar sobre el lugar”.

 

Significa todo ello que, a quien quiera interesarse por algún pensador actual riojano, lo propio es no darle nombre u obra alguna, porque es la recíproca la que procede, esto es, que quien en La Rioja está interesado en pensar, lo que hace es buscar contactos, artículos o libros en el exterior, abandonando un poco la calle, los amigos y hasta el trabajo. Dicho en términos de mercado, que es lo que realmente se lleva, aquí hay más consumidores (y pocos) que productores de ideas. 

 

Lo que no quiere decir que no pueda y deba existir un pensamiento sobre el lugar, e incluso un pensamiento del lugar. La imposibilidad de un sistema, la crisis de las ideologías, la pérdida de la fé en los universales o la propia reconversión de la espiritualidad en una forma más de pensamiento (Trías), tienden a situar, -es una opinión-, a la filosofía en términos más perentorios, y más cercanos a la condición humana. Una condición que se volverá lugareña inexorablemente, cuando pongamos límites a nuestra movilidad, a nuestra fragmentación informativa o a nuestras ganas de comernos el mundo consumiendo pensamiento en vez de ejerciéndolo.

 

Es posible que dentro de un tiempo, como ya ocurrió en Alemania, o como desde hace poco ocurre en Italia, las ciudades pequeñas o medianas puedan ser focos de las mejores ideas y pensadores, sin dejar por ello de ser lugares donde pueda vivirse una existencia más amable y menos fatigada que en la metrópoli. En esa esperanza estamos.

viernes, 2 de agosto de 2024

Apuntes personales de una reciente visita al Cáceres Monumental

 

CÁCERES MONUMENTAL



Un análisis general de los elementos urbanos más importantes de la ciudad de Cáceres puede verse en la parte final de post geográfico que dediqué a la provincia. Enlace aquí. El 2 de mayo hicimos una visita a su "centro histórico" y obviamente nos quedamos impresionados de la cantidad de palacios, iglesias, restos de muralla y empaque general de la parte más antigua de la ciudad, pero... también nos llevamos cierta decepción con la plaza y con su ambientillo preeminentemente turístico. En una oficina de turismo por la que pasamos nos dieron el planito que he puesto aquí de cabecera y creo que en su título está contenida la deriva urbana del centro de Cáceres: los monumentos hacen ciudad, pero cuando una ciudad se convierte en "monumental" deja de tener vida propia como ciudad para convertirse en "objeto de museo" y de visita turística. 

en la oficina había una maqueta muy maja del abigarrado conjunto de edificios monumentales

pero ya no hay que hacer tanto esfuerzo; con google earth 3d se ve lo mismo

y desde cualquier ángulo o distancia

pero la temperatura del enfermo solo se pude medir caminando y mirando antentamente

y en cuanto entras a la plaza te das cuenta de estar en un feo paramal

tenía yo el recuerdo de algo má vivo cuando pasé por ella en moto haciendo la ruta de la plata; fue en el 2005; paseando por la nueva urbanización vi una placa que decía haberse realizado en el 2011... 

la modernidad de los detalles...

...y el tic de una escalera en acero corten no podían faltar

hasta que no pasas bajo este arco de compleja relación entre la geometría y la sillería, no te sientes a gusto; sin duda es uno de los hitos de la visita

la concatedral tenía acceso libre

lo más llamativo era su potente enlosado

lo que llamaba la atención eran las casas y espacios de alrededor de la catedral y... esas dos puntitas que aparecen por allí arriba que veremos enseguida

casas con nobles entradas

con torres

con grandes escudos y remates de cubierta (reconvertida en museo...)

Enmarcada entre dos torres revocadas y elevada sobre una escalinata tipo imperial aparece una de las piezas más sorprendentes del casco histórico: la iglesia de los jesuitas

fachada de los jesuitas vista desde un callejón lateral

¡hombre! este chirlo quería ver yo: la obra modenna de Tuñón y Mansilla tan publicada por la publicidad de los arquitectos; adaptación de lo que fuera a hotel en composición abstracta mediante el recurso de los huecos ciegos con piedra.

ventanas de la vergüenza

otra iglesia

otro palacio con una torre elevadísima

explorada la parte sur volvemos al arco para callejear por la NE del mismo

y más grandes palacios llenos de historia y... de reclamos "culturales" contemporáneos

torres, pasadizos, balcones y, a la derecha, una "intervención" moderna que mejor no mirar

por uno de los callejones, se ve hacia el SE, el cerro del Santuario de Nuestra Señora de La MOntaña

cuando salimos del cogollito de los palacios y pasamos por calles secundarias próximas a la muralla, el look turístico monumental desaparece y se ven entonces las costuras de la vieja ciudad de arquitectura popular que está esperando su turno para una transformación que seguramente no llegará.

queda algún balcón, algún arco en la muralla,...

....alguna gran puerta perdida por ahí...

...o algún torreón de la muralla, pero poco más.

Todo el mundo que ve Cáceres queda encantado de su belleza o de su empaque. Pero sin entender el entramado de las familias que lo construyeron y el tejido religioso que cuajó semejante conjunto "monumental" uno se queda como a medias, viendo, sobre todo, la reconversión de usos de palacios y posiblemente también de conventos (creo que en el edificio de los jesuitas estaba dedicado a Conservatorio de Música o algo parecido...), y que de esas dos urdimbres de sociedad civil y religiosa no quedan más que los muros o cáscaras que crearon a lo largo de los siglos amén.   

lunes, 15 de julio de 2024

VISITA A LAS HURDES (de mi blog de apuntes y anotaciones personales)

 

VISITA A LAS HURDES, 4 de mayo del 2024

 


Lo nuestro en las Hurdes no fue "un viaje" sino más bien "una visita" para... saldar una vieja deuda. El viaje venía de mucho tiempo atrás, de cuando vi por primera vez y de forma semiclandestina (años setenta) el famoso documental de Buñuel "Las Hurdes, Tierra sin Pan". A diferencia del morbo que gereralmente provoca, a mí nunca me ha interesado la pobreza, ni el atraso, ni la barbarie. Y mucho menos la denuncia política interesada de todo ello, como la del documental de Buñuel, quien no duda en apañar las imágenes para que la "película" tenga el gancho sensacionalista que anuncian los nuevos tiempos. Un afortunado intercambio de casa a comienzos de mayo del 2024 nos colocó en Hernán-Pérez, pueblecillo a mitad de camino entre la Sierra de Gata y las Hurdes, por lo que era inexcusable dar una vuelta por ambos sitios. 

El 4 de mayo teníamos previsto haber ido a la Garganta de los Infiernos en el valle del Jerte, pero una indisposición intestinal mía nos obligó a hacer algo menos movido y elegimos dar una vuelta por las Hurdes con la furgo. 

El paso por los pueblos de las Hurdes bajas (Pinofranqueado, Caminomorisco, etc) ya nos puso sobreaviso del "nivel Ribafrecha" de la arquitectura popular reciente, amén de la barbarie de tener que botar una y otra vez con los bultos de la carretera cada vez que pasabas por un pueblo. No teníamos ningún plan preconcebido (solo nos sonaban los pueblos del documental de Buñuel que había vuelto a ver poco antes del viaje general del intercambio) así que cuando a la entrada de Nuñomoral vi en una señal de tráfico que solo eran 3kms lo que había a Aceitunilla (el primer pueblo que sale en el documental de Buñuel después del acercamiento por la Alberca y las Batuecas) di un volantazo y por una carretera bastante aceptable nos plantamos en el parking de la foto de arriba. De entrada, parecía un pueblo más de los que habíamos pasado por el camino. Misma fea arquitectura popular moderna. 

El elemental porche y la rotulación del CONSULTORIO MÉDICO fue motivo de nuestra segunda foto: "esta me la llevo para mi instagram" dijo Rosalía. En un documental de rtve de los años 80 ,bastante malo, por cierto, se puede ver que esta entrada al consultorio médico es exactamente la misma que entonces.

Curiosamente, el edificio que está detrás del dspensario médico, las Escuelas, ya estabaa contruido en 1933 según se deduce de esta captura de pantalla del documental de Buñuel

Siguiendo por la calle principal arriba pasamos junto a dos jóvenes con aspecto de macarras que estaban tan atentos a sus videojuegos y tan pagados de su falta de educación que ni levantaron la vista de los mismos. 

Cuando la calle arriba abrió sus vistas al barranco pudimos ver allí al fondo a la izquierda las pequeñísimas casas tradicionales de las Hurdes que "todas juntas sobre la ladera formaban como un caparazón de un gran tortuga" -que decían Maurice Legendre y Unamuno y luego repetiría el documental de Buñuel.

hice esta otra foto con zoom, dejando claro que lo que allí buscaba...

...eran los restos de la imagen antigua de Aceitunilla o de esta imagen de Martínlandrán, el segundo pueblo que aparece en el documental

¿Hasta cuándo se pudo ver esta arquitectura tan primitiva en todo su esplendor? me pregunto ahora.

Un repaso por los viajes "míticos" de personajes famosos a las Hurdes me lleva a esta foto de finales de los años 50 de Oriol Maspons publicada en el libro CAMINANDO POR LAS HURDES de Amando López Salinas y Antonio Ferres. 

Y a esta otra, que parece ser del mismo pueblo, LA FRAGOSA, tomada por Eduardo Saenz de Varona en 1967 y publicada en su blog  en mayo del 22

La calle arriba de Aceitunilla se estrechaba y el recuerdo, entonces, se iba hacia las imágenes de los niños bebiendo agua del arroyito que bajaba por las calles cuando llovía

esta misma podría ser

o ésta

o cualquier otra del laberinto de callejuelas que había en la cabecera del pueblo

subimos hasta las últimas casas, donde un tipo en batín azul fumando un cigarro que parecía haberse levantado de la cama a las doce del mediodía, nos dijo amablemente que si seguíamos hacia delante nos íbamos al monte

se podía aún hacer fotos bonitas, que evocasen aquella arquitectura homogénea que definía todo un modo de vivir y habitar aquella tierra...

...


...pero ese no es mi "estilo" de reportero

lo que fotografío y lo que cuento siempre es el desasosiego que me producen la arquitectura y la construcción popular de nuestros días,   

la ruina del pasado y la falta de continuidad con el presente

las diferencias de escala

el descuido actual de la unidad entre las casas y las calles

el olvido de la topografía y la degeneración de la arquitectura primitiva hacia el chabolismo

aunque en mi estilo también cabe el aprecio por unas rosas y una calle limpia en medio del caos de formas

con.... texturas de forropiedra...¡lo que faltaba!

nos quisimos asomar al interior de las últimas casas en ruina

para ver su pequeñez, sus techos de pizarra sobre pobres entramados de madera, la ausencia de cualquier utensilio y hasta de aquella chimenea que denunciaba el documental de Buñuel

vimos el pueblo desde el sendero que lleva al monte

y fuimos mirando también la ruina de sus antiguos huertos y bancales donde vemos ahora hasta una piscina privada (!). Con el monte, sin animales, reforestado por el ICONA y aquí, en concreto, salvado del fuego que tantas hectáreas se lleva cada año por delante. 

solo nos faltaba de ver la iglesia, obra moderna también, a juego con la nueva arquitectura

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paseando por Aceitunilla se nos echó el mediodía encima y subimos a comer (y celebrar el cumpleaños de Teresa) a Casares de las Hurdes, Bar Restaurante Montesol

donde degustaron (yo apenas comí) una original ensalada hurdana de naranja, limón y jamón (!)

De Casares me bajé de recuerdo la panadería que estaba enfrente del Restaurante, una foto que bien podría llevar por título: Las Hurdes, Tierra con Pan (más vale pan que arquitectura).

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El cielo se cubrió y de Casares fuimos hasta El Gasco por Mantinlandrán y La Fragosa sin parar en ninguna de estas poblaciones en las que nos llamó la atención lo altas que estaban respecto del río. 

En El Gasco dimos un pequeño paseo hasta el Chorro de la Meancera que ha quedado contado en el blog APD 4my24

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Antes de viaje de Buñuel, hay dos viajes míticos a las Hurdes: el que realizó Miguel de Unamuno con Maurice Legendre en julio de 1913 y el que realizó el rey Alfonso XIII en junio de 1922 con Gregorio Marañón. Los detalles del viaje de Unamuno pueden leerse en este artículo de 20sp2023: MIGUEL DE UNAMINO EN LAS HURDES. El itinerario que en él se describe es impresionante: entran por Pinofranqueado y suben por el río Esperaban hasta las Erías. Pasan desde la aldea de El Horcajo hasta el Gasco por la ruta 24 del mapa que podemos descargar en la web todohurdes.com (que funciona como una carraca...) en la que a duras penas he podido dar con el pdf del mapa: aquí.


Desde El Gasco bajan por el Malvellido hasta Nuñomoral y suben por el río Hurdano hasta Asegur hasta alcanzar el Ladrillar y cambiar de valle. Bajan a Las Mestas y salen por las Batuecas a La Alberca. Eso es un "viaje" ¡en 1913! y lo demás es cuento. 

El de Alfonso XIII ha sido convertido en la ruta 26 de recorridos por las Hurdes. El documental filmado y las fotos son extraordinarios y pueden verse en el blog mencionado de Eduardo Saenz. Un viaje épico que acabó nada menos que con un baño en pelotas del rey en el río Los Angele (Marañón no se quitó el calzoncillo). 



Las noticias, datos o chismes del viaje de Buñuel a las Hurdes pueden leerse en este artículo de Cinemanía de la revista 20 minutos

El viaje de finales de los cincuenta de Amando López Salinas y Antonio Ferres que dio pie al libro CAMINANDO POR LAS HURDES voy a ir a buscarlo a la Biblioteca Pública. 

Hay webs como ALMAHURDES que traen de todo. Información hay ahora a patadas. Lo difícil es dar con una voz sensata, buena, inteligente, y... amena. En esa web encuentro uno de esos libros escritos por descendientes de las Hurdes que puede estar bien: ZACARÍAS, UN ARRIERO EN LAS HURDES, en el que cuenta la vida de su abuelo. 



En cuanto a rutas, las hay a patadas. Por seleccionar una pongo esta que desde hace dos años se celebra desde Casares de las Hurdes por la cabecera del río Hurdano y que parece tener senderos magníficos. Se llama RUTA MAJA ROBLEDO y tiene unos 14k y 600+

Entre la Fragosa y El Gasco, ya vimos desde el coche senderos por el río verdaderamente espectaculares. Arquitectura no queda ya apenas, pero si sobreviven los senderos no todo se habrá perdido. 

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Continúo mi viaje personal por las Hurdes yendo a la Biblioteca Pública de Logroño a pedir prestado el libro de Antonio Ferres y Armando López Salinas. Lo empiezo en la velada del 14 de mayo y lo acabo durante la mañana del 15. En la primera ojeada me decepcionaron las "ilustraciones": las fotos de Buñuel no son sino fotogramas de su película, y las de Oriol Maspons no están a la altura de su fama. La única foto que vale la pena es la que he puesto más arriba de Martinlandrán. En cuanto al texto, son como apuntes telegráficos de libreta. Frases cortas como de conversaciones entre extraños con un tono monocorde y seco que parece querer imitar al del entorno humano que trata de contar, aunque yo diría que más bien es deudor de la influencia o admiración por el documental de Buñuel. El itinerario, desde que entran por las Mestas, van a Vega de Coria, suben a Nuñomoral, etc. se puede seguir muy bien con el mapita que contiene al inicio o con google earth. La llegada a El Gasco, donde se pierden porque aún no estaba hecha la carretera es lo más novelesco. Y la subida a ver el Chorro de la Meancera ¡lo calcamos en nuestra visita!. No es el libro ameno y  humano que me hubiera gustado leer, pero que duda cabe que es una pieza esencial para cualquiera que quiera hacer un viaje a las Hurdes más ancho que el de sus propias impresiones. 

Item más:


Cuando pasamos por la carretera entre Martinlandrán y La Fragosa nos llamó la atención la señal de tráfico que hacía referencia a un lugar que no era ni el uno ni el otro pueblo: ¿qué era el Cottolengo?

En el libro de Antonio y Amador se hacen tres referencias superficiales al Cottolengo sin mayor extensión, lo que motivó que cuando acabé de leerlo me puse a investigar en la red. Pues bien, me vi entero el documental grabado en el 2011 por el Canal de Extremadura, a los sesenta años de su fundación, y es que si el de Buñuel te encogía el corazón, este otro te lo exprime hasta que acabas llorando como una magdalena. Impresionante documental también. 

Es evidente que en los grandes viajes o en los míticos relatos sobre las Hurdes se remueven las aguas profundas de los propios narradores, y que al final acaban todos por desnudarse como lo hiciera Alfonso XIII en el río de los Angeles. No valen las descripciones turísticas. Contemplar los últimos restos de vida en la prehistoria desde las comodidades y adelantos de nuestros días es algo que supera los buenos deseos de quienes tratan de contarlo, sea con las florituras literarias de Unamuno, con la saña de Buñuel, la sequedad de Antonio y Amador o la óptica celestial del vídeo del 2011.   

Viajar a las Hurdes no es cualquier cosa. Seguro que la superficialidad del turisteo acabará por ignorar u olvidar estos pocos grandes viajes y relatos que han conformado "mi viaje", pero al menos yo habré dejado aquí mi apunte.